viernes, julio 31, 2020

¿Cómo desarrollar el pensamiento crítico en alumnos de la Generación Z?

 “El pensamiento crítico no es una actividad espontánea. Primero se deben construir las ideas y ese es el mayor desafío”.

Los reportes especializados más recientes en innovación educativa resaltan la necesidad de desarrollar en mayor medida las competencias transversales de los estudiantes con el fin de lograr su eficiente incorporación laboral en un mundo cambiante y volátil. Así lo explicó la Dra. Patricia Caratozzolo en nuestro webinar del mes de marzo 2020.

En este webinar, Patricia nos compartió algunas sugerencias para desarrollar la creatividad y el pensamiento crítico en grupos mayoritariamente de la Generación Z (individuos menores de 24 años que se encuentran iniciando su preparación universitaria). También presentó los resultados de su trabajo de investigación que realizó en el Tec de Monterrey para atacar los siguientes problemas en los estudiantes de esta institución:

1.      La reducción del vocabulario activo de los estudiantes
2.      La inseguridad en la comunicación oral y escrita
3.      La dificultad para el desarrollo del pensamiento crítico

Para hacer frente a estas problemáticas, se identificaron las mejores actividades y dinámicas para promover la lectoescritura en los jóvenes, los mecanismos que permiten el desarrollo de la riqueza léxica, así como también se hizo una selección y evaluación de un plan de mejora de la competencia del pensamiento crítico.

“El pensamiento está hecho de palabras. Si los estudiantes manejan en su día a día tan solo 300 palabras, ese pensamiento será pobre y débil; si les pides una argumentación no podrán sostenerla”.

La mayoría de los docentes limita su enseñanza en el desarrollo de las competencias disciplinares de su materia, mientras que las competencias transversales como la flexibilidad cognitiva, la creatividad y el pensamiento crítico, suelen quedarse relegadas al criterio de cada escuela y de cada profesor. Esto representa un enorme riesgo, porque son muy pocos los docentes que tienen una preparación continua en técnicas didácticas de enseñanza-aprendizaje adaptadas a las generaciones actuales.

A continuación, les compartimos algunas características de los jóvenes de la generación Z de acuerdo con la investigadora Patricia Caratozzolo. Para conocer los resultados completos del estudio consulta el video de la sesión en cualquier momento.

Características de la Gen Z
·         Se entretienen con plataformas visuales pasivas (YouTube, Instagram)
·         Leen solo breves textos pre-digeridos
·         No ejercitan la concentración por periodos largos
·         Prefieren no realizar esfuerzos cognitivos
·         Las redes sociales estimulan solo relaciones virtuales
·         Escriben mensajes de texto cortos en WhatsApp
·         Expresan opiniones a través de memes y emojis

El desarrollo de las competencias transversales para los jóvenes de entre 15 y 25 años representa una dificultad especial debido a que, es el período en el cual se están preparando fuertemente en sus competencias disciplinares: primero, decidiendo qué carrera elegir durante la preparatoria, luego, descubriendo sus propias áreas de interés entre las materias de la currícula universitaria y finalmente, especializándose en diplomados y cursos de posgrado.

La doctora Caratozzolo considera que cada generación de estudiantes tiene sus características y sus diferencias en los procesos de aprendizaje, por lo cual los profesores deben estar preparados para utilizar diferentes enfoques dependiendo si estamos frente a un grupo perteneciente a la Generación Y (Millennials), Generación Z (post-millennials) o incluso a la nueva Generación T (táctil). Revive el webinar completo aquí.

La Dra. Patricia Caratozzolo (pcaratozzolo@tec.mx) es profesora e investigadora del Departamento de Mecatrónica de la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey campus Santa Fe. Es Líder de proyectos en Innovación Educativa y Senior Member de la IEEE (la mayor organización de ingenieros del mundo). Es miembro de IAS, PES, Women in Engineering Association y de la International Association for Continuing Engineering Education.




Fuente
Por Román Rubi


martes, julio 28, 2020

Conseguir una educación mundial de calidad tras la pandemia

La irrupción de la pandemia lo dejó en suspenso pues abrimos un espacio para acoger propuestas que ayudasen a los centros escolares a trabajar la naturaleza desde casa. Ya nada será como nunca.


Pero queremos repetir aquello que decíamos en los tres artículos anteriores de que la educación de calidad adorna la vida de esperanza, de compromiso, de universalidad y de futuro. Subrayábamos que el informe se estructura en torno a la valoración del acceso universal a la educación, la equidad, las variables referidas al aprendizaje en sí, la calidad de la educación apoyada también en la formación inicial y permanente del profesorado. Asuntos todos sobre los que hay que trabajar mucho en este momento, cuando la educación formal ha sufrido tanto.

Toca hablar de financiación; máxime ahora cuando los dineros destinados a hacer frente a la pandemia en todo el mundo dejan en incógnita las necesarias inversiones educativas. Cuando volvamos a las aulas hay que examinar si la educación de cualquier país –lo centramos en España y América porque desde allí se visita este blog- dispone de recursos económicos, traducidos en programas y profesorado. Leamos el informe. Empezamos mal: “Uno de cada cuatro países no cumple ninguno de los principales objetivos de referencia sobre financiación para los gobiernos esbozados en el Marco de Acción de Educación 2030”. Dice la UESCO que para empezar medianamente bien hay que dedicar al menos el 4 % del PIB a la educación. Claro que es difícil hacer lo que Suecia (7,7 %), Dinamarca (7,6) o Islandia (7,5) pero ahí tenemos a Costa Rica y Belice (7,4) y Bolivia (7,1). Preguntémonos cada uno, invitemos al alumnado, si hemos sentido durante estos años alguna carencia de recursos; hagamos una lectura comparada de países pues el informe proporciona suficientes datos (4,2 en España).

La pandemia debe hacernos cambiar aquellos contenidos estáticos de los que tanto hablamos normalmente en las aulas para acoger acontecimientos de alcance social, propios de una ecoescuela abierta, como puede ser otra de las contundencias del informe: “Las ambiciosas metas en materia de educación no se alcanzarán a tiempo sin recursos adicionales, especialmente en los países más rezagados”. Tomemos nota: de los aproximadamente 5 billones de USD que se destinan a educación al año en el mundo, solamente el 0,5 % se emplea en los países de ingresos más bajos mientras que más del 65 % se dedica a la educación de los de ingresos más altos. Esto se llama injustica global, es un motivo más para que aumente la explotación de los débiles en muchos países, para anular sus ilusiones colectivas, para que la emigración multidireccional se convierta en una espoleta social. Por eso, solo estos datos nos deben empujar a hacer las cosas de otra forma. Ahí vamos.

En septiembre o cuando sea, dialoguemos en clase, debatamos en los equipos pedagógicos si se puede hacer algo para mejorar la situación. Si logramos encontrarlo, hagámoslo llegar a sus autoridades educativas. Reclamemos sus respuestas. La escuela, como impulsora de la mejora colectiva, tiene que posicionarse en demanda de la justicia, al menos educativa. El marco de referencia de la Acción Educativa 2030 había señalado dos opciones presupuestarias dentro de las necesarias políticas: destinar a educación entre el 4 y el 6 % del PIB o al menos de un 15% a un 20% del gasto público total.

Otra alerta que debe despertarnos y hacer emerger las verdades ocultas: las ayudas a la educación están estancadas desde la crisis financiera de 2008. Tomemos de nuevo notas para el debate escolar y social: “La proporción de la ayuda total a la educación destinada a los países de bajos ingresos disminuyó del 25% en 2002 al 22% en 2016. Es más, durante el mismo período, a pesar de que el 35% de los niños sin escolarizar en edad de asistir a la escuela primaria se encontraba en los países más pobres, la proporción de la ayuda total a la educación básica dirigida a los países de bajos ingresos se redujo del 37% al 27%.” (Indicador 4.5.5. de los ODS). Cuando se habla de los mayores donantes, la UE y otros, hay que decir a qué se destinan sus ayudas; no es lo mismo que vayan dirigidas a universalizar una educación básica de calidad con profesorado bien formado, que se conviertan en becas para que estudiantes universitarios de países de bajos ingresos acudan a las universidades de altos. Un dato más: En muchos países de ingresos bajos y medianos, los hogares asumen entre un quinto y la mitad de todo el gasto en educación. Debatamos en nuestras ecoescuelas sociales abiertas sobre la esperanza educativa universal. Situemos este asunto vital en un lugar preferente de nuestra Web para animar a que toda la comunidad educativa opine.

La pandemia no ha hecho sino aumentar las desigualdades, dentro del mismo país y entre diferentes. Dejó sin clase a más de 1.300 millones de niños en todo el mundo, muchos sin la mínima ayuda escolar. Unesco calcula que el 40% en países de ingresos bajos y medio-bajos; a estos habría que añadir los perjudicados en países de ingresos medios-altos y altos. Si antes de la pandemia más de 250 millones de niños y niñas de entre 6-18 años (el 17% del total) estaban excluidos de la educación, si la proporción de quienes completan la secundaria estaba en 18 a 100 entre países con ingresos más bajos frente a los de altos, qué pasará ahora. Todo esto sin fijarnos en la inclusividad, de la cual ya hablamos en otra entrada del blog. Hace unos días conocimos el último informe GEM “Todos significa todos”. Asegura que se corre el riesgo de que la pandemia arrincone más todavía la inclusividad. Nos tememos que dentro de unos años hablaremos de los estragos educativos en la “generación covid”.

Nada sale gratis; las ilusiones tampoco. Pero si creemos de verdad que los ODS pueden mejorar el estado global del mundo habremos de proponer esperanzas y buscar soluciones imaginativas. Quizás cada uno desde nuestra escuela. Al menos hablemos de estas cosas con el alumnado, ayudémosles a forjar un pensamiento crítico, a rescatar el significado de la palabra compromiso, a saber mirar en el espejo de los otros. Cuando se reanuden las clases, hay que retomar el cuento –ilusión, relato, creencia, fantasía, ensayo- de los ODS. Apenas tiene escritas las primeras páginas, llenas de deseos; le han salido tachones por esto de la pandemia. Nos está esperando; escribamos en él. ¿Llegaremos a darle un final feliz?






Fuente
Por Carmelo Marcén Albero

domingo, julio 26, 2020

La sociedad de la información: un nuevo paradigma educativo

La Sociedad de la Información, Conocimiento y Aprendizaje designa una manera nueva de organización económico/social que se lleva a cabo en el seno de nuestra sociedad.


De esta forma, la Sociedad de la información genera una estructura social basada en el intercambio masivo de conocimiento, el cual, se transmite a través de las redes de comunicación que establecen las nuevas tecnologías digitales creando una sociedad global de la información en constante interacción.

De este modo, este tipo de sociedad del siglo XXI genera cambios profundos en la socialización de las personas, y en particular, afecta de una manera más notable a los niños y niñas, ya que ellos están en una etapa donde se construye las bases de la propia identidad personal. Por tanto, nos encontramos con personas jóvenes que generan sus personalidades de una manera dinámica y diferente a la de hace décadas. Las nuevas tecnologías, el intercambio de información y la globalidad de los procesos, son los principales causantes de estas transformaciones.

De esta manera, los cambios en la formación de la identidad de los sujetos afectan a su vez a las instituciones. El ámbito de la educación sería uno de los mayores afectados sobre los cambios explicados en los párrafos anteriores. Los niños/niñas y adolescentes generan gran parte de su identidad en el seno de la escuela/instituto y las nuevas dinámicas de la Sociedad de la Información, Conocimiento y Aprendizaje presentan cambios en el paradigma educativo que afecta a los procesos de construcción de la identidad de los más pequeños.

En primer lugar, uno de los cambios que destacaría como más significativo en la enseñanza es el nuevo paradigma tecnológico. La revolución digital de las últimas décadas ha propiciado un cambio en la manera y en la cantidad de información que se maneja. De esta forma, la interacción de las nuevas tecnologías con la escuela presenta retos para las instituciones estudiantiles. Existe la necesidad de formación de los docentes en el empleo de nuevas técnicas de enseñanza y, también, el deber de garantizar un acceso igualitario a ellas para todos los alumnos. En conclusión, nos encontramos con una nueva herramienta central de la enseñanza como son los dispositivos digitales e Internet, los cuales, generan simultáneamente nuevas oportunidades y nuevos retos.

En segundo lugar, me gustaría destacar la necesidad de entender cómo afecta a los niños de hoy en día el crecer, socializarse y construirse como sujetos en una sociedad con estas características. Debemos comprender que los modelos anteriores de conocimientos psicológicos y pedagógicos con niños y adolescentes van a tener que ser revisados, ya que la nueva Sociedad de la Información, Conocimiento y Aprendizaje también trae consigo nuevas pautas de comportamiento y maneras de relacionarse. Por tanto, la institución escolar debería estar preparada para entenderlas, detectarlas y responder a las problemáticas que puedan generar. Un ejemplo de estos nuevos retos sería el fenómeno del ciberacoso a través de las redes sociales u otras plataformas digitales, siendo un buen ejemplo de nuevos problemas que necesitarán nuevas actuaciones en este cambio de paradigma.

Por último, también me gustaría destacar el papel de la sociedad de la información como transformadora de la relación de intercambio de conocimientos alumnado/profesorado. La accesibilidad de la información a través de Internet y la variedad de formatos (escrito, audio, video…) en las que se puede acceder a ella genera que el profesorado ya no tenga una función de transmisión de la información como tal, sino que la comprensión y el sentido crítico cobran una gran valía en la interacción alumnado/profesorado. Por otro lado, debido a la socialización de los y las más pequeñas con las nuevas tecnologías, se puede dar en múltiples ocasiones que los propios alumnos tengan más conocimiento o estén mas actualizados en el uso de nuevas herramientas digitales. Esta situación produce un intercambio de saberes de carácter más horizontal que el modelo anterior, donde la transmisión de conocimiento era en su lógica general desde el profesorado hacia el alumnado.






Fuente de la Información: https://kaosenlared.net/la-sociedad-de-la-informacion-un-nuevo-paradigma-educativo-2/


viernes, julio 24, 2020

Revalorización de la labor del maestro en días de pandemia

“No soy un maestro, sino un despertador”. Robert Frost.


Hace pocos meses, y en medio de la pandemia que ya azotaba a nuestro país, me tocaba iniciar clases. Sentí un nerviosismo que me recordaba mis inicios en la docencia y también un poco de emoción mezclada con temor, por a la reacción de mis alumnos ante los cambios en el contenido y el formato de clases.

Era un nuevo comienzo para mí y, seguramente, para millones de profesores alrededor del mundo que, de la noche a la mañana, se vieron obligados a migrar hacia un formato totalmente online. Muy pocos tenían una experiencia previa en el entorno virtual y ninguna bajo las circunstancias de incertidumbre y crisis que nos ha tocado vivir en esta coyuntura.

En medio de la celebración  hace poco  de un Día del Maestro diferente, es un buen momento para reflexionar sobre la labor fundamental que desarrollan para la sociedad. En la peor etapa de la pandemia, los Estados han hecho grandes esfuerzos por mantener la continuidad de la educación en todos sus niveles, conscientes de que no podía parar, pero pocos han pensado en el esfuerzo que demanda para los maestros de escuela, institutos y universidades desenvolverse en un entorno virtual para el que no todos estaban listos.

“Aunque ya estamos dictando clases de forma virtual, no basta con cambiar de formato. También hay que transformar la pedagogía que utilizamos y hacer uso de otros recursos que nos permitan que esta nueva forma de dictar clases produzca un beneficio aún mayor en nuestros alumnos, incluso más que el de las clases presenciales.”

Transformación docente
Es cierto que la educación es un sector muy tradicional por naturaleza, cuyos formatos de clase presencial y charla magistral datan de tiempos inmemoriales. El profesor, como principal actor del proceso educativo, también había quedado relegado en este formato, y le ha dado la espalda a la tecnología. Hoy, debido a la COVID-19, lo que no habían logrado directivos académicos o consultores, se hizo realidad en pocas semanas, es decir, se logró una transformación digital en la educación y el profesor fue el centro de este cambio.

La principal resistencia en todo proceso de transformación radica en el factor humano. Sin embargo, en este caso excepcional, fueron los mismos profesores quienes optaron por adaptarse con rapidez a la tecnología, ante la imposibilidad de seguir impartiendo clases presenciales, pero, sobre todo, ante el temor de perder su trabajo si no lo hacían. La pandemia se ha convertido en un acelerador de esta transformación que hubiera tardado años en países como el Perú.

Nuevos retos
Aunque ya estamos dictando clases de forma virtual, no basta con cambiar de formato. También hay que transformar la pedagogía que utilizamos y hacer uso de otros recursos que nos permitan que esta nueva forma de dictar clases produzca un beneficio aún mayor en nuestros alumnos, incluso más que el de las clases presenciales.

Tenemos el reto de repensar el rol del docente (y del contenido de sus clases) a la luz de la tecnología, para hacerlo aún más significativo en la sociedad global e interconectada en la que vivimos, y así lograr una educación más democrática en su acceso a todos los peruanos.
 



NOTA: “Ni GRUPORPP ni sus directores, representantes o empleados serán responsables bajo ninguna circunstancia por las declaraciones, comentarios u opiniones vertidas en la presente columna, siendo el único responsable el autor de la misma”.





Fuente de la Información: https://rpp.pe/columnistas/oswaldomorales/revalorizacion-de-la-labor-del-maestro-en-dias-de-pandemia-noticia-1278609

miércoles, julio 22, 2020

Coronavirus y educación: las cinco lecciones que dejará la pandemia

En un encuentro organizado por la UCA, los especialistas Mercedes Miguel y Carlos Torrendell reflexionaron sobre qué cambios traerá el Covid-19 en los sistemas educativos


 “COVID y aprendizaje ¡bienvenido futuro!”. Ese fue el nombre del encuentro virtual que organizó la Universidad Católica Argentina (UCA) este martes por la tarde. El título sugerente disparó el debate sobre el día después: ¿qué pasará en las aulas cuando el Covid-19 quede en el pasado? Más aún, ¿cuánto de este cambio educativo abrupto que todavía transcurre en casi toda la región será materia prima para el futuro?

El encuentro, que duró poco más de una hora, congregó a más de 200 personas, procedentes de distintos países latinoamericanos y provincias argentinas, en Zoom. Los dos oradores fueron Mercedes Miguel, ex secretaria de innovación y calidad educativa del Ministerio de Educación de la Nación, y Carlos Torrendell, profesor de políticas educativas de la UCA. Por su parte, Susana Mitchell, directora del Laboratorio de Comunicación y Medios de la Facultad de Ciencias Sociales de la UCA, ofició de moderadora.

“No tengo ninguna duda de que el Covid, más allá de la tragedia, está lleno de oportunidades”, abrió Miguel. “Solamente las crisis nos hacen salir del lugar de conformidad. Los sistemas educativos, sobre todo, se afianzan mucho en la tradición, en un anclaje de acciones que se hacen de la misma manera hace 200 años. Es una gran oportunidad, al mismo tiempo que una gran preocupación”.

Aún hay 145 países en el mundo con sus escuelas cerradas. En total, un billón de estudiantes en todo el mundo sin poder concurrir a clases. El momento, inédito en la historia, dejará cinco lecciones aprendidas, de acuerdo a la mirada de la especialista.

1) “Se empezó a valor enormemente la profesión docente. Los padres se dieron cuenta de lo compleja que es la función que tienen los maestros. Los docentes, más allá de que muchos están saturados, también se han reencontrado con la pasión por lo que hacen”.

2) “Se transformó en evidente la importancia de la socialización para aprender. Somos animales sociales. Necesitamos de estar con un otro para que funcione el proceso educativo”.

3) “Es un mito que los sistemas educativos no cambian y que a los docentes no les gusta cambiar. Hemos cambiado en tres meses mucho más que en 10 años en términos de incorporación de tecnologías. Eso va a ser un insumo importantísimo para el día después”.

4) “La sociedad ya está siendo muy fragmentada entre los que están conectados y los que no están conectados. Hoy Internet es una variable de equidad social. Tener a nuestra población conectada va a ser una enorme inversión necesaria a mediano y largo plazo”.

5) “Los currículums desbordan de una hiperinflación de contenidos innecesarios. Hemos aprendido que estamos llenando de contenidos que no sirven para nada a los chicos. Eso lleva a una cultura de estudiar para aprobar en vez de estudiar para aprender”.

De acuerdo a Miguel, haber tenido “el diario del lunes” de lo que pasó en Europa también ayudó en el plano educativo. Ahora, los países europeos están reabriendo las escuelas, pero nada es como antes de la pandemia: concurren de manera escalonada, con distanciamiento social y protocolos sanitarios rigurosos.


“Esta crisis nos está haciendo mirar por el ojo de la cerradura y apreciar lo que se viene: aulas mucho más interactivas, en las que la teoría va a quedar en la casa o la computadora. El valor agregado de estar en la escuela va a ser muy diferente. ¿De verdad vamos a tener profesores que lean los textos que ya tienen a disposición los chicos?”, señaló.

Luego tomó la palabra Carlos Torrendell, quien planteó sus dudas respecto a los cambios que experimentará el sistema educativo post-pandemia. “La pandemia no creo que nos cambie automáticamente. Primero hay que ver cuánto dura. Para poder innovar uno necesariamente debe conocer su pasado. De ese modo, uno puede detectar que algo que pasó pudo haber sido de otra manera. Los cambios no se dan solo por elementos intrínsecos. Se necesita una teoría del cambio que permita desde múltiples ciencias comprender que no solo la pandemia como fenómeno intrínseco nos va a cambiar”.

El profesor amplió su idea: “Uno con la tecnología, como tenemos hoy, también puede seguir impartiendo educación tradicional. Si esa lógica continua, aprendimos a usar la tecnología en una dinámica sin innovación. El secreto del cambio pedagógico se va a dar solo si el cambio viene desde las culturas institucionales. Los cambios se nos pueden escapar muy fácil si las inercias institucionales continúan”.

Para Torrendell, el verdadero desafío es “volver menos enciclopédica la escuela moderna”. Para ello, el docente debe asumir un nuevo rol. Dejar de ser un “aplicador de currículums” para convertirse en “un diseñador de posibilidades de aprendizajes”.

“En los mejores sistemas educativos los docentes se apropian de los desafíos que tienen en la escuela y diseñan nuevas estrategias de aprendizaje. Para motivar y hacer partícipes a los estudiantes lo que hay que lograr es que estén entusiasmado formando parte. La pregunta es cómo yo recreo este currículum de tal manera que resulte significativo”, explicó.

Por último, el especialista reflexionó: “Para cambiar una práctica hay que cambiar la cultura en la cual la práctica está inmersa. Las prácticas no van a cambiar si no están inmersas en una cultura organizacional distinta. Los docentes no es que no quieren cambiar. En general, no pueden. Después de la pandemia sabremos si seguimos con lógicas del siglo XIX más allá de que incorporamos tecnologías del siglo XXI o si realmente implicó un cambio cultural”.



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lunes, julio 20, 2020

Recomendaciones para personal educativo ante Covid-19

Unicef destaca la importancia de implementar en las escuelas medidas generales de higiene, garantizando la disponibilidad de los recursos, para estudiantes, maestros y demás personal que labora en el recinto.



Ante la posibilidad de un proceso paulatino para reabrir las escuelas y otros centros de enseñanza en medio dela pandemia por la Covid-19, todo el personal que labora en estos recintos deben tener garantías de seguridad y precaución para evitar más contagios.

Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) es vital la puesta en práctica de medidas generales como lavarse obligatoriamente las manos con agua limpia y jabón, con un desinfectante de manos que contenga alcohol.

Además, limpiar diariamente las superficies de la escuela, proporcionar instalaciones de agua, saneamiento y gestión de residuos; así como promover el distanciamiento social, lo que incluye limitar la asistencia de grupos numerosos.

Seguridad en la escuela
Para proteger la institución, a los estudiantes, profesores y demás personal, Unicef recomienda cancelar cualquier evento o asamblea de la comunidad que suela tener lugar en esas instalaciones, mientras los encargados de la escuela deben hacer hincapié en la importancia de lavarse las manos y el saneamiento.
Además, deben emplear prácticas de distanciamiento social como escalonar las horas del comienzo y la finalización de la jornada escolar; cancelar eventos deportivos y otros que generen aglomeraciones; dejar un espacio mínimo de un metro entre los pupitres de los estudiantes; y evitar el contacto físico innecesario.

Promover la información
El organismo internacional destaca que cada administrador, maestro y personal de la escuela debe compartir toda la información disponible sobre cualquier novedad acerca de la situación de la pandemia, como las medidas de prevención o de control.
En cuanto a padres y cuidadores, deben avisar a la escuela y a las autoridades sanitarias si diagnostican la Covid-19 a un miembro de su familia. De igual forma, alientan a  utilizar los comités de madres, padres y maestros u otros mecanismos para promover la difusión de información.

Asistencia y políticas de la escuela
Según Unicef, cada centro educativo debe elaborar políticas flexibles de asistencia y licencias por enfermedad que animen a los estudiantes y al personal a quedarse en casa si se enferman o tienen que cuidar de un familiar enfermo.
Por tanto, no es recomendable emplear incentivos de asistencia perfecta, a la vez que se deben planificar posibles cambios en el calendario académico, especialmente. en relación con las vacaciones y los exámenes.
Paralelamente, las autoridades sanitarias locales estarán informadas sobre aumentos significativos del absentismo de estudiantes o empleados por enfermedades respiratorias.

Continuidad del aprendizaje
De registrarse varios casos de ausencias, licencias por enfermedad o cierre de las escuelas, es importante garantizar y promover el acceso a una educación de calidad.
Por lo tanto, podrán emplearse estrategias de aprendizaje digital o en línea; asignar lecturas y ejercicios para trabajar en casa; utilizar programas de televisión y radio o grabaciones de podcast con contenido académico; y actualizar o crear estrategias de educación acelerada.

Salud mental y apoyo psicosocial
Ante posibles escenarios de estrés o ansiedad por la pandemia, los administradores, maestros y personal de las escuelas deben alentar a los más pequeños a hacer preguntas y compartir sus inquietudes.
 “Explíqueles que es normal que puedan reaccionar de maneras distintas y anímelos a hablar con los maestros si tienen preguntas o inquietudes. Ofrézcales información de manera sincera y adecuada para su edad. Deles consejos para ayudar a sus compañeros y evitar la exclusión y el acoso”, precisa Unicef.
De igual forma, es necesario trabajar con los profesionales de salud de la escuela o con trabajadores sociales para identificar y ayudar a los estudiantes y los empleados que puedan evidenciar algunos síntomas emocionales por la situación de la Covid-19.


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jueves, julio 16, 2020

Respuesta del IIPE UNESCO frente al COVID-19

El número de niños, jóvenes y adultos que no asisten a escuelas o universidades debido a la COVID-19 es histórico. Gobiernos de todo el mundo han cerrado las instituciones educativas en un intento por contener la pandemia mundial. Sin embargo, la educación debe continuar.



Los sistemas educativos deben afrontar el reto de garantizar el derecho a una educación inclusiva, equitativa y de calidad, guiándose por el compromiso asumido con el ODS 4 y la Agenda Educación 2030. Las lecciones aprendidas durante este periodo permitirán a los países desarrollar un planeamiento educativo capaz de reducir el impacto social de la crisis vivida y preparar sus sistemas para futuras crisis. 

Desde el IIPE UNESCO, Oficina para América Latina, reafirmamos nuestro compromiso con los Estados Miembros de la región, ofreciendo acceso a contenidos y herramientas útiles para fortalecer sus sistemas educativos durante el actual contexto de emergencia e impulsar el derecho a la educación.

A continuación, conozca más sobre las propuestas específicas de respuesta a la COVID-19 que el IIPE brinda en sus cuatro líneas de acción: Formación, Investigación, Cooperación Técnica y Difusión.

También puede explorar una caja de herramientas en constante actualización, y las notas de respuesta del IIPE, que contienen recomendaciones para ayudar a los gobiernos a enfrentar esta crisis educativa.



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domingo, julio 12, 2020

COVID-19: Pedagogías innovadoras y de calidad en tiempos de aislamiento

Nadie nos avisó que se venía un tsunami de cambio a raíz de un virus que iba a afectar a toda la humanidad. De un día para el otro debimos acomodar nuestro formato mental y emocional para adaptarnos a un horizonte inédito e incierto. 


Irónicamente, el mundo entero pregonaba la importancia de desarrollar la capacidad de adaptación en este mundo de profundos cambios y avances científicos y tecnológicos, sin imaginar que de un segundo al otro deberíamos ponerla en práctica en su máxima expresión. Y aquí nos encontramos, “surfeando la ola”, colaborando creativamente y queriendo sacar de esta crisis algo mejor para el futuro.

Esta situación está dando un enorme impulso a la innovación en el sector educativo. En dos meses hemos experimentado más las herramientas tecnológicas que en la última década completa. Hemos también conocido una oferta inmensa, y en muchos casos de muy alta calidad, de material educativo digital que existía y quizás nos pasaba desapercibido. Los estudiantes con posibilidad de conexión y acceso a computadoras están aprendiendo y aprovechando los contenidos digitales y la diversidad de plataformas.

Pero, ¿qué ocurre con aquellos niños y jóvenes sin acceso a internet y tecnología? ¿Cómo transitan meses largos sin asistir a la escuela y con escasa posibilidad de acceder a propuestas pedagógicas motivadoras? Sobre todo, ¿cómo intentar que la posibilidad de continuar aprendiendo sea lo más equitativa posible para todos los estudiantes en este contexto?

El Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) es una de las metodologías de aprendizaje activo que mejor respuesta ofrece para adaptarse a las necesidades de un nuevo paradigma que busca poner al estudiante en el centro del proceso de aprendizaje. El ABP se basa en la experiencia, la indagación permanente y la autonomía, con un enfoque interdisciplinario donde diversas áreas del conocimiento aportan una mirada particular a una temática definida. Se aprende a través de la búsqueda y la comprensión. Deja completamente de lado a aquel estudiante que aprendía pasivamente para pasar a ser el protagonista en la construcción de su conocimiento y el  desarrollo de capacidades esenciales como la resolución de problemas, la creatividad, la comunicación y la colaboración. Esta metodología transforma la experiencia del aprendiz, lo involucra, y logra que lo aprendido se comprenda, cobre sentido y perdure en el tiempo.

Mientras los chicos permanecen en sus casas, aislados, sintiendo ansiedad, incertidumbre y añoranza de sus amistades y rutinas, debemos poder ofrecerles propuestas pedagógicas que para ellos tengan sentido, y que puedan y quieran en alguna medida compartir con los familiares con quienes convive. El ABP es una respuesta maravillosa a esta necesidad, y que con el solo uso del celular permite asignar trabajo significativo interdisciplinario. Sin duda esto requiere la colaboración entre docentes para su planificación, pero es realizable y para los chicos vale la pena. ¡Hay que animarse hoy más que nunca! La innovación es posible aún en el aislamiento.



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