- Vivimos momentos de excepcionalidad y de
incertidumbre que nos sitúan en un tiempo crucial. Percibimos que, tras el
confinamiento, existe la tentación y puede que el intento de ejercer mayor
control y autoritarismo sobre la ciudadanía. Sin embargo, hemos de
aprovecharlo para dar continuidad a la solidaridad mostrada estos días y
para pensar juntos salidas para que los Derechos Humanos y de la Infancia
salgan reforzados. Uno de los más importantes es el derecho a la
educación, imprescindible para avanzar hacia la equidad.
Se pide al alumnado confinado que siga actuando como si estuviera en la
escuela (entendida como institución que incluye todo los niveles educativos),
al mismo ritmo y con mayor exigencia si cabe, como si nada pasase, cuando en
realidad todo es diferente y más si tenemos en cuenta los desiguales contextos
sociales y familiares.
Todo lo que sucede nos exige una reflexión profunda y un posicionamiento
claro. No podemos sentirnos atenazados por el miedo sino animados por la
esperanza de salir reforzados para un tránsito hacia una sociedad más humana y
una educación más inclusiva, justa, cuidadosa y equitativa. Nos parece urgente
promover un espacio y un tiempo donde cuestionarnos, dialogar, reflexionar
colectivamente y hacer un acercamiento racional a la pregunta por la educación
que queremos hoy y en el futuro.
Qué hacer en la situación actual
Por ello nos atrevemos a hacer una valoración de lo que estamos viviendo
en el ámbito educativo con una serie de consideraciones y propuestas. Estas
primeras son relativas al actual de confinamiento y hasta los inicios del
próximo curso.
1. La educación escolar no va a ser igual tras esta experiencia que
confirma las diferencias con que se realiza el trabajo escolar en casa, porque
no todo el mundo dispone de los mismos medios ni de la misma situación
habitacional, familiar y social.
2. Si la educación es un derecho, una situación de emergencia no
debería destruirlo, especialmente para aquellos niños y familias con más
necesidades o en condiciones de pobreza. Constatamos que esta situación está
aumentando la desigualdades sociales que ya teníamos. En todos los casos no se
trata de avanzar en el temario, sino de desarrollar actividades atractivas y de
valor cultural: ver buenos documentales sobre naturaleza, películas en versión
original subtituladas, escuchar música, pintar, leer, escribir, etc.
3. En esta situación de emergencia y confinamiento consideramos que la
rigidez de las medidas tomadas deberían ser más flexibles teniendo en
cuenta los derechos de la infancia.
4. No sabemos cómo será el futuro de la educación, pero sí deseamos y
nos gustaría que fuera otro. La vuelta a la normalidad, de la que el alumnado
en situación de vulnerabilidad y pobreza nunca formó parte, será imposible
porque lo que nos está pasando no nos llevará a un retorno sino a otra
normalidad diferente y por construir.
5. Cuando se regrese a las aulas habrá necesidad de cercanía, el
alumnado necesitará conversar, expresarse, abrazarse… El espacio y el tiempo
educativos de la escuela lo debería facilitar sin la presión de los resultados,
las evaluaciones, los deberes, con calma, dándose tiempo.
6. Ahora, al acabar este curso, se hace necesaria la promoción
automática en todas las etapas educativas incluida la universidad. En esta
situación de emergencia no tiene sentido hacer exámenes de evaluación, por eso
proponemos la supresión de las pruebas de selectividad, dando por buena la nota
media del bachillerato, entre otras posibles alternativas. En Formación
Profesional será necesaria una progresiva recuperación de las prácticas.
7. Nos hemos obsesionado con las notas, las calificaciones y los
resultados y no por la permanencia de los aprendizajes que sirven para una vida
digna. Pero ahora es el momento de resaltar los valores que estamos
aprendiendo como la solidaridad, la empatía, la generosidad, la afectividad, el
apoyo y el cuidado mutuo, la cooperación… porque hoy toca hacer pedagogía y
primar esos valores más humanizadores.
8. Creemos que el verano debería ser un espacio inclusivo, con el
fin de disminuir las desigualdades, donde toda la infancia y la adolescencia
tenga acceso a campamentos, colonias u otras actividades educativas de tiempo
libre, donde se combine el arte, la música, la cultura, el juego y el contacto
con la naturaleza.
9. Nos parece necesario que el primer trimestre del próximo curso sea
un periodo de adaptación y transición entre los dos cursos, con una
tutorización y un acompañamiento intensivos.
10. La experiencia de crisis nos invita a repensar los tiempos,
espacios y recursos de que disponemos, y la función de apoyo que podrían desarrollar
la TV, la radio, las redes sociales y TIC, sin perder el contacto con el medio
natural y social.
11. Otra lección es que quizás tengamos que vivir la vida con más
calma, también en la escuela, dando tiempo y respetando los procesos de
aprendizaje de cada persona… El estrés que se está generando en familias y
niños y niñas por las tareas académicas en casa, hemos de frenarlo con otras
formas de hacer más creativas y respetuosas de los intereses de la infancia.
12. Todo lo que está sucediendo nos lleva a poner en cuestión el actual
modelo educativo para poder avanzar hacia un modelo alternativo.
Sencillamente porque esta situación nos está mostrando que hay otras maneras de
educar.
Cómo avanzar en el futuro
En esta segunda parte incluimos propuestas de pensamiento y
acción para avanzar hacia la educación que queremos:
13. Repensar juntos, tras esta parada en el camino, cómo mejoramos y
cambiamos lo que tenemos y cómo reinventamos la educación, cuestión que se nos
presenta cada vez con mayor urgencia. Este cierre del espacio escolar debería
servirnos para resignificar la educación y romper el ritmo frenético
y la presión que ejercemos sobre la infancia y la adolescencia.
14. Poner la mirada en las necesidades de la infancia y la adolescencia.
Es necesario que vuelvan a apasionarse por aprender por sí mismos y desde sí
mismos, a jugar, a tener tiempo libre en el que puedan aburrirse, a
relacionarse libremente, a no engancharse a las pantallas para encontrarse con
la naturaleza.
15. Hacer una revisión a fondo de la estructura y el contenido del
currículo escolar. Para que los contenidos interdisciplinares y
transdisciplinares, de complejidad creciente e interconectados, tomen la
centralidad de los aprendizajes escolares. Estos saberes han de proporcionarnos
un conocimiento más profundo del mundo y de los problemas de la humanidad.
16. Introducir un currículo ecosocial que promueva contenidos
y valores para combatir la emergencia climática y favorecer el desarrollo
sostenible. La supervivencia del planeta Tierra exige conciencia y acción desde
todos los ámbitos.
17. Introducir un currículo feminista, que cuestione el modelo
patriarcal, que condene todas las violencias de género, que reconozca la plena
igualdad de derechos y promueva las prácticas de la coeducación en todos los
ámbitos educativos.
18. Incorporar como elemento central el acompañamiento en el
aprendizaje, mediante el tránsito de la información al conocimiento para
saber vivir, conocer el mundo y tratar de transformarlo, orientando, a su vez,
los procesos madurativos integrales.
19. Dinamizar el diálogo, la conversación, el pensamiento crítico como
instrumentos pedagógicos básicos para la construcción y autocreación de
personas autónomas, sujetos en proceso permanente de producción de sus propias
vidas.
20. Potenciar la dimensión relacional de la educación a través
de la convivencia positiva y la experimentación de la democracia, donde el
diálogo deliberativo y el acuerdo son centrales.
21. Recuperar el sentido comunitario y democrático de la escuela,
devolviendo a las familias y a los niños y niñas su espacio de responsabilidad
colectiva en el procomún de la educación, haciendo más efectivos los actuales
canales de participación y creando otros.
22. Repensar las políticas educativas, protegiendo y extendiendo la
escuela pública y eliminando procesos de privatización, desde las nuevas
perspectivas sociales para que garanticen el protagonismo de la ciudadanía y
del pueblo, asegurando el derecho de todos a la educación y los derechos de la
infancia para una vida digna.
23. Promover el compromiso en la lucha contra las desigualdades dentro
y fuera de la escuela con políticas compensadoras y de discriminación positiva
hacia la infancia y la adolescencia, víctimas de esta injusticia social y
escolar.
24. Abrir el sistema educativo a la sociedad y a la vida, que tiene
en cuenta lo que aporta la comunidad local y la global. Basado en la dignidad
humana, la cooperación, la comprensión de la interdependencia, la empatía y la
relación fraterna y humana como bases sólidas de cualquier modelo educativo.
25. Situar en primer plano, ahora ocultada y socialmente poco
valorada, la función docente con una sólida formación cultural y
pedagógica y como dinamizadora central de la socialización de la infancia, de
la convivencia positiva y de la creación de ambientes de aprendizaje
compartidos y cooperativos.
Entendemos que estos podrían ser algunos de lo elementos constitutivos
del camino por el que avanzar en el tránsito hacia una nueva educación. Demos
una salida positiva y constructiva a la quiebra que, constatamos, vive el
actual sistema educativo en una sociedad en situación de emergencia.
Sabemos que es posible hacerlo y animamos a que pensemos y construyamos
juntos y juntas lo que queremos de la educación.
por
Julio Rogero
Jaume Martínez Bonafé
Jaume Carbonell
* Este Manifiesto es del “Foro de Sevilla. Por otra política
educativa”, al cual pertenecen los cuatro firmantes
Fuente
No hay comentarios. :
Publicar un comentario