miércoles, abril 15, 2020

Manifiesto por otra educación en tiempos de crisis: 25 propuestas


  • Vivimos momentos de excepcionalidad y de incertidumbre que nos sitúan en un tiempo crucial. Percibimos que, tras el confinamiento, existe la tentación y puede que el intento de ejercer mayor control y autoritarismo sobre la ciudadanía. Sin embargo, hemos de aprovecharlo para dar continuidad a la solidaridad mostrada estos días y para pensar juntos salidas para que los Derechos Humanos y de la Infancia salgan reforzados. Uno de los más importantes es el derecho a la educación, imprescindible para avanzar hacia la equidad.


Se pide al alumnado confinado que siga actuando como si estuviera en la escuela (entendida como institución que incluye todo los niveles educativos), al mismo ritmo y con mayor exigencia si cabe, como si nada pasase, cuando en realidad todo es diferente y más si tenemos en cuenta los desiguales contextos sociales y familiares.

Todo lo que sucede nos exige una reflexión profunda y un posicionamiento claro. No podemos sentirnos atenazados por el miedo sino animados por la esperanza de salir reforzados para un tránsito hacia una sociedad más humana y una educación más inclusiva, justa, cuidadosa y equitativa. Nos parece urgente promover un espacio y un tiempo donde cuestionarnos, dialogar, reflexionar colectivamente y hacer un acercamiento racional a la pregunta por la educación que queremos hoy y en el futuro.

Qué hacer en la situación actual
Por ello nos atrevemos a hacer una valoración de lo que estamos viviendo en el ámbito educativo con una serie de consideraciones y propuestas. Estas primeras son relativas al actual de confinamiento y hasta los inicios del próximo curso.

1. La educación escolar no va a ser igual tras esta experiencia que confirma las diferencias con que se realiza el trabajo escolar en casa, porque no todo el mundo dispone de los mismos medios ni de la misma situación habitacional, familiar y social.

2. Si la educación es un derecho, una situación de emergencia no debería destruirlo, especialmente para aquellos niños y familias con más necesidades o en condiciones de pobreza. Constatamos que esta situación está aumentando la desigualdades sociales que ya teníamos. En todos los casos no se trata de avanzar en el temario, sino de desarrollar actividades atractivas y de valor cultural: ver buenos documentales sobre naturaleza, películas en versión original subtituladas, escuchar música, pintar, leer, escribir, etc.

3. En esta situación de emergencia y confinamiento consideramos que la rigidez de las medidas tomadas deberían ser más flexibles teniendo en cuenta los derechos de la infancia.

4. No sabemos cómo será el futuro de la educación, pero sí deseamos y nos gustaría que fuera otro. La vuelta a la normalidad, de la que el alumnado en situación de vulnerabilidad y pobreza nunca formó parte, será imposible porque lo que nos está pasando no nos llevará a un retorno sino a otra normalidad diferente y por construir.

5. Cuando se regrese a las aulas habrá necesidad de cercanía, el alumnado necesitará conversar, expresarse, abrazarse… El espacio y el tiempo educativos de la escuela lo debería facilitar sin la presión de los resultados, las evaluaciones, los deberes, con calma, dándose tiempo.

6. Ahora, al acabar este curso, se hace necesaria la promoción automática en todas las etapas educativas incluida la universidad. En esta situación de emergencia no tiene sentido hacer exámenes de evaluación, por eso proponemos la supresión de las pruebas de selectividad, dando por buena la nota media del bachillerato, entre otras posibles alternativas. En Formación Profesional será necesaria una progresiva recuperación de las prácticas.

7. Nos hemos obsesionado con las notas, las calificaciones y los resultados y no por la permanencia de los aprendizajes que sirven para una vida digna. Pero ahora es el momento de resaltar los valores que estamos aprendiendo como la solidaridad, la empatía, la generosidad, la afectividad, el apoyo y el cuidado mutuo, la cooperación… porque hoy toca hacer pedagogía y primar esos valores más humanizadores.

8. Creemos que el verano debería ser un espacio inclusivo, con el fin de disminuir las desigualdades, donde toda la infancia y la adolescencia tenga acceso a campamentos, colonias u otras actividades educativas de tiempo libre, donde se combine el arte, la música, la cultura, el juego y el contacto con la naturaleza.

9. Nos parece necesario que el primer trimestre del próximo curso sea un periodo de adaptación y transición entre los dos cursos, con una tutorización y un acompañamiento intensivos.

10. La experiencia de crisis nos invita a repensar los tiempos, espacios y recursos de que disponemos, y la función de apoyo que podrían desarrollar la TV, la radio, las redes sociales y TIC, sin perder el contacto con el medio natural y social.

11. Otra lección es que quizás tengamos que vivir la vida con más calma, también en la escuela, dando tiempo y respetando los procesos de aprendizaje de cada persona… El estrés que se está generando en familias y niños y niñas por las tareas académicas en casa, hemos de frenarlo con otras formas de hacer más creativas y respetuosas de los intereses de la infancia.

12. Todo lo que está sucediendo nos lleva a poner en cuestión el actual modelo educativo para poder avanzar hacia un modelo alternativo. Sencillamente porque esta situación nos está mostrando que hay otras maneras de educar.

Cómo avanzar en el futuro
En esta segunda parte incluimos propuestas de pensamiento y acción para avanzar hacia la educación que queremos:
13. Repensar juntos, tras esta parada en el camino, cómo mejoramos y cambiamos lo que tenemos y cómo reinventamos la educación, cuestión que se nos presenta cada vez con mayor urgencia. Este cierre del espacio escolar debería servirnos para resignificar la educación y romper el ritmo frenético y la presión que ejercemos sobre la infancia y la adolescencia.

14. Poner la mirada en las necesidades de la infancia y la adolescencia. Es necesario que vuelvan a apasionarse por aprender por sí mismos y desde sí mismos, a jugar, a tener tiempo libre en el que puedan aburrirse, a relacionarse libremente, a no engancharse a las pantallas para encontrarse con la naturaleza.

15. Hacer una revisión a fondo de la estructura y el contenido del currículo escolar. Para que los contenidos interdisciplinares y transdisciplinares, de complejidad creciente e interconectados, tomen la centralidad de los aprendizajes escolares. Estos saberes han de proporcionarnos un conocimiento más profundo del mundo y de los problemas de la humanidad.

16. Introducir un currículo ecosocial que promueva contenidos y valores para combatir la emergencia climática y favorecer el desarrollo sostenible. La supervivencia del planeta Tierra exige conciencia y acción desde todos los ámbitos.

17. Introducir un currículo feminista, que cuestione el modelo patriarcal, que condene todas las violencias de género, que reconozca la plena igualdad de derechos y promueva las prácticas de la coeducación en todos los ámbitos educativos.

18. Incorporar como elemento central el acompañamiento en el aprendizaje, mediante el tránsito de la información al conocimiento para saber vivir, conocer el mundo y tratar de transformarlo, orientando, a su vez, los procesos madurativos integrales.

19. Dinamizar el diálogo, la conversación, el pensamiento crítico como instrumentos pedagógicos básicos para la construcción y autocreación de personas autónomas, sujetos en proceso permanente de producción de sus propias vidas.

20. Potenciar la dimensión relacional de la educación a través de la convivencia positiva y la experimentación de la democracia, donde el diálogo deliberativo y el acuerdo son centrales.

21. Recuperar el sentido comunitario y democrático de la escuela, devolviendo a las familias y a los niños y niñas su espacio de responsabilidad colectiva en el procomún de la educación, haciendo más efectivos los actuales canales de participación y creando otros.

22. Repensar las políticas educativas, protegiendo y extendiendo la escuela pública y eliminando procesos de privatización, desde las nuevas perspectivas sociales para que garanticen el protagonismo de la ciudadanía y del pueblo, asegurando el derecho de todos a la educación y los derechos de la infancia para una vida digna.

23. Promover el compromiso en la lucha contra las desigualdades dentro y fuera de la escuela con políticas compensadoras y de discriminación positiva hacia la infancia y la adolescencia, víctimas de esta injusticia social y escolar.

24. Abrir el sistema educativo a la sociedad y a la vida, que tiene en cuenta lo que aporta la comunidad local y la global. Basado en la dignidad humana, la cooperación, la comprensión de la interdependencia, la empatía y la relación fraterna y humana como bases sólidas de cualquier modelo educativo.

25. Situar en primer plano, ahora ocultada y socialmente poco valorada, la función docente con una sólida formación cultural y pedagógica y como dinamizadora central de la socialización de la infancia, de la convivencia positiva y de la creación de ambientes de aprendizaje compartidos y cooperativos.

Entendemos que estos podrían ser algunos de lo elementos constitutivos del camino por el que avanzar en el tránsito hacia una nueva educación. Demos una salida positiva y constructiva a la quiebra que, constatamos, vive el actual sistema educativo en una sociedad en situación de emergencia.

Sabemos que es posible hacerlo y animamos a que pensemos y construyamos juntos y juntas lo que queremos de la educación.


por
Julio Rogero
Jaume Martínez Bonafé
Jaume Carbonell
* Este Manifiesto es del “Foro de Sevilla. Por otra política educativa”, al cual pertenecen los cuatro firmantes
Fuente

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