Uno de los caminos teóricos de acercarnos a la idea de “Calidad Educativa” consiste en la responder a la pregunta ¿Qué factores nos acercan a ella? La siguiente es la respuesta que nos da la UNESCO
El Director General de la UNESCO, el Sr. Koïchiro Matsuura,
concluyó su intervención en la sesión de clausura de la Conferencia
refiriéndose en los siguientes términos a lo que debe ser en nuestra época una
educación de calidad: “Ayudar a los
jóvenes a adquirir las actitudes y competencias de lo que podríamos llamar una
‘mentalidad democrática’. Esta mentalidad, en la que tienen cabida valores
estables y perdurables como la tolerancia, la solidaridad, la mutua comprensión
y el respeto de los derechos humanos (…), tiene que ser flexible, adaptable y
capaz no sólo de analizar y entender diferentes puntos de vista, sino también
de construir y reconstruir una perspectiva coherente. Un modo de pensar
semejante no puede emanar de enfoques tradicionales centrados en contenidos
académicos y métodos pedagógicos rígidos.”
Parece existir suficiente consenso acerca de los factores
asociados a la calidad de la
educación. A partir de los resultados de los debates y de las
propuestas planteadas durante la Conferencia quisiéramos ahora compartir una
serie de reflexiones que tratan de ir más allá de las conclusiones de la CIE,
también teniendo en cuenta los resultados de los trabajos y estudios que la Oficina Internacional
de Educación ha llevado a cabo en el curso de los últimos años.
En términos generales, se podría proponer que una educación
de calidad para todos los jóvenes en el siglo XXI debe ser diferente a la del
siglo XX y atender a la vez a la formación emocional, racional y práctica. Una
educación que forme personas capaces de comprender el mundo y gestar sus
proyectos, aprovechando las oportunidades y luchando contra las tendencias
menos deseables del escenario de comienzos del siglo XXI.
Entre los varios factores que inciden en la construcción de
una educación de calidad para todos, hemos seleccionado los siguientes.
Entre los varios factores que inciden en la construcción de
una educación de calidad para todos, hemos seleccionado los siguientes.
i) Una educación de
calidad para todos requiere que se ponga el foco en la pertinencia personal y
social. “Aprender lo que se necesita
en el momento oportuno y en felicidad” es una propuesta muy vasta y que puede
ser muy difícil de definir en forma operacional, pero tiene la ventaja de
obligar a una interpretación humana de la racionalización técnica de la calidad
de la educación de acuerdo a la cual una educación de calidad es “pertinente,
eficaz y eficiente”. Muchas veces cuando se discute acerca de la calidad de
la educación se discute sólo acerca de su eficacia. En consecuencia los
factores que se presentan como factores de calidad de la educación suelen ser
sólo factores de eficacia. En esos casos, cuando se trata de definir si una
educación es de calidad se definen indicadores de rendimiento en los logros de
los aprendizajes que los establecimientos educativos propusieron que
aprendieran los niños o los jóvenes.
Para saber si la educación actual es una educación de
calidad para todos es necesario saber si es pertinente para las personas, tanto
desde el punto de vista objetivo como subjetivo, es decir si le permite
construir un sentido profundo y valioso del bienestar y acceder a ese bienestar
mientras están en las escuelas y cuando salen de ellas.
ii) Otro factor de
calidad de la educación es la tensión creativa entre la convicción, la estima y
la autoestima de las sociedades y de las dirigencias políticas y de las
administraciones en el valor de la educación. Como se ha dicho precedentemente, los países que han
tenido los mejores resultados en los programas internacionales de evaluación
son aquellos que valoran altamente la educación y estiman a sus maestras y
profesores. La otra cara de la moneda de la dinámica entre los docentes y la
sociedad es su fortaleza ética y profesional. El círculo virtuoso en la relación
entre los docentes y la sociedad es la configuración de valores de los docentes
y su competencia para elegir las estrategias más adecuadas en los momentos
oportunos.
iii) La formación
inicial de los profesores sigue estando fuertemente organizada en torno a
la transmisión de contenidos que en el marco de las actuales condiciones de
desarrollo se desactualizan cada vez más rápido. En muchos países del mundo
esta tendencia incluso se reforzó con el desplazamiento de la formación docente
hacia el nivel superior o universitario. Los aspectos emocionales y prácticos
de la formación se debilitaron cada vez más.
Sin embargo hay muchos maestros y profesoras que logran
enseñar bien en condiciones de adversidad. Las claves son dos: su
profesionalismo y su fortaleza ética. Dicho en otros términos, además de
valorarse a sí mismos y de sentirse valorados por la sociedad – o de ubicarse
más allá de la necesidad de valoración social – tienen los valores de paz y
justicia incorporados a su propia constelación moral y poseen recursos para
obtener resultados en sus alumnos. Desean y saben relacionarse con el contexto
del que provienen sus alumnos y con ellos en tanto que personas. Desean y saben
seleccionar estrategias didácticas y materiales de aprendizaje y generar experiencias
productivas, creativas y agradables. Se posicionan como modelos de vida, sin
sobreactuaciones.
iv) En prácticamente
todas las investigaciones educativas sobre la calidad de la educación se
constata que las características del ejercicio del rol directivo y, de modo
más específico, las de los directores y directoras de escuelas, presentan una
importante correlación con la posibilidad de gestar instituciones apropiadas
para promover aprendizajes de calidad. Las instituciones educativas parecen ser
representadas a menudo por los directivos y supervisores por un lado, y por los
estudiantes, por el otro; como importantes para cumplir funciones que pueden
cumplir otras instituciones. Pero sólo las instituciones educativas conducidas
por directores y por supervisores que identifican la función cognitiva como
responsabilidad específica de la escuela, pero que asocian también esa función
específica a una función formativa global y que tienen la capacidad de promover
vínculos de todo tipo con el entorno logran promover una educación de calidad.
Esos directores y supervisores consiguen promover el trabajo en equipo al
interior de las instituciones educativas y del sistema y las alianzas con las
comunidades, las familias, las empresas y los medios de comunicación.
v) Por otro lado, las
investigaciones que existen sobre el funcionamiento de la educación indican que
las escuelas que logran construir una educación de calidad son escuelas en las
cuales los adultos trabajan juntos; y que este trabajo conjunto se promueve
más y mejor cuando también el sistema educativo como tal trabaja de manera
cooperativa. Las experiencias de desarrollo curricular compartido entre
docentes de diferentes establecimientos, de reunión periódica de directores, de
realización y devolución y diálogo sobre los resultados de los operativos de
evaluación a los establecimientos educativos y otra serie de ejemplos similares
son también elocuentes. En síntesis: trabajar en equipo a todos o a cualquiera
de los niveles posibles es – sin duda – un factor clave en el proceso de logro
de una educación de calidad.
vi) El currículo en
tanto documento que orienta el contrato entre las escuelas, las sociedades y el
Estado y en tanto orientaciones incorporadas por los profesores es otro
factor relevante para definir la pertinencia de la educación, en particular a
través de tres aspectos, que podrían denominarse sus básicos estructurales,
disciplinares y cotidianos.
Los básicos curriculares estructurales hacen referencias a
ciertas disposiciones político-administrativas que son condiciones
imprescindibles, aunque no suficientes, para alcanzar la calidad de la
educación necesaria en el siglo XXI: por ejemplo, una determinada cantidad de
horas de enseñanza por año. Si no existe una combinación adecuada entre horas asignadas
a ciertos contenidos claves tales como la enseñanza de la lengua y de las
matemáticas, con otras sujetas a la libre disposición de los centros educativos
para atender a las características de la diversidad de los alumnos, las
escuelas no van a poder enfrentar el ingreso de poblaciones nuevas, que
requieren otro tipo de prácticas pedagógicas.
Los básicos disciplinares tienen que ver con la orientación
en cada una de las disciplinas. La educación es de calidad cuando cada
disciplina tiene un foco claro y pertinente. En lengua ese foco es la
comunicación y la
metacognición. En formación ética y ciudadana y en religión
es cultivar la dignidad, la diversidad y la solidaridad. En
tecnología se avanza cuando se propone aprender a utilizar para innovar y en
ciencias naturales cuando se logra comprender para conservar y convivir con la
naturaleza a través del desarrollo sostenible.
Entre los básicos cotidianos de los espacios que logran una
educación de calidad para todos figuran desafíos cognitivos o mentales,
prácticos y emocionales. Todos los niños y niñas de todos los centros
educativos del mundo debieran todas las semanas identificar y jerarquizar
conceptos, ideas e información; analizar y argumentar a favor y en contra de
ellas; buscar evidencias para refutarlas o apoyarlas; presentar las ideas
propias y ajenas usando evidencias; negociar conflictos y hacer “cosas”.
vii) No hay calidad
educativa sin un entorno rico en materiales que puedan ser utilizados como
materiales de aprendizaje. Pero la riqueza en los materiales no es una
garantía en el proceso de producción de calidad educativa. La calidad de esos
materiales y las características de su uso a través de la dinamización por
parte del docente profesional y éticamente comprometido son tanto o más importante
que su existencia. Esto indica, también, que la cuestión de las inversiones
educativas merece un comentario especial. ¿Alcanzaría con multiplicar el
presupuesto educativo de un país por veinte para obtener una educación de
calidad para todos?
¿Sería suficiente con multiplicar el salario de los maestros
y profesores por cinco para lograr un salto hacia delante en la calidad de la
educación para todos? Depende de las circunstancias, de los factores
precedentes y de dos que resta por mencionar.
viii) La mejor
dotación de recursos para el aprendizaje es inútil si no existen buenas
didácticas y si esas buenas didácticas no son variadas y no están al alcance de
los profesores. La calidad de la educación se construye mejor cuando hay
más cercanía entre los productores y los utilizadores de las didácticas, porque
eso les permite a esas didácticas estar más cerca de su propia pertinencia: es
decir, ser más apropiadas. Pero además también se construye mejor cuando se
acepta que diversos caminos pueden conducir al aprendizaje con sentido y en
bienestar; precisamente porque los niños y los jóvenes son diversos y diversos
son también los profesores y los contextos.
ix) Finalmente, no
cabe duda que existen ciertos “mínimos materiales” por debajo de los cuáles es muy
difícil construir calidad educativa para todos, por ejemplo que los salarios de
los profesores sean dignos y que el equipamiento esté disponible. La
existencia de mínimos materiales y de incentivos al desarrollo de los contextos
y de los maestros y poblaciones escolares debe ser considerada como una
condición indispensable, pero no suficiente para el mejoramiento de la calidad
de la educación.
A manera de conclusión, podemos afirmar que la reciente
reunión de la
Conferencia Internacional de Educación ha sido una ocasión
muy importante en el camino hacia la construcción de una educación de calidad
para todos. La transformación de las propuestas resultantes de la Conferencia
en acciones concretas y resultados positivos depende en buena medida de las posibilidades
existentes en cuanto a su implementación. Para que los planes formulados y las
expectativas construidas a partir de los mismos no resulten en mera utopía, hay
que analizar cuál es el margen de acción de que disponen los países para la
aplicación de las propuestas.
Algunos comparten visiones pesimistas ante a las
posibilidades de convertir las prioridades establecidas en hechos concretos. Su
principal argumento se refiere a las constantes y crecientes crisis
económico-financieras y a la falta de recursos.
Por otro lado, otros prefieren creer que el futuro se
construye ahora y que las buenas prácticas presentadas en la Conferencia pueden
servir no sólo como ejemplo y fuente de inspiración, sino también como la
prueba de que sí es posible empezar a construir una educación de calidad para
todos.
Nosotros compartimos la segunda visión y esperamos que la
creencia en la posibilidad de construir un mundo en el que todos los jóvenes
tengan acceso a una educación de calidad se convierta en compromiso y dedicación
a esta causa. Los invitamos sinceramente a sumarse a nosotros para enfrentar
juntos este reto.
Extraído de
UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD PARA TODOS LOS JÓVENES
Reflexiones y contribuciones en el marco de la
47a CONFERENCIA INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN DE LA UNESCO
GINEBRA, 8-11 DE SEPTIEMBRE 2004
OFICINA INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN
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