domingo, julio 21, 2013

Integrar las políticas educativas de los jóvenes, en la política intersectorial y de coparticipación


La siguiente publicación está referida a uno de los “Hitos para progresar” sobre Calidad Educativa de la UNESCO ¿Puede la Educación, por si misma, resolver todos los planteos? ¿Sobre quién recaen las responsabilidades? ¿Qué sentido se le otorga a la “coparticipación”?


Se estima que en los países más desarrollados del mundo el impacto económico en el largo plazo de un año adicional de educación puede aumentar en un 6% la productividad total. Sin embargo, dicho impacto no es automático, tampoco asegurado.

En el marco de la 46ª CIE, se resaltó que a lo largo del siglo XX más de 180 millones de personas cayeron víctimas de crímenes cometidos por personas que habían pasado una larga parte de sus vidas en los sistemas educativos de países pobres o ricos.

La educación no puede, por sí misma, sea cual sea la inversión financiera, social, científica y pedagógica de cada país, asegurar el desarrollo económico, la cohesión del tejido social y la construcción de la paz. En algunos casos ellas pueden incluso contribuir a la emergencia del conflicto, como en los regímenes totalitarios y en el caso de los movimientos terroristas. Los beneficios económicos y sociales de la educación dependen, sobre todo, de la calidad de la educación ofertada. Dicha calidad, a su vez, depende de la existencia de políticas públicas articuladas y consistentes, las cuales sólo podrán resolver los grandes desequilibrios de cada sociedad y de cada región si se le da a la educación, también de los adolescentes y jóvenes, una prioridad de forma continua y deliberada. La educación debe ser el compromiso de todos, y del gobierno en su conjunto en particular. Únicamente una política global intersectorial e interministerial parece ser eficaz.

La educación de calidad debe basarse en la participación y en el compromiso de los protagonistas. Sólo mediante una participación genuina podrá consolidarse la voluntad de asumir una responsabilidad. Se debe introducir el concepto de participación desde el inicio y éste deberá convertirse en un elemento integrado a la vida diaria de los centros de enseñanza y de la esfera de la educación en general. En cierta medida, hasta los niños pequeños pueden asumir una cierta responsabilidad. Demasiados sistemas educativos se basan en que sólo el docente asume la responsabilidad.
Thomas Östros, Ministro de Educación y Ciencias, Suecia

Es necesario que las políticas sociales guarden coherencia en relación con la educación. Por lo tanto, hay que adaptarlas a las sociedades. El debate debe versar sobre la universalización y los recursos técnicos y financieros para poder alcanzar la igualdad en la esfera de la educación. (…) Se debe tratar a la educación como una política de Estado. Esta debe de estar en el centro del orden del día político y social y en el centro de las prioridades de inclusión social y de la estrategia de desarrollo.
Francisco Piñon, Secretario General de la Organización de los Estados Iberoamericanos

En muchos países, se ha instaurado un diálogo político real, en el cual las coparticipaciones aparecen a la vez como el fin y el incentivo para dicho diálogo. A los socios tradicionales, hay que añadir, cada vez más, el conjunto de la sociedad civil que desempeña, también, un papel decisivo en el ámbito de la formación del capital social, humano y ecológico. El desarrollo de la sociedad civil se traduce en el aumento del número y la diversidad de asociaciones y de organizaciones no gubernamentales, en el fortalecimiento de su papel en la vida cultural de las sociedades y en las nuevas relaciones entre la esfera cultural, la económica y la política.

(…) el diálogo y la coparticipación son las bases de la estabilidad social y del desarrollo sostenible en la esfera de la educación y en otras circunstancias.
Adiza Hima, Secretario General de la CONFEMEN

Determinadas coparticipaciones juegan un papel decisivo en la educación de los jóvenes. Los medios de comunicaciones, por ejemplo, juegan no sólo un papel de medio de comunicación, sino, cada vez más, un papel de actor dentro de los sistemas educativos. Los medios de comunicación y, más concretamente, la televisión, ocupan un espacio y un tiempo importante de la vida de los jóvenes y desempeñan un papel decisivo en la socialización de los mismos. Los productores de herramientas didácticas, programas educativos y contenidos de Internet, las familias y los estudiantes, deberían ser considerados socios plenos.

Creo que para nosotros es absolutamente fundamental incluir a los medios de comunicación en cualquier coparticipación que integremos. En primer lugar porque creo que los medios de comunicación cumplen una función crítica para ayudarnos ha comunicar al público los desafíos que enfrentamos en la esfera de la educación y como estamos tratando de enfrentar esos desafíos.
Mary Hatwood Futrell, Ex Presidente de Educación Internacional

No podemos seguir contentándonos con una educación recluida como en el pasado que únicamente transmitía mensajes de valores. Decididamente tenemos que dialogar con los medios de comunicación que también son intermediarios.
Mongi Bousnina, Director ALECSO, Túnez

Si consideramos la importancia que reviste para la enseñanza secundaria la inserción en la vida profesional, las empresas y el mundo económico, en general, deberían ser uno de los socios más importantes. Es más, debería ser así para todo el sector de la educación, tanto la formal, como la no-formal.

Las cuestiones que se plantean hoy en día ya no son las del reconocimiento de estas coparticipaciones como tal o de su legitimidad, sino las de su articulación productiva y creativa dentro de un sistema de buena gobernabilidad. ¿Cómo crear las condiciones y las metodologías de diálogo y de acción necesarias para crear un círculo virtuoso entre todos los socios implicados en la educación de jóvenes y adolescentes? ¿Cómo implantar y gestionar dichas coparticipaciones día a día?

Sean cual sean los medios y la voluntad política, los ministros de educación no pueden pretender enfrentar esos desafíos sin establecer un verdadero diálogo político que lamentablemente tiene dificultades para integrarse en las costumbres políticas de la mayoría de nuestros países..
Kondi Charles Agba, Ministro de Enseñanza Superior y de Investigación, Togo

En realidad no tenemos una respuesta, ni modelos de prêt-à-porter (o para exportar). Sin embargo, no basta con “creer” en las coparticipaciones, decretarlas o afirmar su importancia. Para que sean un éxito, se deben cumplir un cierto número de condiciones: la proximidad de la comunidad educativa y la pertinencia y la legitimidad de las asociaciones; la confianza mutua y la práctica efectiva de la democracia; la voluntad política recíproca de todos; una clara definición de los papeles de los distintos actores; estructuras de diálogo, de concertación y de conducción, “lugares de interfaz”; el tiempo necesario para la concertación; políticas de información y relaciones públicas eficaces.

(…) los centros de enseñanza no son el único espacio para la educación y la formación. Es necesario identificar zonas informales en las cuales se pueden aprender las competencias para la vida. Con este antecedente tenemos que elaborar nuevas alianzas y coparticipaciones. Debemos hacer participar a los padres, a las ONG, a los dirigentes religiosos, a los medios de comunicación y a los partícipes sociales, incluidos los sindicatos de docentes y otros interlocutores. En nuestro discurso tampoco debemos descuidar la necesidad de establecer vínculos intersectoriales. Los ministerios de educación deben adoptar enfoques intersectoriales e incluir a otros ministerios en sus planes de acción nacionales. (…)
Representante de Noruega

También podrían ser útiles algunas herramientas estratégicas como los pactos educativos o los acuerdos de concertación, que permiten la adopción de estrategias en el largo y medio plazo, ya que las transformaciones sociales y educativas que se espera alcanzar no son compatibles con los periodos de los mandatos políticos (y las rupturas frecuentemente dictadas por la esfera política). La Declaración y los Objetivos del Milenio aprobados por las Naciones Unidas, los pactos educativos y los planes estratégicos elaborados por determinados países, son el ejemplo claro de algunas herramientas estratégicas para la creación de asociaciones ambiciosas. No siempre manifiestan una unanimidad o un amplio consenso, pero desempeñan el papel de acuerdos claros y compartidos, y de compromisos aceptados por todas las partes.



Extraído de
UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD PARA TODOS LOS JÓVENES
6 Hitos para progresar
Reflexiones y contribuciones en el marco de la
47a CONFERENCIA INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN DE LA UNESCO
GINEBRA, 8-11 DE SEPTIEMBRE 2004
OFICINA INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN

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