La siguiente publicación está referida a uno de los “Hitos para progresar” sobre Calidad Educativa de la UNESCO ¿Puede la Educación, por si misma, resolver todos los planteos? ¿Sobre quién recaen las responsabilidades? ¿Qué sentido se le otorga a la “coparticipación”?
Se estima que en los países más desarrollados del mundo el
impacto económico en el largo plazo de un año adicional de educación puede
aumentar en un 6% la productividad total. Sin embargo, dicho impacto no es
automático, tampoco asegurado.
En el marco de la 46ª CIE, se resaltó que a lo largo del
siglo XX más de 180 millones de personas cayeron víctimas de crímenes cometidos
por personas que habían pasado una larga parte de sus vidas en los sistemas
educativos de países pobres o ricos.
La educación no puede, por sí misma, sea cual sea la
inversión financiera, social, científica y pedagógica de cada país, asegurar el
desarrollo económico, la cohesión del tejido social y la construcción de la paz. En algunos casos
ellas pueden incluso contribuir a la emergencia del conflicto, como en los
regímenes totalitarios y en el caso de los movimientos terroristas. Los
beneficios económicos y sociales de la educación dependen, sobre todo, de la
calidad de la educación ofertada. Dicha calidad, a su vez, depende de la
existencia de políticas públicas articuladas y consistentes, las cuales sólo
podrán resolver los grandes desequilibrios de cada sociedad y de cada región si
se le da a la educación, también de los adolescentes y jóvenes, una prioridad
de forma continua y deliberada. La educación debe ser el compromiso de todos, y
del gobierno en su conjunto en particular. Únicamente una política global
intersectorial e interministerial parece ser eficaz.
La educación de
calidad debe basarse en la participación y en el compromiso de los
protagonistas. Sólo mediante una participación genuina podrá consolidarse la
voluntad de asumir una responsabilidad. Se debe introducir el concepto de
participación desde el inicio y éste deberá convertirse en un elemento
integrado a la vida diaria de los centros de enseñanza y de la esfera de la
educación en general. En cierta medida, hasta los niños pequeños pueden asumir
una cierta responsabilidad. Demasiados sistemas educativos se basan en que sólo
el docente asume la responsabilidad.
Thomas Östros, Ministro de Educación y Ciencias, Suecia
Es necesario que las
políticas sociales guarden coherencia en relación con la educación. Por lo
tanto, hay que adaptarlas a las sociedades. El debate debe versar sobre la
universalización y los recursos técnicos y financieros para poder alcanzar la
igualdad en la esfera de la educación. (…) Se debe tratar a la educación como
una política de Estado. Esta debe de estar en el centro del orden del día
político y social y en el centro de las prioridades de inclusión social y de la
estrategia de desarrollo.
Francisco Piñon, Secretario General de la Organización de
los Estados Iberoamericanos
En muchos países, se ha instaurado un diálogo político real,
en el cual las coparticipaciones aparecen a la vez como el fin y el incentivo
para dicho diálogo. A los socios tradicionales, hay que añadir, cada vez más,
el conjunto de la sociedad civil que desempeña, también, un papel decisivo en
el ámbito de la formación del capital social, humano y ecológico. El desarrollo
de la sociedad civil se traduce en el aumento del número y la diversidad de
asociaciones y de organizaciones no gubernamentales, en el fortalecimiento de
su papel en la vida cultural de las sociedades y en las nuevas relaciones entre
la esfera cultural, la económica y la política.
(…) el diálogo y la
coparticipación son las bases de la estabilidad social y del desarrollo
sostenible en la esfera de la educación y en otras circunstancias.
Adiza Hima, Secretario General de la CONFEMEN
Determinadas coparticipaciones juegan un papel decisivo en
la educación de los jóvenes. Los medios de comunicaciones, por ejemplo, juegan
no sólo un papel de medio de comunicación, sino, cada vez más, un papel de
actor dentro de los sistemas educativos. Los medios de comunicación y, más
concretamente, la televisión, ocupan un espacio y un tiempo importante de la
vida de los jóvenes y desempeñan un papel decisivo en la socialización de los
mismos. Los productores de herramientas didácticas, programas educativos y
contenidos de Internet, las familias y los estudiantes, deberían ser
considerados socios plenos.
Creo que para nosotros
es absolutamente fundamental incluir a los medios de comunicación en cualquier
coparticipación que integremos. En primer lugar porque creo que los medios de
comunicación cumplen una función crítica para ayudarnos ha comunicar al público
los desafíos que enfrentamos en la esfera de la educación y como estamos
tratando de enfrentar esos desafíos.
Mary Hatwood Futrell, Ex Presidente de Educación
Internacional
No podemos seguir
contentándonos con una educación recluida como en el pasado que únicamente transmitía
mensajes de valores. Decididamente tenemos que dialogar con los medios de
comunicación que también son intermediarios.
Mongi Bousnina, Director ALECSO, Túnez
Si consideramos la importancia que reviste para la enseñanza
secundaria la inserción en la vida profesional, las empresas y el mundo
económico, en general, deberían ser uno de los socios más importantes. Es más,
debería ser así para todo el sector de la educación, tanto la formal, como la
no-formal.
Las cuestiones que se plantean hoy en día ya no son las del
reconocimiento de estas coparticipaciones como tal o de su legitimidad, sino
las de su articulación productiva y creativa dentro de un sistema de buena
gobernabilidad. ¿Cómo crear las condiciones y las metodologías de diálogo y de
acción necesarias para crear un círculo virtuoso entre todos los socios
implicados en la educación de jóvenes y adolescentes? ¿Cómo implantar y
gestionar dichas coparticipaciones día a día?
Sean cual sean los
medios y la voluntad política, los ministros de educación no pueden pretender
enfrentar esos desafíos sin establecer un verdadero diálogo político que
lamentablemente tiene dificultades para integrarse en las costumbres políticas
de la mayoría de nuestros países..
Kondi Charles Agba, Ministro de Enseñanza Superior y de
Investigación, Togo
En realidad no tenemos una respuesta, ni modelos de
prêt-à-porter (o para exportar). Sin embargo, no basta con “creer” en las
coparticipaciones, decretarlas o afirmar su importancia. Para que sean un
éxito, se deben cumplir un cierto número de condiciones: la proximidad de la
comunidad educativa y la pertinencia y la legitimidad de las asociaciones; la
confianza mutua y la práctica efectiva de la democracia; la voluntad política
recíproca de todos; una clara definición de los papeles de los distintos
actores; estructuras de diálogo, de concertación y de conducción, “lugares de
interfaz”; el tiempo necesario para la concertación; políticas de información y
relaciones públicas eficaces.
(…) los centros de
enseñanza no son el único espacio para la educación y la formación. Es necesario
identificar zonas informales en las cuales se pueden aprender las competencias
para la vida. Con
este antecedente tenemos que elaborar nuevas alianzas y coparticipaciones.
Debemos hacer participar a los padres, a las ONG, a los dirigentes religiosos,
a los medios de comunicación y a los partícipes sociales, incluidos los
sindicatos de docentes y otros interlocutores. En nuestro discurso tampoco
debemos descuidar la necesidad de establecer vínculos intersectoriales. Los
ministerios de educación deben adoptar enfoques intersectoriales e incluir a
otros ministerios en sus planes de acción nacionales. (…)
Representante de Noruega
También podrían ser útiles algunas herramientas estratégicas
como los pactos educativos o los acuerdos de concertación, que permiten la
adopción de estrategias en el largo y medio plazo, ya que las transformaciones
sociales y educativas que se espera alcanzar no son compatibles con los
periodos de los mandatos políticos (y las rupturas frecuentemente dictadas por
la esfera política). La Declaración y los Objetivos del Milenio aprobados por
las Naciones Unidas, los pactos educativos y los planes estratégicos elaborados
por determinados países, son el ejemplo claro de algunas herramientas
estratégicas para la creación de asociaciones ambiciosas. No siempre
manifiestan una unanimidad o un amplio consenso, pero desempeñan el papel de
acuerdos claros y compartidos, y de compromisos aceptados por todas las partes.
Extraído de
UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD PARA TODOS LOS JÓVENES
6 Hitos para progresar
Reflexiones y contribuciones en el marco de la
47a CONFERENCIA INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN DE LA UNESCO
GINEBRA, 8-11 DE SEPTIEMBRE 2004
OFICINA INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN
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