Garantizar simplemente el acceso a la educación formal a
todos los jóvenes no es, efectivamente, suficiente para garantizar calidad
educativa. Existen incluso algunas visiones provocativas que ponen en tela de
juicio el hecho mismo de la expansión de la escolarización formal como medida
adecuada a fin de asegurar una educación de calidad a todos los jóvenes, si no
se logra cambiar efectivamente las características de las opciones de educación
ofrecidas hoy a los adolescentes y jóvenes de 12 a 18/20 años.
¿Qué es la calidad? El concepto de calidad es
multidimensional. De un lado, él está relacionado a los resultados y, del otro,
a los objetivos y elementos que intervienen para que se alcancen estos
resultados. Es también evidente que el concepto de calidad de la educación
varía con el tiempo, no es homogéneo en un determinado momento y que su
heterogeneidad se asocia a razones objetivas y subjetivas, es decir a las
situaciones, pero también a las necesidades, intereses, y convicciones de
diferentes grupos y personas.
El debate sobre la
educación de calidad es (…) un debate sobre la afinidad que tiene la educación
con las condiciones de cambio perpetuo y sobre la necesidad de impartir
educación para que los jóvenes puedan enfrentar la incertidumbre, la movilidad
física y virtual, el desarrollo sostenible y las múltiples culturas, valores y
modos de vida existentes.
Koïchiro Matsuura, Director General de la UNESCO
La calidad de la
educación es contextual y su forma evolutiva. La calidad es para nosotros un
entendimiento entre los docentes y los alumnos, un compromiso acorde con el
cual se resuelven de la mejor manera posible, en un momento dado, las
contradicciones entre las necesidades y las posibilidades, entre lo ideal y lo
posible.
Algirdas Monkevicius, Ministro de Educación y Ciencia,
Lituania
Las cuestiones
relativas a la calidad han sido siempre una inquietud fundamental de los que
elaboran las políticas educativas en todas las sociedades. Sin embargo, es
necesario redefinir lo que se entiende por educación de calidad en función de
los espacios geográficos y las coyunturas. Pero, en todos los contextos por lo
menos sigue siendo válido un significado: se puede llamar “calidad” cuando
habilita a los estudiantes para enfrentar los múltiples desafíos que les presenta
la vida.
Lamentablemente a menudo se sacrifica este objetivo adoptando
soluciones a corto plazo, tales como la convalidación de exámenes. La
educación, tal como existe en India, brinda aptitudes en cuestiones vinculadas
a los planes de estudio, pero a menudo no prepara para una carrera.
Arjun Singh, Ministro de Desarrollo de los Recursos Humanos,
India
Se debe evaluar la cuestión de la calidad de la educación de
los adolescentes en función de su capacidad de garantizar la igualdad entre los
géneros, y particularmente permitir que las jóvenes puedan acceder a la
enseñanza secundaria. En muchos lugares, las jóvenes se casan muy temprano y se
sienten así forzadas a abandonar su educación. En otros tantos lugares, la
educación continúa sosteniendo estereotipos. Una enseñanza secundaria “buena”,
adaptada a las necesidades educativas de los jóvenes y de la sociedad,
contribuye al fortalecimiento de una imagen positiva de uno mismo y a la
integración social, y genera efectos positivos en el desarrollo social,
cultural y económico de un país.
La calidad también debe ser evaluada según su capacidad de
luchar contra la exclusión y de promover la cohesión social sobre bases
éticamente sólidas y de respeto hacia el otro. La exclusión social es un
fenómeno creciente en todo el mundo. Ella afecta cada vez más a los
adolescentes y jóvenes, de manera directa o por medio de un proceso de “ruptura
de expectativas”. Millones de adolescentes y de jóvenes se sienten excluidos,
aun cuando han cumplido largos estudios. Sus reacciones son variadas: la
violencia, el ausentismo, el rechazo del mundo adulto, las drogas, el suicidio,
la xenofobia o el fundamentalismo.
Las competencias para la vida práctica son cada vez más
esenciales en una educación de calidad. En un mundo donde los conocimientos y
las tecnologías se renuevan a una velocidad creciente y donde las necesidades
de los jóvenes deben servir de fundamento a su educación, existe un determinado
consenso acerca de la existencia de un desafío muy concreto: definir las competencias
necesarias a lo largo de toda la vida y construirlas por medio de la educación. No se
trata solamente de competencias para el cotidiano, en el ámbito local o en un
tiempo definido. Se trata de competencias para toda la vida, que permitan
integrarse ya sea a la comunidad donde viven los jóvenes, ya sea a otros
lugares o países. Pero las competencias no pueden ser construidas sin los
contenidos adecuados y actualizados, sin un cambio del currículo y de otros
materiales de aprendizaje, de estructuras, del ambiente institucional, de
mentalidades y de capacidades de los actores de la educación a fin de
consolidar una visión nueva de la educación de los jóvenes.
En los debates nacionales e internacionales hay, finalmente,
tendencias nuevas y, algunas veces, contradictorias que ponen en tela de juicio
la necesidad y el papel clave de los docentes. De un lado, algunas visiones
iconoclastas consideran que con una buena formación de base o una instrucción
elementar y la introducción de nuevas tecnologías, la importancia de los
docentes podrá disminuir. Algunos estiman igualmente que los docentes son
excesivamente conservadores y son más bien frenos que motores de una educación
de calidad para todos los jóvenes. Del otro lado, las sociedades en su conjunto
manifiestan cada vez más exigencias hacia los docentes. A pesar de que ellos
han sido, muchas veces, formados sobre todo a fin de transmitir conocimientos,
se les pide que encuentren soluciones para otros problemas: luchar contra la
pobreza, educar para la ciudadanía, prevenir la violencia, promover la
integración social, capacitar para la utilización de nuevas tecnologías, etc.
Mientras que la
matrícula ha aumentado, la calidad se ha visto ampliamente afectada debido a la
incapacidad de los sistemas de brindar la cantidad necesaria de docentes bien
calificados y formados y planes y programas de estudio pertinentes para las
necesidades de un mundo en mutación...
Muhammad Osman, Farruk, Ministro de Educación, Bangladesh
Pero también existen otras dimensiones intrínsecas y
externas a los procesos educativos las cuales influyen en la calidad de la
educación de los jóvenes: el valor atribuido a la educación en la comunidad y
en la vida política de contextos diversos, las tradiciones de cada cultura, la
cooperación con las familias y los medios de comunicación, la existencia de
oportunidades de movilidad social y de mejoramiento de la calidad de vida por
medio de la educación, la motivación de los jóvenes, la paz o la existencia de
conflictos, el crecimiento o la crisis económica. En algunos casos el sector
educativo puede garantizar ciertas condiciones para una educación de calidad
para todos los jóvenes. En otros, la educación por sí sola es impotente y debe
valerse de un mínimo de condiciones de base.
La educación de calidad no es un hecho aislado. Los aspectos
sociales, económicos, políticos, culturales, históricos y las diversidades
geográficas entre las naciones y en el seno de ellas son determinantes
cruciales de la calidad en una sociedad determinada.
Extraído de
UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD PARA TODOS LOS JÓVENES
Reflexiones y contribuciones en el marco de la
47a CONFERENCIA INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN DE LA UNESCO
GINEBRA, 8-11 DE SEPTIEMBRE 2004
OFICINA INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN
1 comentario :
Creo que todo esto está muy bien en la teoría pero el problema es que somos una sociedad que, en educación, es muy idealista en la teoría pero en la práctica bastante mediocre.
Desde mi punto de vista hay dos problemas de base: las leyes tan malas que hay (como esas que aprueban a todo el mundo) y la escasa formación del profesorado que, en niveles tan básicos como la Primaria, dedican muchos más esfuerzos en preparar la semana cultural o el festival de Navidad que en prepararlos para aprender de cara a niveles elevados.
Por otro lado, no estoy de acuerdo en dos cosas. la primera, que la cantidad de alumnos en clase disminuya necesariamente la calidad. Esto puede influir pero todos sabemos que hace años éramos 30 y 40 alumnos en clase y la calidad de esta era mucho mejor que la de ahora. Por otro, la igualdad es un ideal: los chicos no son iguales, ni tienen las mismas capacidades ni las mismas posibilidades. La pena es que en este país, durante muchos años, el Progresa Adecuadamente del diez era el mismo Progresa Adecuadamente del cinco pelado.
Un saludo
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