Es preciso que las expectativas de la comunidad educativa en la vuelta a las aulas no queden frustradas. No se están cumpliendo ni respetando los planes-promesas de la propia administración para el desarrollo razonable del curso ante las demandas colectivas. Ese es uno de los desafíos a los que nos enfrentamos hoy en el sistema educativo, pero hay muchos más.
La situación por la que hemos pasado y por la que estamos pasando está
significando un auténtico desafío que nos impone la necesaria reformulación de
muchos aspectos del sistema educativo por un lado y, por otro, proponernos
conservar los aspectos válidos para afrontar la situación que vivimos hoy.
Los retos en el ámbito de la educación son del mismo calado que los
desafíos a los que se enfrenta nuestra sociedad, que, como dice Franco Berardi,
nos pueden llevar a la extinción humana o a la salida del “cadáver del
capitalismo en el que vivimos”. Una educación que nos haga vivir fuera del
“cadáver” y vitalizar la humanización en condiciones de dignidad para todos
conlleva la obligación de afrontar retos que no pueden seguir sin ser tenidos
en cuenta para hacer realidad el derecho de todos a la educación. Son muchos y
no se pueden tratar de la misma manera ni al mismo tiempo: los hay a largo
plazo que pueden iniciar su recorrido ahora, los hay a medio plazo que
requieren una estrategia bien pensada, los hay que nos desafían en estos
momentos y que son ineludibles ya. Son los urgentes que no admiten espera y
requieren una respuesta decidida y sin demora. Tenemos ya, a punto de
aprobarse, una nueva ley de educación que
ha de ser un apoyo necesario para dar respuesta entre todos a algunos de los
problemas de hoy. Desde los retos que tenemos también hemos de hacer una
valoración de la misma para que avance en la perspectiva que proponemos.
Retos a los que ya estamos dando respuesta
Los más apremiantes e ineludibles en este curso. En primer lugar, la
seguridad y la educación sanitaria del cuidado de la salud personal y
colectiva. La toma de conciencia de que hemos de exigir y a la vez cumplir con
las condiciones necesarias para garantizarla y que sea asumida por todos: desde
las administraciones a los diferentes miembros de la comunidad educativa.
Se necesita la dotación de recursos económicos suficientes que den
consistencia y solidez a la educación de todos, la educación pública inclusiva,
para que pueda hacerse efectivo el derecho a la educación, los derechos de la
infancia y los derechos de las personas con diversidad funcional. Todo ello
requiere una inversión en educación, que no puede esperar, que se recupere,
después de los recortes de tantos años, el retraso de inversiones que
acumulamos y dé respuesta a las necesidades de hoy.
Es preciso que las expectativas de la comunidad educativa en la vuelta a
las aulas no queden frustradas porque no se van a respetar ni cumplir los
planes-promesas de la propia administración para el desarrollo razonable del
curso ante las demandas colectivas. Es necesario optar, de forma urgente, por
la inversión en personas-profesionales y su formación previa a la también
necesaria inversión en tecnología.
Es importante estar preparados para aprender en las pantallas, siendo
conscientes de los muchos riesgos que llevan consigo, pero hoy es más
importante la relación educativa presencial con el contacto humano que precisa.
Es ineludible hacer realidad la complementariedad subordinada de la tecnología
a la educación escolar donde la pedagogía de la presencia tenga un nuevo significado.
Es necesario y urgente incorporar la formación online, tanto del profesorado
como del alumnado, al servicio de la máxima eficacia de la relación educativa.
La mirada a las pantallas no puede suplir la mirada directa a la realidad y al
otro. A la pantalla alguien le da contenido. La realidad es el contenido que
podemos mirar directamente cada uno para poder interpretar y significar el
mundo desde nosotros mismos como sujetos.
Los planes de apoyo que se pongan en marcha para compensar los retrasos
provocados por el confinamiento no pueden ser puntuales y para un tiempo
determinado, tienen que ser permanentes para el alumnado que lo necesite.
También se han de garantizar todos los recursos materiales necesarios y todo el
profesorado y profesionales diversos que se precisan, menores ratios ahora y en
el futuro, las sustituciones inmediatas…
Otro de los grandes retos, al que hay que comenzar a dar respuesta de
forma urgente y permanente, es la reformulación radical de la función docente,
de su formación inicial y permanente para que dé respuesta a los desafíos
sistémicos que tiene nuestra sociedad y nuestro sistema educativo.
Necesitamos una estrategia bien pensada a medio plazo
Son estrategias que hay que trabajar desde ahora mismo con la máxima
urgencia, sabiendo que no se consigue de la noche a la mañana.
Necesitamos situar la educación pública en el centro de las políticas
públicas y de la conciencia ciudadana. Una sociedad democrática requiere, para
sostenerse y avanzar, una ciudadanía educada, crítica, culta, dialogante, que
sepa vivir y convivir en la diversidad y pluralidad humana en el respeto,
consciente de la centralidad de lo común y lo público, que defienda la
importancia de la educación de todos y con todos de máxima calidad frente a
cualquier intento privatizador y segregador. Desprivatizar la educación
privatizada es un proceso necesario e ineludible de las políticas públicas.
Ante el riesgo de que la educación presencial quede supeditada a la
educación semipresencial con dominio de lo virtual se precisa seguir haciendo
visible la importancia y el valor de la educación presencial en la sociedad de
la distancia. Mostrar abiertamente lo que sucede en el ámbito educativo
familiar para reconocer y paliar en la medida de lo posible los condicionamientos
que tienen muchas de ellas en la enseñanza online.
La escuela tiene que educar para la vida, tener en cuenta y mirar lo que
pasa al otro lado de las ventanas del aula, conectando la institución escolar
con la vida y los problemas de la humanidad.
Es urgente educar para afrontar la incertidumbre generando apoyo en las
pequeñas certezas que se dan en la vida cotidiana en las comunidades a las que
pertenecemos y, sobre todo, en la escuela.
La participación está quedando en un segundo plano con riesgo de diluirse
definitivamente. Por eso hemos de retomar, defender y profundizar la
participación y el protagonismo de todos y cada uno de los miembros de la
comunidad educativa como elemento esencial de la escuela pública.
Retos a largo plazo que se deben comenzar a trabajar
Los desafíos permanentes con que nos encontramos quedan bien reflejados
en el “Manifiesto por una educación
transformadora y emancipadora” del Foro de Sevilla. Aquí queremos
recalcar algunos y tener en cuenta otros.
Avanzar en la perspectiva de construir la escuela del cuidado mutuo, de
la atención al otro, de la convivencia positiva y de la pasión por el
conocimiento y el saber compartidos.
Seguir potenciando la presencialidad como el espacio y el tiempo de
construcción de la relación educativa humanizada. Dar a la educación presencial
toda la importancia que tiene pues sin ella no es posible la relación
educativa. Apostar por profundizar y desarrollar una nueva presencia y su
sentido emancipador.
Es necesario seguir promoviendo un currículo vivo, relevante, situado y
humanizado al servicio de la singularidad de cada persona y de la colectividad
frente al actual “currículo despiadado”. Ello
requiere pasar de una enseñanza academicista y transmisiva a una educación
integral que pone al alumnado y la vida en el centro.
Desarrollar la capacidad reflexiva y de pensamiento crítico y personal
como elemento central de la educación que queremos.
Potenciar la lucha por hacer realidad la igualdad. Es el gran
desafío: preparar para la igualdad,
educar en la justicia social, en la cooperación, en el compartir. Una escuela
equitativa frente a la escuela competitiva, de resultados, individualista es la
que nos prepara para aceptar y dinamizar la desigualdad y la lucha por la
acumulación…
Combatir la “asfixia educativa” observada en una parte importante del
alumnado a partir de la experiencia de exigencia basada en el rendimiento y en
los resultados, que no da lugar a la calma y al tiempo necesario para producir
aprendizajes sólidos y perdurables.
Trabajar valores acordes con la nueva etapa civilizacional que vive la
humanidad: frente a consumo insaciable austeridad en el consumo, frente la
seguridad del éxito individual buscar el éxito colectivo en la solución de los
problemas cotidianos, frente al dominio de la autosuficiencia y el
individualismo el reconocimiento de la vulnerabilidad y la interdependencia en
el cuidado mutuo, frente a la indiferencia ante el sufrimiento humano la
empatía y la compasión, ante la aniquilación de la vida natural aprender que
somos uno con ella…
Estos son algunos de los retos que podemos tener en cuenta en estos
momentos. Seguro que son muchos más. De hecho, ya les estamos dando respuesta, pero
es importante saber que estos desafíos se renuevan cada día y también las
soluciones que hemos de darles. Sabemos que no se dan de la noche a la mañana, sino
que requieren de un compromiso sostenido en el tiempo sabiendo que surgirán
nuevos retos que debemos seguir afrontando.
Por: Julio Rogero, miembro del colectivo ‘Foro de
Sevilla. Por otra Política Educativa’ y del MRP ‘Escuela Abierta’.
Fuente
https://eldiariodelaeducacion.com/porotrapoliticaeducativa/2020/12/14/retos-de-la-educacion-ahora-y-despues-por-otra-politica-educativa-foro-de-sevilla/
No hay comentarios. :
Publicar un comentario