miércoles, junio 04, 2014

El debate acerca del cambio y la modernidad en la Educación


El debate sobre “Calidad Educativa” tiene diversas dimensiones, una de ellas hace al ámbito en que se puede desarrollar, en nuestro tiempo ¿Se ha perdido la confianza por tanto en la educación? ¿En qué consiste la idea de “construir comunidad”? ¿Qué sentido tiene “democratizar la Educación”?


Eduardo Terrén relata al inicio de su libro “Educación y Modernidad” como un grupo de estudiantes en Galicia, en el año 1997, tras una manifestación contra la política educativa de la Xunta un estudiante leyó en la lluviosa plaza de Santiago un comunicado que expresaba que si el gobierno recortaba los gastos en educación, haría perder a los estudiantes el tren de la modernidad.

Han pasado unos años, y seguimos planteando la cuestión, si cabe con más insistencia. ¿Qué constituye una alteración social considerable? Sin duda la extensión de la educación formal tiene amplias repercusiones sociales. Los méritos académicos constituyen una fuente de prestigio.

Terrén, destaca que la educación en sus inicios supuso la racionalización y reforma social de una “élite ilustrada”. En las sociedades avanzadas, se refleja en un ideario meritocrático, mientras que en la actualidad se caracteriza por contradicciones y confusión.

El autor piensa que la crisis de los valores de la modernidad, ha afectado especialmente a la institución escolar, aunque la escuela no se haya caracterizado nunca como una institución especialmente moderna.

A un momento de incertidumbre y de aumento de la diversidad (en relación a la modernidad), dice el autor que le sigue un sentimiento de desconfianza, que es lo que domina hoy el discurso educativo. Y por tanto falta la definición de un proyecto cultural. Porque la posmodernidad introduce una serie de aspectos a debatir como por ejemplo:
-          ¿Cuál es la cultura que debemos transmitir?
-          ¿Debe lo local primar sobre lo global?
-          Cuál es nuestra historia ¿la de nuestro país, qué etnia, qué género?

Este planteamiento de E. Terrén responde a la idea de que la globalización difumina los espacios físicos.

¿Se ha perdido la confianza por tanto en la educación? Quizá esto se plantea desde el momento, no solo en que se desvanecen las esperanzas de igualdad, sino en que se da un aumento en la oferta de estudios, y no un aumento en la oferta de trabajo. Igualmente, muchos de los avances que parecían reales, se muestran ahora teóricos o ilusorios.

Quizá la inteligencia artificial pudiera llegar a organizarse de tal modo que se configurase un acervo de la cultura completa creada por la humanidad, a la que recurrir, y en la que participar. Pero los intereses utópicos de las grandes compañías que hoy dominan este espacio virtual, aún están por demostrar.

Nuevas experiencias en Educación
Frente a la diferenciación, la despersonalización y la globalización de las relaciones sociales y económicas de hoy día, está la nueva visión de “construir comunidad”. Construir comunidad se basa en la idea de la implicación y participación directa de las personas en distintas partes del proceso educativo.

Este concepto está en relación con el concepto de “redes”. Mediante las redes, los sujetos pueden interactuar, compartiendo métodos, actividades, con otros (incluso personas que viven en diferentes ciudades y países).

Existen diferentes experiencias educativas que tienen que ver con la idea de comunidad y redes y que son proyectos de transformación social y educativa que se están dando en España. Entre otras podemos citar: ciudades educadoras, escuelas democráticas o comunidades de aprendizaje. Todas estas experiencias, toman aún más sentido en el panorama de una sociedad y escuela multicultural.

La familia, por su parte (como principal agente socializador y generador de valores), se transforma en protagonista de estas experiencias.

Pero la relación entre escuela y proyecto democrático de participación, no es nueva. Ya la desarrolla Dewey a principios del siglo XX en el contexto norteamericano.

En la pedagogía crítica de fines del XX y principios del XXI, se habla de “escuelas democráticas” (frente a las teorías de la reproducción social que conciben las escuelas como instituciones que perpetúan las desigualdades sociales, aunque en realidad éstas últimas teorías también son críticas, ofrecen pocas alternativas).

La participación de educadores profesionales, padres y madres, ciudadanos, otros agentes de la comunidad y su compromiso, para la realización de proyectos, se puede dar una alternativa viable. Los proyectos se basan generalmente en “una educación para todos” y el hecho de contribuir a formar “una organización que aprende”.

Democratizar la educación supone “desburocratizar” el sistema educativo, hacer que en su funcionamiento se favorezcan estructuras abiertas donde participe el alumnado, las familias, diferentes colectivos sociales y vecinales. Pero no toda participación va a significar un proceso democrático

Las Comunidades de Aprendizaje son un proyecto de transformación educativa y de su entorno y se basan en el diálogo de diferentes visiones en la participación de la comunidad. Existe una amplia fundamentación teórica y sociológica en la que ahora no vamos a entrar, pero sí trataremos cómo se consolida el proceso.

Elboj, habla de ese proceso de consolidación que parte primero de un proceso de investigación basado en reflexiones sobre la innovación y la experimentación del cambio; segundo por un estudio por parte de comisiones y de la misma Comunidad de Aprendizaje en ciertos aspectos concretos; y tercero en un proceso de evaluación.
Su funcionamiento se basa en un aprendizaje dialógico (un diálogo de diferentes personas que aportan de forma democrática y horizontal argumentaciones racionales para buscar soluciones. Por ejemplo se basan en tertulias dialógicas, en grupos interactivos. Las tertulias funcionan con la lectura de textos donde participan docentes, alumnado y familias y después se hacen reflexiones sobre lo leído. Y en los grupos interactivos se trata de agrupamientos flexibles y heterogéneos (género, origen, nivel cultural), en una clase tutorizada por una persona adulta. Los tutores pueden ser incluso familiares y se basa en un aprendizaje cooperativo donde se termina identificando las dificultades, para que éstas puedan transformarse.


Extraído de:
“Apuntes y Reflexiones sobre cambio social, convivencia y cambio social, convivencia y paz cultura para la educación”
Dra. Beatriz Pérez González
Pfra. Sociología en C.C. de la Educación

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