La cercanía con los estudiantes, el valor de la confianza, la capacidad creativa de los equipos docentes, la necesidad de repensar los formatos escolares fueron algunas claves del trabajo de este año en el Taller Escuela María Asunción Guglielmi, de Fe y Alegría, dirigido por Marcos Roca.
Marcos Roca es director del Taller Escuela María Asunción Guglielmi,
de Fe y Alegría, en San Martín: un bachillerato para jóvenes y adultos que en
su mayoría viven en asentamientos del conurbano bonaerense y de Capital. Todos
sus estudiantes vienen de haber dejado la escuela o de haber repetido varias
veces. Sin embargo, siguen apostando a la educación como el camino para crecer.
Frente a la pandemia, Marcos y su equipo de docentes reforzaron el
compromiso que venían sosteniendo desde siempre: hacer lo necesario para que la
experiencia escolar que ofrecen a sus estudiantes sea diferente de
aquella que los llevó a abandonar en el pasado. Sobre estas cuestiones habló en
su paso por el ciclo “En primera persona” de Agenda Educativa,
una serie de entrevistas en las que docentes y directivos comparten sus
aprendizajes durante la pandemia.
“Cuando empezó el aislamiento, solo habíamos tenido una semana de clases
con los ingresantes, y un par de días con los estudiantes de 2° y 3°. Primero
pensamos: vamos a aprovechar este tiempo para reunirnos y seguir trabajando
como equipo la propuesta”, recuerda Marcos.
A medida que pasaba el tiempo y la cuarentena se extendía, las
estrategias reconfiguraban: “Empezamos haciendo un trabajo por materias, que
después pasó a ser un trabajo por áreas: Sociales, Naturales,
Lenguas y Nuevas Tecnologías, una por día. El viernes lo dedicábamos al
encuentro comunitario de toda la escuela”. Marcos destaca que esta modalidad
implicó un trabajo en equipo por parte de los docentes, y
facilitó una visión más integral del aprendizaje.
Empezamos haciendo un trabajo por materias, que después fue un trabajo
por áreas: Sociales, Naturales, Lenguas y Nuevas Tecnologías. Los viernes
teníamos un encuentro comunitario
El contacto con los estudiantes fue clave desde el principio: “Hicimos
un acompañamiento por Whatsapp, primero individual, después armamos
grupos por curso. Luego sumamos las videollamadas y empezamos a encontrarnos
con las dificultades de conexión y la falta de dispositivos”.
Las tutorías resultaron un espacio fundamental para el
seguimiento de cada estudiante: “Designamos docentes a cargo de cada curso:
grupos de cuatro docentes se dedicaban específicamente a un curso. A la vez,
cada docente asumió tutorías con grupos pequeños, de unos diez estudiantes, a
quienes seguía semanalmente y con quienes fue generando un vínculo más
estrecho”.
El resultado: a diferencia de lo que pasó en otras escuelas, la
matrícula no bajó. “Durante la segunda parte del año, cuando en algunas
escuelas empezaba a mermar la participación, nosotros pudimos sostenerla o
incluso aumentarla”, subraya Marcos, y agrega que todas las ideas surgieron del
trabajo en equipo: “Los docentes fueron sumando ideas, estrategias y
miradas. El trabajo comunitario facilita todo: como director, solo
acompaño el proceso que está haciendo el equipo docente“.
Cada docente asumió tutorías con grupos pequeños, de unos diez
estudiantes, a quienes seguía semanalmente y con quienes fue generando un
vínculo más estrecho
Poner en valor lo aprendido para repensar la escuela a partir de
2021 fue otro eje de trabajo: “Creamos una comisión que se llama
‘Escuela a Futuro’, integrada por docentes, miembros del equipo directivo de la
escuela, de Fe y Alegría, y por una egresada. La idea es poder pensar nuestra
escuela a futuro a partir de todos los aprendizajes de este año, ver qué es lo
que no queremos perder cuando volvamos a la presencialidad”.
“Creo que la escuela que viene va a estar enriquecida por esta
experiencia“, asegura Marcos. Entre los principales aprendizajes de este
año, resalta dos: el valor de la confianza y la importancia del vínculo
con los estudiantes. “Creo que este año mostró que, cuando se deposita
confianza en las comunidades educativas, de ahí pueden surgir experiencias
significativas”, afirma.
Con respecto a los vínculos, concluye: “Cuando nos preguntábamos cómo
lograr más y mejores aprendizajes, las respuestas siempre tenían que
ver con cómo nos vinculábamos con los estudiantes. Como educadores tenemos
que poner el foco en el estudiante como persona y en sus habilidades
socioemocionales. Los contenidos aparecen como consecuencia del foco en
la persona“.
Fuente
https://agendaeducativa.org/marcos-roca-repensar-la-escuela-en-equipo-con-foco-en-los-vinculos/
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