La brecha de género que persiste entre las carreras tecnológicas y científicas hace que se pierda una parte importante del talento clave para afrontar el futuro
Más de la mitad del alumnado universitario en
España, un 55 %, es femenino, y sin embargo la brecha de género es abismal en
algunos estudios superiores. La presencia de la mujer continúa siendo
minoritaria en las llamadas disciplinas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y
Matemáticas, por sus siglas en inglés): si en el curso 2018-2019, por ejemplo,
un 51 % de las matrículas de Ciencias corresponden a mujeres, tres de cada
cuatro alumnos matriculados en la rama de Ingeniería y Arquitectura son
hombres, y en Informática las mujeres se quedan en un 12,9 %. Estas, por el
contrario, representan una abrumadora mayoría en las ramas de Ciencias de la
Salud (70,3 %), Artes y Humanidades (63,6 %) y Ciencias Jurídicas y Sociales
(59,8 %), según datos del Ministerio de
Universidades. Los datos fuera de España no cambian demasiado, y a
nivel mundial solo el 29 % de los investigadores en el campo de las Ciencias
son mujeres.
¿Obedece esto a una predisposición innata de género
o es más bien producto de una larga historia de prejuicios y estereotipos
sociales? Más bien lo segundo, afirman los expertos: “Lamentablemente, vivimos
en un sistema profundamente dominado por los roles de género (…).
Tradicionalmente, a las mujeres se nos ha socializado en los cuidados (del
hogar, de la familia, de nuestros mayores y de nuestros hijos), y se ha dicho
de nosotras que somos “más intuitivas” o “sensibles”, por lo que existe una
mayoría de mujeres en carreras como comunicación, filologías, terapia
ocupacional o enfermería”, sostiene Ludi García, directora gerente de la
consultora de comunicación Hotwire. “Mientras tanto, a
los hombres se les han atribuido fortalezas como la mente fría y analítica,
empujándolos hacia carreras más científico-técnicas como las ciencias, las
ingenierías o las matemáticas. Por supuesto, esto no son más que construcciones
sociales que, por desgracia, siguen prevaleciendo en algunos sectores de la
sociedad”.
Luchar contra la brecha de
género, imprescindible
Para Ana Delgado, Chief Education Officer en The
Valley, el talento femenino existe y es muy abundante, y considera
que la base del éxito está en lograr un equilibrio que ponga en evidencia el
valor añadido que puede aportar cada uno a este ámbito STEM. “Los equipos con
perfiles variados y multidisciplinares incitan a la productividad, la
eficiencia y la creatividad. De la misma manera que existen diferentes perfiles
en cuanto a capacidades (como, por ejemplo, personas más dadas a la analítica,
a la estrategia o al negocio), pasa lo mismo con el género. Y todos son
necesarios”. Con los avances tecnológicos y la rápida evolución de la
digitalización, se necesitan cada vez más expertos capaces de ayudar y guiar a
las empresas y profesionales a abordar este nuevo panorama y cubrir esas
necesidades, y en esta demanda resulta irrelevante si se es hombre o mujer.
“Un mantra que repetimos constantemente, pero que
no por ello es menos cierto, es que por culpa de la brecha de género en estas
disciplinas estamos perdiendo la mitad del talento. A día de hoy vemos que uno
de los problemas principales, anunciado por la Unión Europea, es la falta de
habilidades en los trabajos del futuro, aquellos ligados estrechamente a la
tecnología”, afirma Belén Perales, responsable de RSC de IBM
España. Los datos apuntan a que las disciplinas STEM no figuran
entre las favoritas de los jóvenes, pero, aun así, un 16,3 % de los
adolescentes españoles de 15 años contempla dedicarse a estas áreas cuando sean
adultos: de ellos, un 12,1 % corresponde a los chicos y solo un 4,2 % a las
chicas, lo que demuestra que la brecha de género se da ya en edades muy
tempranas. “Desde IBM, consideramos que la solución se encuentra en fomentar la
educación en estas disciplinas desde muy jóvenes, para acabar con estos
estereotipos que hacen pensar más adelante que ciertas carreras son masculinas
o femeninas”, añade.
Las proyecciones económicas y sociológicas apuntan,
efectivamente, a que el bienestar de nuestro sistema económico pasa por un
desarrollo de perfiles tecnológicos que no puede detenerse ante obstáculos de
género y que implicará a todos los sectores productivos. “El futuro no estará
tan demarcado como ciencias y letras, sino que vamos hacia una formación más
transversal”, argumenta Rafael Conde, director del grado en Artes Digitales de la Universidad
Camilo José Cela (UCJC), en Madrid. “Las materias STEM estarán presentes en
todas las formaciones. Antes, ser analfabeto era no saber leer ni escribir;
exagerando un poco, pero no tanto, en el futuro lo será no saber código, te dediques
a lo que te dediques. Por eso necesitamos mujeres STEM, para que rompan los
estigmas y no solo las niñas, sino toda la población, se acerquen a estos
conocimientos sin prejuicios ni complejos”.
Por supuesto, eso no implica que haya que forzar
vocaciones científicas si no existe interés. El problema es que, como recuerda
Conde, este existe, “pero muchas mujeres que querrían entrar no lo hacen por el
estigma social que conlleva de “mundo masculinizado” y, sobre todo, algo
asocial”. El caso del grado en Artes Digitales de la UCJC es algo diferente, ya
que (si bien son un grupo pequeño) este curso el 100 % de las matrículas ha
correspondido a mujeres, y en el segundo curso también hay una mayoría
femenina. Allí, los estudiantes aprenden desde disciplinas más artísticas como
la fotografía y el dibujo hasta elementos más técnicos como la programación
multimedia, principios de robótica y diseño, entendido este como ilustración
2D, modelado e impresión 3D, diseño web, maquetación… Unos estudios cuyas
salidas profesionales están en las industrias creativas, que hoy por hoy
generan más empleo que la industria del automóvil de Estados Unidos, Europa y
Japón juntas, según la OIT: la animación, el diseño digital, los videojuegos,
los efectos especiales, la posproducción o el diseño web.
Una mayor visibilidad de
referentes femeninos
Para fomentar la curiosidad científica y las
disciplinas STEM entre las niñas se requiere de un esfuerzo conjunto que
promueva valores inclusivos desde la infancia y que ayude a visibilizar los
referentes femeninos que ya existen (y que han existido) dentro del campo STEM.
Una labor en la que los padres y las familias, por un lado, y los educadores,
por otro, juegan un papel fundamental: “Es necesario que no solo en el colegio,
sino también en casa, se eduque en la igualdad y la colaboración. Es
responsabilidad de todos que trabajemos en derribar las ideas convencionales y
los roles tradicionalmente adjudicados a cada uno de los géneros”, reflexiona
Ludi García.
Por otro lado, es necesario que, desde los centros
educativos, se ofrezca una orientación libre de estereotipos en la que reforzar
la presencia de mujeres en los contenidos educativos ayude a que las chicas
quieran dedicarse a la ciencia. “La clave pasa por ofrecer experiencias con disciplinas
de ingeniería, ciencias, matemáticas y demás desde pequeños, para que todos se
familiaricen con esos ámbitos y vean todas las posibilidades que ofrecen, sin
distinción de género”, incide Delgado. En cualquier caso, se trata de educar a
los niños y niñas, inspirándoles e impulsándoles a avanzar en el camino que más
les interese. “En general, la inclusión de referentes femeninos ayuda a
disminuir la desigualdad de género en todos los ámbitos”, insiste Perales.
Sin embargo, cuando se trata de dar visibilidad a
estos referentes, la responsabilidad va mucho más allá, e implica a empresas,
instituciones públicas y privadas y medios de comunicación. Así, espacios
públicos como ChicaStem, que recoge iniciativas nacionales e
internacionales para fomentar las vocaciones en estas disciplinas, o el Observatorio Mujeres, Ciencia e
Innovación, creado en 2019 para “combatir cualquier discriminación
por razón de sexo, garantizar la igualdad de oportunidades y aumentar la
presencia de mujeres en todos los ámbitos de la vida científica y
universitaria”.
La Universidad Complutense de Madrid (UCM) presentó
en junio de 2019 el proyecto Por qué tan pocas, que
incluye un largometraje y 20 píldoras audiovisuales con las que se pretende
visibilizar el papel de las mujeres españolas en los campos de la tecnología y
la ciencia, con referentes como Margarita Salas (bioquímica), María Blasco
(bióloga), Elena García (ingeniera robótica) o Clara Grima (matemática). IBM,
por su parte, tiene en marcha desde hace varios años iniciativas como Watson
va a clase y Open P-Tech, que ofrecen a los más
jóvenes las herramientas necesarias para despertar esta curiosidad y fomentar
la vocación en estas disciplinas.
El ámbito de la comunicación es, finalmente, muy
importante a la hora de dar visibilidad a las mujeres y que las futuras
generaciones vean referentes a los que seguir: “En muchas ocasiones, los
estudiantes se interesan por una disciplina por las informaciones que ven en
los medios. Si la periodista es una mujer, las posibilidades de que se sientan
reflejadas y captar su interés son mayores”, concluye Ludi García.
Liderazgo femenino en el campo
STEM
Si hay una brecha de género respecto al número de
mujeres que entran en las titulaciones STEM, también la hay en cuanto a la
cantidad de ellas que se incorporan a puestos de alta dirección en las empresas
tecnológicas, una carencia del mercado que pretende contribuir a subsanar el
máster Desarrollo Directivo para Mujeres STEM,
de la UCM, una formación “dirigida a mujeres que han sido referentes y que
llevan 15 o 20 años trabajando en áreas tecnológicas, formándolas en
habilidades y competencias que les permitan ejercer ese liderazgo en unos contextos
empresariales que son eminentemente masculinos”, explica Silvia Carrascal,
directora del programa.
El objetivo, afirma, es empoderar a la mujer,
aunque a la vez hace hincapié en que se trata más de poner en valor el talento
y reconocer las competencias que se poseen, ya seas hombre o mujer, que de
cumplir con un determinado porcentaje [por los planes de igualdad de las
empresas]. El máster de la UCM pone así el foco en “contribuir a su desarrollo
personal y su empoderamiento a través de la mentoría y del coaching de
carrera, con expertos en habilidades comunicativas y sociales, liderazgo, toma
de decisiones, visión estratégica y actualizaciones en la transformación
digital de las empresas”.
Para Carrascal, se trata de aportar nuevos estilos de liderazgo, ya que
la mujer puede promover “uno mucho más flexible y transversal, menos
encasillado en lo que es el conocimiento y mucho más relacionado con los retos,
los logros y los desafíos de una empresa, un equipo o un proyecto”. “Alguien”,
continúa, “que es capaz de ver no solo el impacto económico, sino también el
lado más personal y emocional de las cosas: el efecto que tiene en la sociedad;
cómo es de sostenible para la empresa; cuál es el impacto positivo para sus
empleados o qué políticas implementar para una mejor cultura organizativa”.
Por: Nacho Meneses
Fuente:
https://elpais.com/economia/2020/10/28/actualidad/1603878746_104941.html
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