Para la directora de Somos Red, el uso de la tecnología, la colaboración entre docentes, la evaluación formativa, el foco en los procesos metacognitivos y la selección de contenidos que permitan aprendizajes significativos son los principales aprendizajes que está dejando la actual emergencia educativa.
El uso de la tecnología, la colaboración entre docentes, la evaluación
formativa, el foco en los procesos metacognitivos y la selección de contenidos
que permitan aprendizajes significativos son los principales aprendizajes
que dejó la primera mitad del año para las escuelas. Así lo
planteó Agustina Blanco, directora de Somos Red y exdirectora de la
Red de Escuelas de Aprendizaje de la provincia de Buenos Aires, en una
conversación organizada por Agenda Educativa.
“Si bien yo prefiero no hablar de ‘oportunidades’, sí creo que la
pandemia ha generado algunos aprendizajes que llegaron para quedarse. Si
logramos sostenerlos, el cambio en el sistema educativo será enorme”, planteó
Blanco en diálogo con Carolina Ruggero, directora institucional de Agenda
Educativa.
5 aprendizajes que trajo la pandemia
El aprendizaje más evidente tiene que ver con el uso de la
tecnología. En segundo lugar, Blanco mencionó la colaboración entre
los docentes favorecida por la virtualidad, sobre todo en secundaria,
donde es más difícil que todos coincidan en la sala de profesores. “Acá hay una
oportunidad de oro a futuro: la educación del siglo XXI exige colaboración
entre docentes y planificación en equipo”, agregó.
La especialista también destacó que se haya priorizado la evaluación
formativa, orientada a construir la autonomía de los estudiantes por medio
de las devoluciones que les hacen sus docentes: “Esa retroalimentación es
fundamental para que los estudiantes comprendan su propio proceso de
aprendizaje”.
“Los chicos con mayor autonomía son los que mejor han
funcionado en este primer semestre. En el contexto actual, la autonomía es
clave, por ejemplo para saber organizarse para estudiar, o para que cada
estudiante comprenda mejor de qué manera aprende”, señaló Blanco. De esta
manera, resaltó la importancia de los procesos metacognitivos y
de ayudar a los estudiantes a explicitar sus aprendizajes, “haciendo visible
el pensamiento”, tal como propone el título de un libro de Ron Ritchhart,
Mark Church y Karin Morrison.
“Hay muchas escuelas que han decidido que no se puede cubrir
todos los contenidos de los diseños curriculares, y que es necesario
elaborar propuestas que atrapen a los chicos, que les permitan aprendizajes
significativos. Está claro que este es un año para diseñar proyectos,
seleccionar contenidos prioritarios o esenciales, repensar cómo se los
proponemos a los estudiantes, cómo los hacemos colaborar entre sí, aunque sea
por Whatsapp”, describió la exdirectora provincial de Evaluación y Planeamiento
de la Dirección General de Cultura y Educación de Buenos Aires.
Innovar, con foco en lo emocional
Para Blanco, “este es un año para permitirse la innovación,
en un tiempo tan diferente. Las escuelas que se animan a la innovación, y que
apuestan a mantener el vínculo cercano con los estudiantes, están logrando
avances. En otras escuelas, en cambio, los chicos se están alejando. Apagan la
cámara, no están entregando trabajos”.
La importancia de los vínculos, la educación emocional y el
clima áulico también quedó en evidencia en este tiempo. “El clima
áulico es la percepción del vínculo entre el docente y los estudiantes, y del
vínculo de los estudiantes entre sí. Varios estudios señalan que esta variable
impacta de manera fundamental en el aprendizaje, más que las condiciones
edilicias o que el acompañamiento de las familias”, explicó la directora de
Somos Red.
“La educación emocional favorece la construcción de un
entorno favorable para el aprendizaje. La escuela es el lugar por excelencia
para aportar esto. Por un lado, en el plano individual: que la
persona se pueda conocerse a sí misma, tener registro de sus emociones,
aprender a regularlas. Hoy esto es fundamental, los chicos están viviendo
situaciones difíciles en sus casas, por cuestiones económicas o de salud. Por
otro lado, el plano social: la colaboración, la empatía, poder
escuchar al otro”, señaló la especialista.
En el contexto actual, el vínculo con los estudiantes se
vuelve más importante que nunca: “Tenemos que preguntarles cómo están, generar
momentos concretos para que los chicos puedan dialogar entre ellos. Es clave
crear estos momentos en los encuentros sincrónicos”.
La potencia de las redes… y de la vocación
A partir de su experiencia al frente de la Red de Escuelas de
Aprendizaje de la provincia de Buenos Aires, que reunió a 2108 escuelas
bonaerenses y capacitó a 14.000 personas entre directivos y docentes, Blanco
subrayó la “potencia” de las redes: “Las redes ayudan a mejorar los
sistemas. Las escuelas se apoyan entre ellas, aprenden juntas, comparten buenas
ideas. Las mejores ideas salen de los docentes, por eso es fundamental ese
intercambio”.
Pese al cansancio acumulado, Blanco alentó a los docentes a “recuperar
fuerza desde la vocación, acompañarnos mutuamente y seguir nutriéndonos”.
Sugirió también pensar propuestas pedagógicas “aprovechando lo cotidiano, lo
que tenemos a mano: la música, el movimiento, la cocina”. Y mantener el foco en
el aprendizaje, con el alumno en el centro.
Para Blanco, este tiempo excepcional puede ser una invitación a
reencontrarse con la vocación y despertar el entusiasmo. Cara a cara o por
Zoom: ese brillo en los ojos de los estudiantes, como dice el
director de orquesta Benjamin Zander, es el indicio más claro de que
algo valioso está pasando en el encuentro con los estudiantes.
Por
IMG
Fuente
https://agendaeducativa.org/agustina-blanco-los-5-aprendizajes-clave-que-dejara-la-pandemia/
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