¿En qué consiste la inteligencia emocional?
Estamos
observando a lo largo de las últimas décadas el auge de nuevas tendencias tanto
a nivel educativo como a nivel social. Tendencias relacionadas con aspectos que
teníamos olvidados o que no eran el centro de atención. Los cambios sociales
han propiciado establecer nuevas perspectivas sobre la formación permanente de
las personas en otros ámbitos que no sean los puramente académicos o basados en
la adquisición de conocimientos como tradicionalmente se pensaba.
La
postura extrema ha considerado que la cognición y la emoción son entidades
opuestas y separadas. De la misma forma, las técnicas tradicionales de medir el
rendimiento escolar mediante test de inteligencia (Coeficiente Intelectual), no
han dado respuesta a una serie de variables que también influyen en el
rendimiento del alumno y que van más allá de interpretar la inteligencia medida
bajo esos parámetros como el único factor para el rendimiento académico y
desarrollo de la persona.
Por
ello han surgido otras investigaciones centradas en establecer que existen
diferentes tipos de inteligencia. Un ejemplo de ellas es la realizada por
Gardner en su libro “Teoría de las Inteligencias múltiples”, donde describe la
inteligencia como: “Es la habilidad para
resolver problemas o para elaborar productos que son de importancia en un
contexto cultural o en una comunidad determinada”. Posteriormente, en su
libro “Estructuras de la Mente” describe 8 tipos de Inteligencia.
Al
mismo tiempo, otros autores como Salovey y Mayer en los años noventa centran su
investigación en cómo cognición y emoción se combinan para dar como resultado
una determinada habilidad. Pero será Goleman en su libro “Inteligencia
Emocional” quien difundirá esta idea entendiendo la Inteligencia Emocional
como:
“la capacidad de reconocer nuestros propios
sentimientos, los sentimientos de los demás, motivarnos y manejar adecuadamente
las relaciones que sostenemos con los demás y con nosotros mismos”.
A
partir de estos estudios se han realizado todo tipo de investigaciones
relacionadas con el tema, de la misma manera a nivel mundial se ha ido
expandiendo su influencia en la educación. Un ejemplo de ello es la fundación
de la organización sin ánimo de lucro Collaborative for Academic, Social, and
Emotional Learning (CASEL), en 1994.
En
la misma línea de trabajo en 1993 una serie de investigadores encabezados por
Daniel Goleman, empiezan a utilizar la frase “aprendizaje social y emocional”.
Por otra parte, la Unesco en el 2002 distribuyó a los Ministerios de Educación
de 140 países un comunicado formulando y avalando los principios del
aprendizaje social y emocional (SEL en inglés)
Actualmente
estamos inmersos en nuevas investigaciones sobre la incidencia del aprendizaje
social y emocional en el rendimiento académico. En España en los últimos años
se ha generado un movimiento educativo centrado en las emociones que lo podemos
encontrar bajo dos denominaciones “Educación Emocional” o “Educación Socio
Emocional”
Extraído
de:
LA
IMPORTANCIA DE GESTIONAR LAS EMOCIONES EN LA ESCUELA: IMPLICACIONES EN EL
PROCESO DE ENSEÑANZA APRENDIZAJE.
ANDRÉS
ALAGARDA MOCHOLÍ.
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