¿Por
qué debemos ocuparnos de las emociones en la escuela? ¿Las habilidades sociales
inciden en las cognitivas? ¿Cognición y emoción son temas independientes entre
sí?
Davidson
nos dice que la gestión de las emociones debería preceder a la enseñanza de
contenidos académicos. Proporcionar a los individuos las habilidades para
gestionarlas les dará la capacidad de controlarlas, sobre todo ante situaciones
adversas. Estas situaciones adversas interfieren en la capacidad de aprender de
los niños. En estudios realizados por este autor donde se realiza una
intervención en aspectos como la compasión, cooperación y altruismo, se dan
evidencias de cambios en el cerebro asociados con modificaciones en el
altruismo y que se pueden medir conductualmente.
De
la misma manera, Monjas nos habla de la necesidad que tiene el ser humano de
interactuar con las personas y si no está preparado para ello se generan
emociones negativas que interfieren en su bienestar. Por ello dice que es
necesario contar con un repertorio de habilidades sociales.
No
debemos olvidar que la incorporación del niño en la escuela es una etapa donde
se producen unas interacciones entre iguales constantes. Preparar y entrenar en
habilidades sociales a estos niños les dará unos mecanismos para poder afrontar
sus emociones.
En
este sentido, las pautas sociales y emocionales que se dan en la familia deben
tener una continuidad en la incorporación al sistema educativo. La integración
del niño en la escuela implica el desprendimiento del mundo familiar que
conocen y por otra parte, implica al mismo tiempo la interrelación con personas
nuevas y ajenas a su círculo familiar. Todo ello demandará nuevas habilidades
sociales. Una satisfactoria percepción de aceptación entre iguales, se
convierte en un “factor protector” en la infancia (Masten, et al,.), este
factor posteriormente será motivador y mecanismo de recuperación en casos de
crisis emocionales.
Como
dice Pascual y Cuadrado en su libro “Educación Emocional. Programa de
actividades para la Educación Secundaria Obligatoria” “Nuestra sociedad está en
constante evolución y como consecuencia de ello, los valores, expectativas y
metas que plantea, así como las necesidades de los alumnos cambian
continuamente. Desde este punto de vista, según Bisquerra se justificaría la
necesidad de desarrollar en el alumnado, capacidades y habilidades tanto
sociales como emocionales para su desarrollo integral.
Cognición y
emoción no van separadas.
“Es un error pensar que la cognición y las
emociones son dos cosas totalmente separadas. Es la misma área cerebral”. Goleman
Efectivamente,
otros autores comparten el mismo punto de vista, Actualmente, la postura
racionalista extrema, que consideraba a la cognición y la emoción entidades
dispares y diametralmente opuestas, ha quedado relegada, y las emociones juegan
un nuevo papel cultural en la sociedad actual lo que ha contribuido a que la
investigación dentro del campo de la Inteligencia Emocional (IE) haya
prosperado significativamente en los últimos 15 años, debido a que desde
diferentes ámbitos (clínico, educativo, etc.) se ha exigido que predijera
criterios sobre y más allá de lo que predecía la inteligencia general.
Asimismo,
según Parker, Summerfeldt, Hogan & Majeski, la validez predictiva que han
mostrado los test de rendimiento cognitivo basados en medir el coeficiente
intelectual ha hecho que las investigaciones se centren en otras variables que
puedan presentar mayor capacidad para predecir el desempeño y la adaptación,
entre ella la Inteligencia Emocional.
Extraído
de:
LA
IMPORTANCIA DE GESTIONAR LAS EMOCIONES EN LA ESCUELA: IMPLICACIONES EN EL
PROCESO DE ENSEÑANZA APRENDIZAJE.
ANDRÉS
ALAGARDA MOCHOLÍ.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario