jueves, junio 11, 2015

La importancia de gestionar las emociones en la escuela.

¿Por qué debemos ocuparnos de las emociones en la escuela? ¿Las habilidades sociales inciden en las cognitivas? ¿Cognición y emoción son temas independientes entre sí?


Davidson nos dice que la gestión de las emociones debería preceder a la enseñanza de contenidos académicos. Proporcionar a los individuos las habilidades para gestionarlas les dará la capacidad de controlarlas, sobre todo ante situaciones adversas. Estas situaciones adversas interfieren en la capacidad de aprender de los niños. En estudios realizados por este autor donde se realiza una intervención en aspectos como la compasión, cooperación y altruismo, se dan evidencias de cambios en el cerebro asociados con modificaciones en el altruismo y que se pueden medir conductualmente.

De la misma manera, Monjas nos habla de la necesidad que tiene el ser humano de interactuar con las personas y si no está preparado para ello se generan emociones negativas que interfieren en su bienestar. Por ello dice que es necesario contar con un repertorio de habilidades sociales.

No debemos olvidar que la incorporación del niño en la escuela es una etapa donde se producen unas interacciones entre iguales constantes. Preparar y entrenar en habilidades sociales a estos niños les dará unos mecanismos para poder afrontar sus emociones.

En este sentido, las pautas sociales y emocionales que se dan en la familia deben tener una continuidad en la incorporación al sistema educativo. La integración del niño en la escuela implica el desprendimiento del mundo familiar que conocen y por otra parte, implica al mismo tiempo la interrelación con personas nuevas y ajenas a su círculo familiar. Todo ello demandará nuevas habilidades sociales. Una satisfactoria percepción de aceptación entre iguales, se convierte en un “factor protector” en la infancia (Masten, et al,.), este factor posteriormente será motivador y mecanismo de recuperación en casos de crisis emocionales.

Como dice Pascual y Cuadrado en su libro “Educación Emocional. Programa de actividades para la Educación Secundaria Obligatoria” “Nuestra sociedad está en constante evolución y como consecuencia de ello, los valores, expectativas y metas que plantea, así como las necesidades de los alumnos cambian continuamente. Desde este punto de vista, según Bisquerra se justificaría la necesidad de desarrollar en el alumnado, capacidades y habilidades tanto sociales como emocionales para su desarrollo integral.

Cognición y emoción no van separadas.
Es un error pensar que la cognición y las emociones son dos cosas totalmente separadas. Es la misma área cerebral”. Goleman

Efectivamente, otros autores comparten el mismo punto de vista, Actualmente, la postura racionalista extrema, que consideraba a la cognición y la emoción entidades dispares y diametralmente opuestas, ha quedado relegada, y las emociones juegan un nuevo papel cultural en la sociedad actual lo que ha contribuido a que la investigación dentro del campo de la Inteligencia Emocional (IE) haya prosperado significativamente en los últimos 15 años, debido a que desde diferentes ámbitos (clínico, educativo, etc.) se ha exigido que predijera criterios sobre y más allá de lo que predecía la inteligencia general.

Asimismo, según Parker, Summerfeldt, Hogan & Majeski, la validez predictiva que han mostrado los test de rendimiento cognitivo basados en medir el coeficiente intelectual ha hecho que las investigaciones se centren en otras variables que puedan presentar mayor capacidad para predecir el desempeño y la adaptación, entre ella la Inteligencia Emocional.



Extraído de:
LA IMPORTANCIA DE GESTIONAR LAS EMOCIONES EN LA ESCUELA: IMPLICACIONES EN EL PROCESO DE ENSEÑANZA APRENDIZAJE.
ANDRÉS ALAGARDA MOCHOLÍ.


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