En este blog sostenemos que el concepto de Calidad Educativa es político, y tiene numerosas aristas que no se pueden reducir a una serie de números, además son numerosas las corrientes que la han definido. En esta publicación, el autor hace referencia, y diferencia, a los puntos de vista economicista y humanista.
En 1968 Philip Coombs introduce el concepto de calidad,
analizando los sistemas educativos desde el enfoque de la economía clásica, ya que
para él, si la educación tiene un costo, esta debe redituar en el desarrollo de
los países. Este análisis fue clave en América Latina a principios de los
setenta, pues se constituyó en el eje ideológico a partir del cual los
organismos internacionales incidieron en los gobiernos locales para impulsar
las reformas educativas. En los años 90 este discurso de calidad se centró
principalmente en la evaluación como forma de control. Este discurso es
exterior a la escuela e introduce conceptos de la fábrica, como son control de
calidad y calidad de la educación, para administrar la escuela como se hace en
la fábrica, ingresando el discurso de flexibilidad, pues un sistema educativo
de calidad es aquel que responde a los cambios acelerados que se suscitan en el
mundo (Yánez). Así, se empieza a evaluar a la escuela a través de los
resultados de los estudiantes, en pruebas y en nivel de aciertos y desaciertos
a las preguntas formuladas.
La calidad de la educación es un concepto que se puede
entender de distintas maneras, pero que, en general, se ha entendido en función
de los resultados. Entre los términos que entran para definir la calidad
educativa se encuentra el de excelencia, basado en el control científico sobre
el producto, en relación con unos estándares. Igualmente, ingresa el término de
cultura de la calidad, que busca obtener cada día mejores resultados en las
evaluaciones, de acuerdo con los criterios de control de calidad (Fundación
Instituto de Ciencias del Hombre). A su vez ingresan términos como eficacia y
éxito dentro de la escuela y se promueve la calidad a través de un proceso de
planificación, implementación y evaluación, que en el argot se conoce como el
ciclo PHVA [planear, hacer, verificar, actuar).
Al ingresar a la educación el discurso de la calidad, esta
se centra en los resultados. De esta forma, se empiezan a desarrollar políticas
y programas educativos dirigidos hacia la construcción de estándares y la
evaluación de los resultados de los alumnos. Para el año 2000 se empieza a
pensar como calidad educativa la idea de …mejorar
todos los aspectos de la calidad de la educación y asegurar su excelencia de
manera que todos alcancen resultados de aprendizaje reconocidos y medibles,
especialmente en competencia lingüística, competencia matemática y habilidades
esenciales para la vida (World Education Forum).
Ingresa de esta manera la idea de un aprendizaje útil y de
estándares básicos o mínimos de aprendizaje. Por otro lado, se entiende, desde
ciertos acuerdos internaciones, a la educación como un
...derecho humano
irrenunciable, esto es, un bien fundamental, al que deben tener acceso todos
los ciudadanos en condiciones de igualdad. Y eso exige necesariamente una
oferta de calidad para todos, que abra oportunidades y no las cierre, y que
refuerce la cohesión social (Tiana).
Para Tiana el concepto de calidad incluye cuatro
dimensiones: eficacia, eficiencia, pertinencia y satisfacción.
Dicho de otro modo, podemos hablar de una educación de
calidad en la medida en que seamos capaces de alcanzar los objetivos
propuestos, siendo estos además coherentes con las metas últimas que nos hemos
marcado y con las necesidades sociales detectadas, haciendo un uso eficiente de
los recursos disponibles y satisfaciendo las expectativas de los diversos
agentes implicados (Tiana).
En consonancia, se desarrollan, entonces, sistemas y
mecanismos de evaluación para evaluar lo aprendido por los estudiantes y los
resultados obtenidos, pero no sólo para evaluarlos a ellos sino también a todo
el sistema educativo, incluyendo docentes e instituciones. A su vez, se
construyen y elaboran estándares de rendimientos en las distintas disciplinas.
Estándares que buscan colocar una medida de lo que se considera aceptable de lo
aprendido e imponer niveles de logros deseables. Serían en este caso las metas
que se pretenden lograr con la educación, estableciendo los aprendizajes
(conocimientos y habilidades) que los estudiantes deben alcanzar y adquirir
realmente.
Para Escudero (2003) la calidad puede definirse de las
siguientes maneras: como excelencia, en donde se excluye y se incluye algunos
que pueden llegar a esta distinción; como satisfacción de las necesidades y
expectativas de los usuarios o clientes, en donde la calidad está sujeta a las
apreciaciones, las necesidades y las valoraciones de los sujetos, siendo una
idea propagada por la mentalidad mercantil; como grado de adecuación a ciertos
estándares preestablecidos, en donde la calidad de la educación se mediría por
la contribución al logro de ciertos aprendizajes establecidos como legítimos y
deseables, siendo definida en términos de eficacia y de resultados, y en donde
las reformas educativas se plantean en términos de construcción y elaboración
de unos estándares y unas formas estandarizadas de evaluación; como la consistencia
y la eficiencia con que determinados procesos contribuyen al logro de
objetivos, que remite a los procesos y estrategias de mejora; en un marco de
derechos y deberes, en donde se llega a acuerdos entre proveedores y clientes y
que en educación se encuadra en el marco de los Derechos Humanos y teorías de
justicia social; y por último, como transformación de los sujetos, en donde la
educación se convierte en una agente catalizador del cambio de los sujetos y
sus condiciones adversas para una calidad equitativa.
El discurso de calidad lógicamente está atravesado por
cuestiones históricas y contextuales; así, por ejemplo, en el marco del Estado
de Bienestar que se da con el final de la segunda guerra, la calidad se
relacionaba con lograr que todos tuvieran acceso a ella como derecho
fundamental y bien básico y como modo de compensar las desigualdades, a través,
de una reestructuración que permitiera una buena educación para todos.
Por su parte, la etapa actual responde a la idea de la
calidad como excelencia dejando la educación en manos de la ideología explicita
del mercado. De esta manera, hacia
1990 la incidencia del Banco Mundial en las reformas
neoliberales de los países latinoamericanos, también toca el campo educativo y
los cambios estructurales en América Latina se centran en procesos de apertura
económica y desregulación, que generaron una desindustrialización, aumentaron
el desempleo y produjeron un proceso de reversión de las importaciones, de
privatizaciones y un endeudamiento público en todo el continente. Igualmente,
con la reforma del Estado, el proceso de privatizaciones, la desmonopolización
estatal en sectores claves de la economía y los servicios, se reforman los
sectores financieros, de seguridad social y educativo, teniendo como resultado
la minimización del Estado, en el plano de las políticas sociales, la reducción
de la esfera pública y la ampliación de la esfera privada, desarrollándose,
entonces, un modelo educativo competitivo y selectivo (OLPE).
En el marco de la educación empiezan entonces a primar
conceptos como el de Evaluación de la Calidad Educativa
en detrimento de instrumentos de participación y de consulta, imponiéndose
instrumentos de control tecnocrático sobre el trabajo docente. Es una educación
que atiende a lo instrumental, cargada de técnicas prácticas de aprendizaje, de
conocimientos elementales básicos y articulada a un referente central, que es
el mercado (OLPE).
(Las reformas
educativas en)… América Latina… (tienen) la intención de eliminar todo sentido
crítico de la educación y la instalación de una nueva visión del conocimiento
en tanto mercancía…. desde esta perspectiva neoliberal el significado de la
educación puede definirse como la calificación individual que permita competir
en el mercado de trabajo, un mercado de trabajo cada vez más restringido. El
conocimiento es asimilado a mercancía y se ata así a una educación creadora de
competencias. El sistema educativo es concebido entonces como un colaborador
privilegiado del sistema productivo en tanto genera recursos humanos... el
alumno pasó a ser considerado como un consumidor y parte funcional del
engranaje de la producción, y el profesor, un instrumento al servicio de estos
fines… entre los objetivos que tenía la reforma se encontraba hacer más
eficiente y racional la administración estatal en educación, entregar la
regulación de la educación a los mecanismos del mercado[...] disminuir el gasto
en educación… (y)…debilitar las organizaciones de los trabajadores… (con la)
descentralización administrativa, las nuevas modalidades de financiamiento
(según demanda), la privatización de la educación… (,)…la flexibilización
curricular… la evaluación basada en criterios de eficacia y eficiencia, y la
introducción de criterios del management (administración y gerenciamiento
empresarial) en la gestión escolar… (CTERA).
De esta forma ingresan en el ámbito educativo conceptos que
giran en torno a la idea de equidad, calidad, eficiencia, utilidad y
competencias. Remplazándose la idea de igualdad por una idea de reparto más
equitativo de los subsidios del Estado, en donde paguen los que puedan pagar, y
los que quieran estudiar, pero no puedan pagar, lo hagan a través de becas, es
decir por meritocracia. Becas que muchas veces no tienen en cuenta la
desigualdad de oportunidades que presentan los jóvenes según su clase social.
El concepto de calidad, el cual centra nuestro interés, es el que permite la
entrada a la evaluación de las instituciones escolares, poniendo su mirada en
el producto final y evaluando los resultados a través de exámenes
estandarizados que no tienen en cuenta los procesos que ocurren dentro de la
escuela como formadora de seres críticos y ciudadanos o las mismas diferencias
culturales que se dan en un mismo país, evaluando en el marco de unos
conocimientos mínimos aprendidos en función de los requerimientos de los
mercados de trabajo, tecnológico, editorial, etc., es decir, en función de la
formación de los consumidores y la mano de obra necesaria para el mercado
empresarial.
La organización curricular por competencias está anclada en
el marco de una política de la competitividad, la flexibilización, la
horizontalidad y la utilidad, organizando el saber en función de su utilidad
para actuar en la
realidad. Realidad, especialmente, laboral y de mercado.
Mercado que mercantiliza el conocimiento y convierte a las escuelas en empresas
de servicios y de producción de capital humano.
Igualmente, con las reformas educativas los currículos se
estandarizan y se centralizan en componentes y contenidos considerados básicos,
que se instrumentalizan en los libros de texto y la capacitación. Libros
de texto que no permiten ninguna mediación pedagógica por parte del docente,
pues vienen diseñados con todos los instrumentos para el aula y listos para ser
dados, lo que condiciona la dirección ideológica del proceso pedagógico. Esta
visión del conocimiento como mercancía impulsa la idea de un conocimiento
pragmático y una visión utilitarista e instrumental. Igualmente se homogeniza
el conocimiento e, ideológicamente, los procesos didácticos con las pruebas
nacionales de educación, en donde prima la competencia por la calidad entre las
instituciones, generándose rankings para la supuesta elección libre e
individual de la escuelas, en donde, por supuesto quedan muy abajo las escuelas
públicas, las cuales tienen que afrontar distintas dificultades que les impiden
concentrar todo su potencial en una prueba. Pruebas nacionales que centran todo
el proceso en el resultado y el producto final y en un aprendizaje
cuantificable, medible y comparable, sin considerar los procesos de enseñanza o
los mismos procesos de aprendizaje dentro de la escuela, de los llamados
currículos ocultos. Este enfoque en los resultados incide amplia y fuertemente
en el diseño de los currículos de las escuelas y opera como un mecanismo de
control, que echa por tierra la autonomía institucional. Así, parece que
finalmente el paso por la escuela durante 11 años, en el caso colombiano, se
reduce a la posibilidad de hacer y pasar una prueba, quedando por fuera todo lo
que se aprende en el transcurso de la vida escolar.
A pesar de todo lo expuesto, desde las críticas o apoyos que
pueden dársele a la idea de calidad educativa, desde las visiones más
humanistas, que hablan de inclusión y de una educación de calidad para acabar
con las desigualdades, o la económica, que habla de una educación bancaria,
debemos considerar que la calidad educativa es un concepto ambiguo y abierto a
debates… se trata (entonces) de un
término ambiguo, indefinido y polisémico, con una notable variedad de
significados. Diversos agentes lo utilizan de manera diferente, en función del
contexto en que lo usen… Por lo tanto, no hay que hacerse ilusiones acerca de
la unanimidad que pueda haber en torno al concepto, ya que es simplemente
inexistente (Tiana).
En el caso colombiano, las políticas de calidad en educación
son introducidas desde un marco de políticas internacionales, sin tener en
cuenta el propio contexto del país, enfocadas en desarrollar competencias
básicas en los estudiantes y fortaleciendo la cultura de la evaluación, tomando
como referente el mercado, en donde el Estado tiene la responsabilidad de
desarrollar y aplicar los estándares y los lineamientos desarrollados por
organismos internacionales (FMI, OMC, BID, BM, Unesco), hecho que influencia
las reformas desarrolladas durante los años 90. Así, se mide la educación en
términos de cobertura, resultados en pruebas externas (Saber, Icfes, Pissa) e
internas, acceso y permanencia, y se empieza hablar en términos de servicio y
no de derecho, y en términos de clientes y no de estudiantes. En estos términos
la educación se evalúa de acuerdo con competencias y, en especial, se le da
énfasis a las competencias laborales. Se introduce entonces la evaluación
constante y la idea de planes de mejoramiento dentro de la terminología de la
escuela: la escuela se mide en términos de indicadores y metas estratégicas.
El Ministerio de Educación Nacional [MEN] para 2011, dentro
de su proyecto Educación de calidad, el camino para la prosperidad, define así
la educación de calidad:
Una educación de
calidad es aquella que forma mejores seres humanos, ciudadanos con valores
éticos, respetuosos de lo público, que ejercen los derechos humanos y conviven
en paz. Una educación que genera oportunidades legítimas de progreso y
prosperidad para ellos y para el país….
Es decir que el énfasis es una educación para el trabajo en
el marco de un proyecto de apertura política y de apertura económica enmarcada
en un proyecto de política y economía globalizada neoliberal que implica …la privatización de las empresas estatales,
reducción del déficit público, reducción del gasto público de carácter social
(y aumento en el gasto en defensa y seguridad, condiciones exigidas por los
organismos multilaterales de crédito para garantizar la inversión extranjera,
el libre flujo de capitales y su reproducción sin controles) inserción de la
economía colombiana en el mercado mundial y disminución de la regulación
estatal (Orjuela).
Desde 2007 la política de calidad se enfoca en fortalecer las
características que garanticen dicha inserción, tanto que las premisas del plan
de desarrollo en calidad se enfocan en tres programas estratégicos: el
desarrollo de competencias en las TIC, el bilingüismo y las competencias
laborales generales (MEN), en donde se le da énfasis a la productividad. Así,
para 2007 una educación de calidad es la que logra que: Todos los estudiantes… cuenten con oportunidades para adquirir
conocimientos, desarrollar competencias y valores necesarios para vivir,
convivir, ser productivos y seguir aprendiendo a lo largo de su vida… (MEN)
Podemos resaltar de estas dos últimas políticas educativas,
que los aspectos más relevantes para la construcción de la política de calidad
enfatizan la cobertura, la evaluación, el financiamiento, la permanencia, el
desarrollo de competencias (en especial las laborales y convivenciales) y la
productividad, pilares que fundamentan el ingreso de un modelo económico
hegemónico –como es el Neoliberal–, pero que poco o nada tienen en cuenta las
realidades concretas, locales y contextuales del país.
Así, desde los años 90, como dicen Marta C. Herrera y Raúl
Infante Acevedo (2004), se avanza en la descentralización, en promover la
competencia entre instituciones públicas y privadas para obtener mejor educación,
en fomentar los créditos para financiar la educación universitaria, en la
integración de los colegios con el sector productivo (de hecho en el consejo
directivo de todo colegio se le abre campo a dos representantes del sector
productivo) y en establecer el Sistema Nacional de Evaluación de la Calidad de la Educación Primaria
y Secundaria. Todo esto ha favorecido la implementación de un modelo
generalizado basado en la eficiencia económica y la lógica del mercado, en
donde las nuevas orientaciones están siendo trazadas por los organismos
financieros internacionales
De esta forma, sabiendo, desde este pequeño recorrido por el
concepto, que no se encontrara una sola definición del concepto de calidad
educativa, creemos que en la Institución
Educativa Distrital [IED] Colegio Delia Zapata Olivella no
habrá una sola representación social de él, pues es claro que puede ser
utilizado de distintas maneras, según como estén situadas las personas que lo
definen, lo caracterizan, lo materializan y lo figuran en dicha institución
(docentes y estudiantes). El recorrido muestra, en este caso, como dependiendo
de los autores y desde donde se hable, el concepto de calidad depende de los
intereses desde donde se enuncie, algo que se cree pasará al hacer un breve
seguimiento y una caracterización de la representación social del concepto de
calidad educativa dentro de la IED Colegio Delia Zapata Olivella, pues …la
calidad es una cuestión ideológica, socialmente cambiante según los valores e
intereses que subscriban las fuerzas sociales y educativas que la definan y
propongan (Escudero).
Extraído de
Caballero, L. (2013). La calidad de papel. La representación
social de la calidad en educación en maestros y estudiantes. El caso de una
institución educativa pública.
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