El concepto de
Calidad Educativa tiene muchas dimensiones, y además está en permanente
revisión, todo es objeto de polémica, los cambios que se producen en la
sociedad afectan nuestro punto de vista sobre el tema. En el “terremoto” surgen
nuevos conceptos, como el de “Competencia” ¿Qué significado se le otorga?
¿Cuántas categorías admite? ¿En qué consiste la demanda?
La educación en la sociedad actual está en el centro de las
polémicas. No hay el deseado consenso en ninguno de los componentes del
currículo: ¿Para qué educar? Los fines y metas de la educación; ¿Qué
enseñar–aprender? Los contenidos curriculares, extensión, profundidad; ¿Cómo
enseñar– aprender? Aspectos metodológicos y didácticos; ¿Para qué y cómo
evaluar? Los objetivos, criterios y procedimientos de la evaluación. El
debate permanente, más o menos tenso según circunstancias, de la educación y
sus funciones, conlleva el cuestionamiento del status y función del profesor,
la consideración social del mismo, la autoestima personal, la desvaloración de
las competencias profesionales.
La profesión docente está profundamente afectada por los
cambios científicos, tecnológicos, económicos, sociales, políticos y culturales
habidos en la sociedad.
Las críticas a la educación y a la función del profesor son
una expresión de la puesta en cuestión de la sociedad y cultura contemporánea.
A la escuela se le exige hoy demandas encontradas y crecientes por parte de los
alumnos, las familias, las fuerzas sociales, la administración. El
profesor se encuentra en el centro del conflicto ante exigencias cada vez
mayores y conflictivas, hasta el punto de vivir situación de alto riesgo, con
consecuencias para su salud. Ha de ser transmisor y a la vez crítico de la
cultura ante las nuevas generaciones. Ha de enseñar a pensar, a decidir, a
disfrutar del ocio, a cuidar de la salud, a respetar el medio natural y el
patrimonio sociocultural, a ser solidario con los demás, y tantas demandas como
deficiencias y conflictos surgen en la sociedad. Se le pide integrar en la sociedad al
alumno como miembro comprometido y responsable, pero se le presenta una
sociedad en continua crisis económico–social, con paro, competitividad,
injusticia y marginación. Se le pide una relación personal con el alumno, un
trabajo en equipo, y a la vez que promueva la calidad, la excelencia, la
evaluación individualizada y competitiva. Se pretende un profesor agente
compensador de las desigualdades sociales y de las deficiencias personales, al
integrar a alumnos con necesidades educativas especiales en una escuela
inclusiva, y al mismo tiempo se le demanda énfasis en los aprendizajes de
contenidos disciplinares. No resulta fácil armonizar los valores de
integración, igualdad de oportunidades y equidad con las exigencias de
eficacia, eficiencia, calidad y excelencia.
En los últimos años, la investigación y publicaciones en
educación han puesto especial énfasis en el concepto de competencia. Podemos
caracterizar las competencias como el conjunto de habilidades y destrezas
necesarias para realizar un trabajo, en un contexto laboral determinado. La
identificación de las competencias en la formación y selección de profesionales
se extendió al ámbito educativo, tanto de profesores como de alumnos. Así el
diseño y desarrollo de las reformas de planes de estudio, desde la Educación Infantil
hasta la Universidad, está pivotando en la actualidad sobre el concepto de
competencia. La OCDE entiende las competencias como las capacidades para
responder a demandas complejas y llevar a cabo tareas diversas de forma
adecuada, supone una combinación de habilidades prácticas, conocimientos,
motivación, valores, actitudes, emociones y otros componentes sociales y de
comportamiento que se movilizan conjuntamente para lograr una acción eficaz.
Los estudios y publicaciones y la legislación de la OCDE, la Unión Europea ,
UNESCO y Organizaciones Iberoamericanas proponen las competencias como
componente nuclear de los procesos de aprendizaje de los alumnos, la formación
del profesor, diseño de los currículos y evaluación de la calidad de las
instituciones. Hasta el extremo que se llegan a utilizar las competencias como
fórmula mágica para resolver todo tipo de problemas. En España estamos inmersos
en esta dinámica, desde la reformas en los niveles más básicos (Ley Orgánica de
la Educación), hasta el diseño de las nuevas titulaciones universitarias en el
marco del Espacio Europeo de Educación Superior.
El Proyecto Tuning se ha elaborado con una metodología
basada en cuatro ejes:
1. Competencias genéricas;
2. Competencias específicas;
3. Papel del sistema ECTS en el currículo;
4. La función del aprendizaje, la docencia, la evaluación y
el rendimiento en relación con el aseguramiento y evaluación de la calidad.
El objetivo más general del Proyecto Tuning es servir de
plataforma para el intercambio de experiencias y conocimientos entre países e
instituciones de educación superior, con el fin de facilitar una mayor
transparencia de las estructuras educativas, impulsando la innovación y la calidad. El Proyecto
Tuning–América Latina (2004/2007) también procura y promueve la búsqueda de
puntos comunes de referencia, centrándose en las competencias. Tuning busca
impulsar consensos a escala regional sobre la manera como se entienden los
títulos, desde el punto de vista de las competencias que los poseedores de
dichos títulos serían capaces de alcanzar.
El Informe Tuning diferencia tres grandes ámbitos de
competencias o destrezas:
a) conocer o comprender: el conocimiento teórico de un campo
académico, la capacidad de conocer y comprender;
b) saber cómo actuar: la aplicación practica y operativa del
conocimiento a ciertas situaciones;
c) saber cómo ser: los valores como parte integrante de la
forma de percibir a los otros y vivir en un contexto social.
Las competencias representan una combinación de atributos
(con respecto al conocimiento y sus aplicaciones, aptitudes, destrezas y
responsabilidades) que describen el nivel o grado de suficiencia con que una
persona es capaz de desempeñar un trabajo.
El concepto de competencia hace referencia a las
capacidades, aptitudes, destrezas, recursos que permiten a una persona realizar
una acción, una tarea o un producto. Poseer una competencia significa que una
persona, al manifestar una cierta capacidad o destreza al desempeñar una tarea,
puede demostrar que la realiza de manera tal que permita evaluar el grado de
realización de la misma.
Las competencias se sitúan en un continuo y cada persona
puede dominar unas u otras.
El Proyecto Tuning analiza dos conjuntos de competencias,
las genéricas y las específicas. Las competencias específicas se relacionan con
cada área temática y resultan claves para cada titulación universitaria, ya que
están específicamente relacionadas con el conocimiento concreto de un área
temática. Son pues las competencias relacionadas con las disciplinas académicas
y son las que confieren identidad y consistencia a cualquier programa. Las
competencias genéricas son las que se consideran que cualquier estudiante
universitario debe adquirir por el hecho de pasar por una Universidad. Son
aquellas que cualquier titulación debe proporcionar, tales como capacidad de
aprender, de análisis y síntesis, etc. El Proyecto Tuning limita el estudio a
30 competencias genéricas clasificadas en tres grupos:
a) Competencias
instrumentales, que incluyen destrezas cognitivas, como la capacidad de
comprender y manipular ideas y pensamientos; capacidades metodológicas como
tomar decisiones y resolver problemas: capacidades tecnológicas como la
capacidad de manejar ordenadores; y capacidad lingüística, como comunicación
oral y escrita o conocimiento de una lengua.
b) Competencias
interpersonales: capacidades individuales relativas a la capacidad de expresar
los propios sentimientos, habilidades críticas y de autocrítica. Destrezas
sociales relacionadas con las relaciones interpersonales, la capacidad de
trabajar en equipo, el compromiso social y ético. Estas competencias facilitan
la interacción y cooperación social.
c) Competencias
sistémicas: son las destrezas y habilidades que conciernen a los sistemas como
totalidad. Suponen una combinación de la comprensión, la sensibilidad y el
conocimiento que permiten al individuo ver cómo las partes de un todo se
relacionan y agrupan. Estas capacidades incluyen la habilidad de planificar
cambios para mejorar e innovar los sistemas. Las competencias sistémicas
requieren como base la adquisición previa de competencias instrumentales e
interpersonales.
Las competencias no deben quedar acotadas a las demandas
económicas y sociales del momento, sino que se ha de promover la reflexión
crítica sobre lo dado, y las alternativas de mejora. La Universidad tiene como
dimensión esencial la crítica de la cultura y la propuesta razonada y razonable
de proyectos alternativos. Los estudiantes exigen cualificaciones idóneas para
el mercado laboral, pero la Universidad no puede quedar reducida a satisfacer
las demandas del mercado y los intereses de grupos sociales y profesionales.
Autor: García García, Emilio
Competencias éticas del profesor y calidad de la educación.
Dpto. Psicología Básica II Procesos Cognitivos Facultad de
Psicología Universidad Complutense Campus de Somosaguas
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