Los contextos adversos no explican por sí solos malos resultados educativos
Es necesario adoptar sistemas de enseñanza más flexibles y más inclusivos que efectivamente pongan énfasis en la equidad y la calidad
JORGE REBELLA
Para que todos los alumnos puedan aprender, se deben dar respuestas personalizadas a las expectativas y necesidades de cada uno, sostuvo el sociólogo uruguayo Renato Opertti, coordinador del Programa de Construcción de Capacidades Curriculares de la Oficina Internacional de Educación (OIE) de la Unesco con sede en Ginebra. Este instituto apoya a regiones y países de todo el mundo en el diseño, implementación y evaluación de procesos de cambio educativo principalmente vinculados al cumplimiento de las metas de "Educación Para Todos" en 2015 que ha acordado la comunidad internacional. A continuación se publica un resumen de la entrevista.
-¿Cuáles son los temas convocantes en materia de educación en la actualidad?
-La agenda actual de la educación tiene esencialmente que ver con la superación y la búsqueda de alternativas frente a ciertos dilemas que se plantearon en décadas anteriores, tales como las disyuntivas equidad/calidad y acceso/resultados. La prioridad parece estar en democratizar las oportunidades educativas a lo largo de toda la vida, desde el nivel inicial en adelante, fortaleciendo la educación como derecho humano y como puerta de entrada al goce de otros derechos humanos.
-¿Acaso no se apuntaba a democratizar la enseñanza en el siglo XX?
-Sí. Pero democratizar la educación ya no se circunscribe al concepto tradicional de escolarizar por la vía de facilitar el acceso a las ofertas educativas. Conjuntamente con las políticas de accesibilidad, se pone creciente énfasis en las condiciones y en los procesos de enseñanza-aprendizaje y, principalmente, en forjar políticas orientadas al logro de resultados razonablemente equiparables entre grupos sociales distintos. Lo que mide esencialmente los avances en democratizar la educación es la calidad de los aprendizajes y las competencias adquiridas, y no tanto la accesibilidad que corresponde más bien al concepto tradicional de la igualación de oportunidades.
-¿Qué criterios básicos maneja la Unesco al respecto?
-El concepto democratizador que empieza a predominar crecientemente es cómo forjar oportunidades educativas desde el nacimiento mismo hasta la vida adulta de una persona. Esto implica, entre otras cosas, inscribir las políticas educativas en un marco integrado de políticas sociales y de estrategias de reducción de la pobreza y de la marginalidad. También requiere un reacomodo profundo del sistema educativo, que tradicionalmente está basado en la suma de los subsistemas (por ejemplo primario, medio, universitario) y en la separación conceptual e institucional entre lo formal y no formal. Es claro que las políticas educativas de largo aliento con equipos profesionalmente sólidos comienzan desde el nivel inicial asentado en una visión curricular y pedagógica unitaria, transversal a todo el sistema educativo.
Calidad y equidad
-¿Permitirá esa propuesta terminar con un sistema educativo que hoy acentúa las desigualdades?
-Justamente un aspecto medular del debate educativo pasa hoy por fortalecer condiciones y desarrollar procesos y estrategias que permitan igualar en resultados. El quid de la cuestión estriba en responder con solvencia cómo se puede democratizar la educación para darle a cada uno de los alumnos una oportunidad efectiva de aprendizaje. Esto implica hacer converger equidad y calidad en toda propuesta educativa. Si se quiere tener calidad democrática, se requiere tener equidad y si se quiere alcanzar una equidad pertinente y duradera, esta tiene que sustentarse en la calidad. La comparación internacional muestra, principalmente a través del PISA (Programa Internacional de Evaluación de Resultados Educativos), que es coordinado por la OCDE y en el cual participa Uruguay, que los sistemas educativos de alta calidad son los más equitativos en términos de distribución de oportunidades educativas. La contraposición equidad/calidad es falsa y atenta contra las oportunidades de aprender de los estudiantes, principalmente de aquellos provenientes de los sectores más carenciados.
-¿Cómo generamos condiciones para que todos los alumnos aprendan?
-Para tratar de lograrlo hay que respetar su unicidad, su especificidad, sus diversidades culturales sociales, lingüísticas, étnicas, sus maneras de aprender y sus ritmos de aprendizaje. Se trata de dar respuestas personalizadas a las expectativas y necesidades de cada alumno. Eso supone cambiar la lógica de cabeza y de funcionamiento de los sistemas educativos ya que están generalmente estructurados para responder al perfil esperable del alumno homogéneo.
Un sistema educativo que intente ser efectivamente inclusivo debe necesariamente personalizar la educación. Esto es asumir la diversidad como un contexto de aprendizaje y una oportunidad para generar aprendizajes pertinentes para la persona y la sociedad a través de un uso expandido, democrático y creativo de las tecnologías de información como es, por ejemplo, el Plan Ceibal en Uruguay.
-¿En qué medida el empobrecimiento de amplios sectores de la población en las últimas décadas puede explicar las elevadas tasas de deserción en la educación media en Uruguay?
-La sola ocurrencia de factores socioeconómicos de larga data, como la infantilización (0 a 18 años) y la feminización (jefas de hogar con niños a cargo) de la pobreza, influyen naturalmente en los resultados educativos, pero no son por sí mismos determinantes. Una buena parte de la deserción de la educación media obedece a las dificultades y trabas institucionales, curriculares y pedagógicas en atender alumnos de diversos contextos culturales y sociales. Aun en contextos de fuerte adversidad, se pueden lograr aprendizajes pertinentes y relevantes para todos. Debemos evitar caer en una suerte de determinismo sociológico que implica que los alumnos no pueden aprender por pertenecer a contextos sociales muy adversos. Cuando los docentes tienen expectativas positivas, sus alumnos aprenden más.
Descentralización
-¿Cuáles son las nuevas tendencias de organización de los sistemas educativos en el mundo?
-Principalmente a fines del siglo XX y comienzos de este siglo, se ha generado un debate muy fuerte sobre los modelos de privatización, es decir más posibilidades de elección por parte de los padres acerca de los centros de enseñanza para sus hijos, y de descentralización territorial financiera y/o curricular de la educación. El Informe de Seguimiento de una Educación Para Todos (EPT) de la Unesco (2009) señala que no necesariamente las privatizaciones o la descentralización de los sistemas educativos logran incrementar la equidad en los resultados. Más bien en algunos casos las brechas entre grupos sociales tienden a crecer en cuanto a la adquisición de aprendizajes y competencias básicas de vida. La discusión y la preocupación actuales parecen girar en torno a cómo generar sistemas educativos efectivamente inclusivos donde la diversificación de las ofertas educativas a través de diversos modelos sean instrumentos para el logro de una educación de calidad equitativamente distribuida. El problema se plantea cuando transformamos medios en fines en sí mismos en el marco de definiciones ideológicas ortodoxas.
-¿A quién le corresponde organizar ese sistema educativo?
-Esa es tarea primordial del Estado, que debe tener la doble capacidad de liderar y de proporcionar oportunidades de educación para todos en permanente coordinación y complementariedad con la sociedad civil. La experiencia comparada internacional de los últimos años ha demostrado que no se mejora la calidad de la educación exclusivamente por la vía de la descentralización y de la privatización. Por eso, la Unesco está poniendo énfasis en la creación de centros de enseñanza inclusivos que generen las oportunidades educativas para todos. Se apuesta a la diversidad de modelos institucionales bajo un formato universalista de un Estado que asume un rol activo e indelegable en liderar los procesos educativos.
Rol del Estado
-¿Por qué se le asigna tanta importancia al Estado en la educación?
-La actual crisis financiera internacional nos muestra un saludable retorno al concepto y a la praxis del Estado como orientador, regulador y evaluador. A nivel educativo, las experiencias de descentralización y privatización, muchas veces implementadas en forma inadecuada, han debilitado al Estado en su función de garante y de facilitador de una educación equitativa para todos. Por la vía de los hechos, se ha descentralizado a nivel territorial, pero no se han generado mecanismos compensatorios para acortar las distancias entre las diferentes regiones.
En cambio, un país puede descentralizar más y mejor si tiene un Estado eficiente que ejerce un fuerte liderazgo, que abre oportunidades para que la sociedad civil participe en el diseño y en la implementación de las políticas. Ese Estado tiene que desempeñar un papel de orientador, estar atento a las desigualdades para ver cómo las compensa, las corrige y las evalúa, y cómo hace un seguimiento de los procesos educativos. Cuando decimos evaluar incluimos las ofertas públicas y privadas, lo cual debe hacerse aplicando reglas universales y conocidas por todas las instituciones involucradas.
-¿Qué ha sucedido al respecto en la región, donde Uruguay fue una excepción porque no descentralizó?
-En América Latina, la descentralización sin mecanismos de amortiguación y compensación incrementó las inequidades en lugar de reducirlas. En algunos países, también se ha debilitado el rol del Estado porque, si no hay una función de seguimiento y control de lo que pasa a nivel provincial, municipal, etc., se pierde la capacidad de dirección en la educación. Resulta necesario adoptar sistemas de educación más flexibles y más inclusivos que efectivamente pongan énfasis en la equidad, ya que los viejos formatos de arreglos institucionales erigidos en la dialéctica centralización/descentralización y estatización/privatización no han logrado democratizar las oportunidades de formación y mejorar la equidad en la distribución de oportunidades en la sociedad.
-¿Qué grado de dependencia del poder del Estado tienen los nuevos centros educativos?
-En general, disponen de la suficiente autonomía para gestionar, tomar decisiones, reclutar y contratar a su cuerpo docente, contar con un fuerte componente de participación de las familias y las comunidades, así como capacidad para administrar sus propios recursos. El tema no radica en más o menos autonomía, sino en la capacidad de gestionar en un marco de derechos y responsabilidades compartidos. El sistema protege al centro educativo para tomar decisiones pero, como contrapartida, este tiene que rendir cuentas de sus actos. Eso significa calidad de gestión democrática porque todos coinciden en que un conjunto de criterios y normas que se aplican para todos por igual implican la capacidad de hacer cosas, pero también significan hacerse cargo de lo que se hace y sus consecuencias. Esto requiere un profundo cambio en las culturas institucionales en todos los niveles del sistema educativo.
Ficha técnica
Renato Opertti, uruguayo, 46 años, es licenciado en sociología por la Universidad de la República y posee una maestría en investigación educativa del Ciep/Idrc. Actualmente trabaja como coordinador del Programa de Construcción de Capacidades Curriculares de la Oficina Internacional de Educación de la Unesco, coordinando la Comunidad de Práctica sobre Desarrollo Curri- cular integrada por novecientos educadores procedentes de 97 países. Fue coordinador general del Programa de Modernización de la Educación Media y la Formación Docente (Memfod/ANEP). Ejerció la docencia en el IPA, la Universidad Católica y la Universidad ORT.
Recuperado el 2 de febrero de 2009 de
http://www.elpais.com.uy/Suple/EconomiaYMercado/09/02/02/ecoymer_396225.asp
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