Tesis básica: los principios y valores democráticos y la
participación logran su expresión y aplicación a través de la organización.
Poder
participar en la sociedad exige estar organizado. Sin organización no hay
participación y es en la organización en donde se practican los valores y se
aplican los principios. Estos principios y valores delimitan las
características de las organizaciones democráticas y orientan sus actuaciones.
Tesis 1: ser
ciudadano es tener un proyecto ético y de participación.
Si aceptamos que
un ciudadano es una persona que es capaz, en cooperación con otros, de crear,
modificar o conserva el orden social que ella misma quiere vivir y proteger
para hacer posible la dignidad de todos, es fácil entender que la ciudadanía
conlleva en sí misma un proyecto ético: hacer posible la dignidad humana, es
decir, hacer posible los derechos humanos.
Ser ciudadano
implica entender que el orden de la sociedad (las leyes, las costumbres, las
instituciones, las tradiciones, etc.) no es natural. El orden social es un
invento, una creación hecha por los hombres y las mujeres de la misma sociedad.
Y entender que, si ese orden no produce dignidad, se puede transformar o crear uno
nuevo, en cooperación con otros.
Lo que me
hace ciudadano es poder ser actor social, poder participar, poder modificar o
crear órdenes sociales: poder crear o transformar los sistemas de transacciones
sociales, económicas, políticas y culturales. Es a través de las transacciones
como una sociedad crea, cuida o destruye valor (físico o simbólico). Son los
diferentes tipos de transacciones las que vuelven reales e históricos los
derechos y deberes de los ciudadanos en una sociedad. “Dime qué transacciones
puedes hacer y yo te digo qué tipo de ciudadano eres”. Participar es poder hacer
y crear transacciones en función de intereses, individuales o colectivos,
orientados por el proyecto ético de dignidad humana. Aquí se entiende por
dignidad humana trabajar para crear organizaciones y transacciones que hacen
posibles los derechos humanos.
Tesis 2: es
a través de la organización como yo puedo ser actor social, como puedo
participar, como puedo hacer transacciones.
Siguiendo a D.
North, podemos decir que las organizaciones son reglas de juego en una sociedad
o, más formalmente, son limitaciones ideadas por los hombres y las mujeres y
que dan forma a la interacción humana. Por consiguiente estructuran incentivos
de intercambio humano, sea político, social o económico.
Cuando
queremos saludar a los amigos, comprar naranjas, hacer préstamos, enterrar a
los muertos… sabemos cómo hacerlo. Esas reglas o limitaciones que hemos
acordado, nos dicen y nos orientan sobre cómo hacer esos intercambios
(transacciones) de una forma segura y productiva.
Las
organizaciones y las instituciones nos ayudan a reducir la incertidumbre,
porque proporcionan una estructura a la vida cotidiana. Constituyen una guía
para la interacción humana. Las instituciones definen y limitan el conjunto de
comportamientos de los individuos. Estas limitaciones dan forma a la
interacción humana. Hasta aquí D. North.
De esto se deducen
varias implicaciones:
Desde este
punto de vista, es la comprensión o evolución de los problemas lo que determina
y orienta los ordenamientos institucionales útiles para la sociedad.
Si el
problema evoluciona o desaparece en la sociedad, las instituciones deben
evolucionar o desaparecer (con la invención del automóvil, el caballo dejó de
ser relevante para el transporte… fueron desapareciendo las herrerías y apareciendo
los talleres).
La burocracia
surge cuando la organización institucional pierde de vista el problema social
que le dio origen y se dedica a proteger la institución por la institución.
Según Toro,
las personas se hacen sujetos sociales y políticos al generar organización,
porque crear organización requiere:
a) Delimitar una
identidad que la diferencie y la identifique dentro del todo social. Esto
implica aceptar reconocerse como distinto y poder reconocer a los otros en su
diferencia.
b) Crear reglas de
inclusión (quiénes pueden pertenecer) y de exclusión (quiénes no pueden
pertenecer). Esto implica aceptar reglas internas y externas, entender y
obligarse a comportamientos específicos frente a otros y ante sí mismo.
c) Definir formas
y normas de articulación, rearticulación y desarticulación con otras
organizaciones, para establecer convenios, contratos, intercambios y
concertaciones.
d) Aprender a
hacer planes y proyectos para garantizar la supervivencia y la proyección de la organización. Esto
implica aprender a diseñar futuros sociales (con los otros), a cuidarlos y a
defenderlos.
e) Y, quizá lo más
importante, se requiere aprender a buscar el reconocimiento en el “todo
general”, es decir, en el Estado. Esto implica aprender que el Estado debe
reflejar la organización de la sociedad a la que pertenece y que debe estar
cerca de ella.
La creación y
el desarrollo de las organizaciones son, al mismo tiempo, factor pedagógico
para la formación de ciudadanía y el fortalecimiento de la democracia, porque
aumentan el tejido social. Y a través de las organizaciones las personas pueden
negociar y establecer su futuro… Y poder definir el futuro es la máxima
expresión de autonomía, es decir, de ciudadanía.
Tesis 3: la
organización genera la autorregulación, la protección de los derechos
ciudadanos y la gobernabilidad.
Las mayores o
menores posibilidades de actuación ciudadana (ser actor social) están
relacionadas con el número de organizaciones a las que pertenece activamente
una persona, al número de contratos sociales que tenga constituidos. A mayor
numero de contratos más incidencia social y pública porque puede hacer más
transacciones.
Por eso
podemos decir que uno de los indicadores de pobreza es no estar organizado. Una
persona que no esta organizada, es posible excluirla, tiene dificultades para
demandar sus derechos, es vulnerable social y políticamente. El primer paso
para superar la pobreza es organizarse, ya sea vinculándose a una organización
o creando una organización.
Cuando una
persona pertenece a múltiples organizaciones (de todo tipo), tiene una mayor
protección de sus derechos. Si alguien pretende violarle un derecho a dicha
persona, ella puede activar toda su red de organizaciones para ser protegida.
Pero, al mismo tiempo, esta persona tiene una mayor autorregulación social y
política, porque, si no respeta los diferentes contratos que tiene, la red de
organizaciones la excluye.
Saber
organizarse, saber asociarse es la ciencia maestra de una sociedad, porque la
asociación oganizada produce autorregulación en la sociedad y permite más
fácilmente la protección de los derechos.
Si entendemos
la gobernabilidad como la capacidad de una sociedad para darse orden a sí misma
a través de las instituciones que ella misma crea y fortalece, es fácil deducir
que esta gobernabilidad está relacionada con el número y calidad de
organizaciones a las que pertenecen los ciudadanos. Si todos los ciudadanos
están organizados, es mayor la autorregulación social y los derechos del
conjunto están mejor protegidos, tendrán mejores condiciones para ejercer su
ciudadanía y hacer control administrativo y político a las instituciones y
gobernantes públicos.
Tesis 4: en
las democracias lo público se construye desde la sociedad civil y en esta
construcción se reflejan los principales valores ciudadanos.
Aquí se define lo
público como aquellos bienes, servicios y transacciones que convienen a todos
de la misma manera para su dignidad. Desde una visión ética, una sociedad es
tanto más equitativa cuanto más bienes públicos pueda construir y gestionar. La
calidad ética y abundancia de los bienes públicos son un indicador del grado de
desarrollo de la participación y valores ciudadanos en una sociedad.
Es frecuente
confundir los bienes públicos con los bienes estatales o suponer que un bien es
público porque es estatal. Un bien es público porque conviene a todos de la
misma manera: si ese bien, que debiera ser igual para todos, provee a unos de
una calidad y a otros de otra, no es público, provéalo quien lo provea. Por
ejemplo, en los países latinoamericanos se acepta como normal la existencia de
una educación de dos calidades: una educación privada, que se estima de mejor
calidad que la educación fiscal o del Estado. Si la educación es un bien
público, debe ser de igual calidad para todos, independientemente de quien
ofrezca el servicio (Estado o privado). Aceptar y favorecer la existencia de
una educación de dos calidades es negar el carácter público de la educación. Poniendo
esto en términos de imágenes, la educación es pública cuando el hijo de la
señora que trabaja en la casa de un gran empresario va a la misma escuela que
va el hijo del empresario… sea la escuela estatal o privada.
El producto
máximo de la actuación política del ciudadano en la democracia es la creación y
fortalecimiento de los bienes públicos, porque son ellos los que fundamentan la
equidad en una sociedad. Por eso es importante que en los procesos de formación
para la participación democrática se aprenda a conocer y a saber producir los
bienes públicos esenciales (los que hacen posible la dignidad humana): el
Estado, la ley, el presupuesto público, los servicios públicos básicos (agua,
luz, alcantarillado), la educación, la posibilidad de generar ingresos, la
salud, la vivienda, el transporte, la información pública, las comunicaciones,
la libertad de pensamiento y de conciencia… y que se entienda que es la
sociedad civil organizada la que le da validez y sustentabilidad a todos los
bienes públicos.
Los bienes
públicos para su existencia y gestión requieren:
La solidaridad, entendida como la capacidad de trabajar colectivamente para lograr metas y objetivos que benefician a otros.
El cuidado de
sí mismo, de los otros y del planeta, como la nueva categoría emergente para la sostenibilidad. El
cuidado no es una opción, aprendemos a cuidar o perecemos.
Cuando amamos cuidamos y cuando cuidamos
amamos […], el cuidado constituye la categoría central del nuevo paradigma de
civilización que trata de emerger en todo el mundo [...]. El cuidado asume una
doble función de prevención de daños futuros y regeneración de daños pasados (Leonardo Boff).
La compasión,
entendida como la capacidad de prevenir, evitar o disminuir el dolor en los
otros y en nosotros.
Las fuerzas
impulsoras del cambio (la demografía, la economía, los conflictos sociales, la
cultura, la tecnología y el medio ambiente) demandan hoy una nueva
gobernabilidad y, por tanto, un ciudadano con nuevos valores personales y
políticos: los derechos humanos como norte ético compartido, la autorregulación
personal y colectiva (autonomía ética), la solidaridad, el cuidado, el respeto
al otro como legitimo y diferente, dialógico y trascendente. Es el desafío de
la educación, de los partidos y movimientos políticos y de las industrias
culturales.
Extraído de
Participación y valores ciudadanosTesis para la formación política del ciudadano
Bernardo Toro
En
EDUCACIÓN, VALORES Y CIUDADANÍA
Bernardo Toro y Alicia Tallone
Coordinadores
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