Los investigadores Silvia Carrasco (UAB), Jordi Bayona (UB) y Lidia Farré (UB), que han estudiado la relación entre inmigración y abandono prematuro, coinciden en alertar sobre la gravedad del problema en un coloquio organizado por el Observatorio Social de la Fundación la Caixa.
El 28,2% de los alumnos extranjeros (de primera o segunda generación) de
4º de ESO que estudian en España no creen que sus profesores tengan ninguna
expectativa sobre su continuidad en los estudios. Es decir, tienen la
percepción de que el sistema no los considera aptos o valiosos, y que los
invita a marcharse. Un segmento de los alumnos españoles también tiene esta
percepción, pero es el 13,7%, y por lo tanto hay una diferencia de 15 puntos
entre un grupo y otro. Esto concluye un estudio del grupo EMIGRA de la UAB
(Grupo de Investigación en Educación, Migraciones e Infancia), que se enmarca
en un proyecto europeo sobre abandono escolar.
Menos de la mitad de los alumnos inmigrantes de primera y segunda
generación llegan al bachillerato. En concreto, sólo lo hacen el 27,6% de los
chicos y el 46,3% de las chicas, mientras que el bachillerato es el primer
destino elegido por el 61,1% del alumnado autóctono. Así lo constata un estudio
sobre la transición a la educación postobligatoria elaborado por el Centro de
Estudios Demográficos a partir del análisis de la trayectoria del alumnado de
Cataluña nacido en 1998 entre los cursos 2013 a 2014 y 2015-16. A grandes rasgos,
se observa que el alumnado de origen extranjero representaba una cuarta parte
del total, pero en cambio, con respecto al abandono escolar prematuro, pasaba a
ser una tercera parte del total.
Y, además, otro estudio realizado por dos investigadores del IAE-CSIC y
de la City University of New York sobre la evolución del alumnado extranjero en
España observa que aumentó mucho durante la primera década de los 2000 (del 2%
a el 11%, aproximadamente) y que tendió a concentrarse en centros públicos, a
la vez que se producía un efecto llamado native-flight. Este
fenómeno, que también se produce en otros países receptores de mucha
inmigración, supone que un segmento de familias nativas con hijos en la pública
los cambian a la concertada con el objetivo de acceder a escuelas con menor
concentración de alumnado de origen foráneo. Mientras que en 2000 los centros
privados y concertados españoles acogían el 34% del alumnado nacido en España
de origen extranjero, entre los años 2008 y 2012 este porcentaje se elevó hasta
alcanzar el 36%, si bien en los años posteriores bajó un poco como consecuencia
de la crisis económica.
Racismo y recortes
Sílvia Carrasco, Jordi Bayona y Lidia Farré, tres de los autores de
estos estudios estuvieron hace unos días en el Palau Macaya (Barcelona),
invitados por el Observatorio Social de la Fundación La Caixa, para hablar
sobre educación e inmigración. Y en lo que principalmente han coincidido ha
sido en el hecho de alertar sobre las consecuencias de seguir por un camino que
conduce a una parte significativa del alumnado de origen migrante al abandono
escolar prematuro, es decir, a no seguir otros estudios después de la etapa
obligatoria. «Se podría acabar produciendo una estratificación étnico-social de
nuestra juventud, y eso sería terrible», opina Silvia Carrasco, para la que el
fenómeno tiene un trasfondo racista. «Nadie es racista, pero estamos
naturalizando que desaparezcan del sistema educativo los alumnos del África
subsahariana», dice Carrasco, según la cual en ningún estudio se observa que
las familias de estos alumnos no den importancia a la educación.
Para esta investigadora de la UAB, el profesorado hace lo que puede y
«los recortes han sido letales», como por ejemplo en aulas de acogida, un
recurso que, según explicó, no siempre se ha usado bien, pero que ha ido
desapareciendo «a medida que pareció que la inmigración no era tan masiva» (una
impresión errónea, ya que, según ha puntualizado Jordi Bayona, a partir del
2018 la inmigración ha alcanzado los mismos niveles que durante el período
previo a la crisis del 2008). Carrasco también ha apuntado los dos factores de
protección determinantes a la hora de prevenir el abandono escolar: la
vinculación con la escuela y la percepción de apoyo docente, de ahí que parte
de los estudios de su grupo de investigación se basen en cuestionarios de
autopercepción. Sin embargo, también ha subrayado que para el alumnado de
origen extranjero el hecho de graduar la ESO es un factor de protección
superior al del alumnado nacional.
El retorno social de la educación
Jordi Bayona también ha hablado del riesgo de tender «a una sociedad
estratificada no sólo por clase sino también por origen». Y por eso el estudio
sobre la transición a la postobligatoria que ha elaborado con el también
demógrafo Andreu Domingo insiste en que «se necesitan políticas específicas que
centren la atención en colectivos concretos y que incluyan al entorno familiar,
tanto para los alumnos nacidos fuera de España como entre los descendientes
nacidos aquí, si no queremos perpetuar hacia los descendientes las desventajas
causados por el proceso migratorio de los progenitores».
Como Carrasco y Bayona, Lidia Farré ha insistido en la necesidad de
mejorar la orientación que reciben los alumnos. Y, sobre todo, en la necesidad
de invertir en la educación pública, más aún en la actual situación de crisis
económica derivada de la pandemia, ya que «es una de las herramientas más
potentes que tenemos de combatir el incremento de las desigualdades sociales
entre las generaciones más jóvenes». Lidia Farré recordó que otros estudios que
han indagado sobre el retorno social de la educación concluyen que cuanto más
fuerte y equitativa es la escuela pública menos conflictiva y más acogedora es
aquella sociedad.
Por Víctor Saura
Fuente
https://eldiariodelaeducacion.com/2021/01/28/el-nuevo-decreto-de-orientacion-valenciano-divide-a-parte-de-la-comunidad-educativa/
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