El objetivo de la Educación Sexual Integral (ESI) es dejar atrás la enseñanza preventiva y pasar a una educación completa, global y transversal sobre la sexualidad.
La Educación Sexual Integral (ESI)
es la enseñanza de la totalidad de los diferentes
aspectos de la sexualidad: psicológicos, físicos, emocionales y sociales.
El objetivo, según la organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (UNESCO), es el aprendizaje transversal de conocimientos basados en datos empíricos,
habilidades, actitudes y valores para que todo el mundo pueda disfrutar de
una sexualidad sana, digna y basada en el respeto.
Mediante la aportación de información
veraz, democrática, transversal y multidisciplinar se pretende educar
en sexualidad en un sentido amplio. Para ello, se necesita pasar de una
educación prevencioncista, basada en las infecciones de transmisión sexual
(conocidas como ITS), en los embarazos no deseados, en la reproducción y en el
aspecto médico, a un planteamiento inclusivo, que tenga en cuenta
las diversidades sexuales y afectivas y el placer
sexual.
Educación integral: de preescolar a bachillerato
La sexualidad existe incluso antes de que nazcamos.
En el feto se asigna el género y la proyección de los
progenitores, e incluso el nombre, se deciden antes de que lleguemos a este
mundo. Luego, en los primeros años de vida vivimos nuestro despertar
sexual. Durante nuestra infancia nos desarrollamos como seres
sexuales que somos, por ejemplo, con la actividad masturbatoria, es
decir, tocarse para darse placer a uno mismo.
Pero es durante la pubertad que
los comportamientos sexuales pasan a tener un fin de disfrute erótico y
socializamos con otras personas a través de nuestra sexualidad. Según
el libro ¡Entérate!, escrito por
Platanomelón, es en esta etapa vital cuando empezamos a perfilar
nuestro autoconcepto sexual –la identidad de género, la orientación
sexual, la expresión de género, etc-. Cómo nos definimos generará
un sentimiento de pertenencia y comunidad. Además, nos iniciamos en la expresión
de nuestro interés erótico y/o afectivo hacia otras personas y, con
ello, la necesidad de establecer relaciones sexuales y/o románticas.
Por todo ello, la ESI apuesta por empezar con
la educación sexual desde preescolar. La variedad de temas a
tratar en los años de infancia a la adolescencia cubre desde el desarrollo
humano (reproducción, pubertad, orientación sexual e identidad de
género) a las relaciones con las personas que nos rodean
(familiares, de amistad y amorosas) y las herramientas personales (comunicación,
negociación y toma de decisiones).
Además, según la organización de servicios de salud
reproductiva Planned Parenthood, la ESI está formada por:
el comportamiento sexual (la sexualidad y la abstinencia –la
continencia de la actividad sexual- a lo largo de la vida), la salud
sexual (infecciones de transmisión sexual, anticonceptivos y embarazo)
y la faceta social y cultural (roles de género, diversidad y
sexualidad en los medios).
La ESI en España y el resto del mundo
Para que la educación sexual sea integral, no solo
necesita ser veraz, científica, democrática y centrada en el bienestar
y en el placer, sino que los gobiernos tienen que garantizarla en
todas las esferas de la población, especialmente entre los jóvenes y en el
sector educativo. Sin embargo, no todos los países cubren esta asignatura de
forma sobresaliente.
De hecho, España suspende en este
aspecto ya que sigue siendo uno de los países de la Unión Europea (UE) en el
que la ESI no se trabaja de manera centralizada y sistémica, sino que
depende de los recursos de cada región o territorio. Aunque el país sí
cuenta con una educación sexual, esta está centrada en la prevención y
alejada de la integralidad. Es por ello que la mitad de los jóvenes
acude a la pornografía para aprender sobre sexo y el otro 50% utiliza
como fuente de información principal a sus amigos, según un estudio de la ONG
Save the Children.
Esta realidad ignora las recomendaciones de
la Organización Mundial de la Salud (OMS), promulgadas desde 2002, de
iniciar programas de educación en edades tempranas. Además, según
varias organizaciones, incurriría en una violación de los derechos sexuales y,
por tanto, de los derechos humanos.
No obstante, algunas Comunidades Autónomas están
avanzando en la dirección que marca la ESI. La nueva ley educativa LOMLOE, aprobada en diciembre
de 2020, incluye una apuesta por fomentar la educación afectivo-sexual desde
primaria.
En comparación con otros países del entorno, Suecia se
encuentra entre los pioneros de la Unión Europea. Desde 1955, la
asignatura de educación sexual es obligatoria en los centros escolares. El
resto de países escandinavos y de Europa occidental siguieron
el ejemplo de su país vecino dos décadas después. Así, Dinamarca, Finlandia,
Noruega, Islandia, Alemania, Austria, Luxemburgo, la República Checa y Hungría
también añadieron la materia a sus planes de estudios. En los años
90, Grecia, Francia, Bélgica, Eslovaquia, Portugal e Irlanda incluyeron la
asignatura como obligatoria en sus leyes educativas.
Fuente:
https://www.lavanguardia.com/vida/junior-report/20210217/6244493/educacion-sexual-integral-aprender-sobre-sexo-forma-global.html
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