viernes, septiembre 17, 2010

La educación a lo largo de la vida


Mucho hemos oído hablar sobre los Pilares de la Educación según el Informe de la UNESCO sobre la Educación del siglo XXI dirigida por Jacques Delors, por lo que, debido a su extensión, publico uno de sus capítulos.

El informe de la UNESCO, elaborado en 1996, sobre la educación para el siglo XXI, dio un gran paso hacia adelante al dejar explicitado que la educación no sólo debe promover las competencias básicas tradicionales, sino que ha de proporcionar los elementos necesarios para ejercer plenamente la ciudadanía, contribuir a una cultura de paz y a la transformación de la sociedad. Este trabajo sirvió de fundamento a las reformas curriculares de algunos países de la región.

La_educacion a Lo Largo de Toda La Vida


La educación ocupa un lugar cada vez mayor en la vida de los individuos a medida que aumenta su función en la dinámica de las sociedades modernas. Este fenómeno tiene diversas causas. La división tradicional de la existencia en periodos claramente separados en la infancia y la juventud, dedicadas a la educación escolar; la edad adulta, consagrada a la actividad profesional, y el periodo de la jubilación- ha dejado de corresponder a las realidades de la vida contemporánea y se ajusta aún menos a los imperativos del futuro. Nadie puede hoy esperar que el acervo inicial de conocimientos constituido en la juventud le baste para toda la vida, pues la rápida evolución del mundo exige una actualización permanente del saber, en un momento en que la educación básica de los jóvenes tiende a prolongarse. Por otra parte, el acortamiento del periodo de actividad profesional, la disminución del volumen total de horas de trabajo remuneradas y la prolongación de la vida después de la jubilación aumentan el tiempo disponible para otras actividades. Paralelamente, la propia educación está en plena mutación; en todos los ámbitos se observa una multiplicación de las posibilidades de aprendizaje que ofrece la sociedad fuera del ámbito escolar, y la noción de especialización en el sentido tradicional está siendo reemplazada en muchos sectores modernos de actividad por las de competencia evolutiva y adaptabilidad.
Así pues, es indispensable reflexionar nuevamente acerca de la distinción tradicional entre educación básica y educación permanente. Para adaptarse realmente a las necesidades de las sociedades modernas, la educación permanente no puede ya definirse por referencia a un periodo particular de la vida por ejemplo, la educación de adultos, por contraposición a la educación de los jóvenes- o una finalidad demasiado circunscrita, cuando se distingue, por ejemplo, la formación profesional de la formación general. En lo sucesivo, el periodo de aprendizaje cubre toda la vida, y cada tipo de conocimiento invade el ámbito de los demás y los enriquece. En vísperas del siglo XXI, la educación, debido a la misión que se le ha asignado y a las múltiples formas que puede adoptar, abarca, desde la infancia hasta el final de la vida, todos los medios que permiten a una persona adquirir un conocimiento dinámico del mundo, de los demás y de sí misma, combinando con flexibilidad los cuatro aprendizajes fundamentales descritos en el capítulo anterior. En el presente informe, la Comisión ha optado por designar este proceso continuo de educación, que abarca toda la existencia y se ajusta a las dimensiones de la sociedad, con el nombre de «educación a lo largo de la vida». A juicio de la Comisión, esta noción representa la clave para entrar en el siglo XXI, y el requisito fundamental para un dominio cada vez mayor de los ritmos y tiempos del ser humano, que supera con mucho la necesidad de adaptarse a los imperativos del mundo del trabajo. Un. imperativo democrático La educación a lo largo de la vida no es un ideal lejano, sino una realidad que tiende cada vez más a materializarse en el ámbito complejo de la educación, caracterizado por un conjunto de mutaciones que hacen esta opción cada vez más necesaria. Para organizar este proceso hay que dejar de considerar que las diversas formas de enseñanza y aprendizaje son independientes y, en cierta manera, imbricadas, si no concurrentes y, en cambio, tratar de realzar el carácter complementario de los ámbitos y los periodos de la educación moderna. En primer lugar, como ya se ha indicado, el adelanto científico y tecnológico y la transformación del proceso de producción en aras de una mayor competitividad han determinado que los saberes y las técnicas de cada individuo, adquiridos durante la formación inicial, pierdan rápidamente vigencia y se acentúe la necesidad de desarrollar la capacitación profesional permanente. La formación permanente responde en gran medida a un imperativo de orden económico y permite a la empresa dotarse de personal con las mejores aptitudes, necesarias para mantener el empleo y reforzar su competitividad. Por otra parte, brinda a los individuos la oportunidad de actualizar sus conocimientos y vislumbrar posibilidades de ascenso. Ahora bien, la educación a lo largo de la vida, en el sentido que le da la Comisión, va aún más lejos. Debe dar a cada individuo la capacidad de dirigir su destino en un mundo en que la aceleración del cambio, acompañada del fenómeno de mundialización, tiende a modificar la relación de hombres y mujeres con el espacio y el tiempo. Las transformaciones radicales que afectan a la índole del empleo, si bien están aún restringidas a una parte del mundo, van indudablemente a generalizarse y reflejarse en una reorganización de las fases de la vida. Así, la educación a lo largo de la vida ha de brindar a cada cual los medios para alcanzar un mejor equilibrio entre el trabajo y el aprendizaje, y para el ejercicio de una ciudadanía activa. La educación básica, cuando logra sus propósitos, suscita el deseo de seguir aprendiendo. Este deseo puede materializarse prosiguiendo los estudios dentro del sistema oficial, pero quienes lo deseen deben poder también seguir estudiando ulteriormente. En los hechos, las encuestas realizadas en diferentes países sobre la participación de adultos en actividades educativas y culturales ulteriores indican que esa participación guarda relación con el nivel de escolaridad de los individuos. Se observa muy claramente un fenómeno acumulativo, según el cual, cuanto más formación se recibe, más deseos hay de seguir capacitándose, y esta tendencia es común a los países desarrollados y en desarrollo. Por ese motivo, el progreso de la escolarización de los jóvenes, el adelanto de la alfabetización y el nuevo impulso que se ha dado a la educación básica anuncian un aumento de la demanda de educación de adultos en las sociedades de mañana. Esta problemática está vinculada íntimamente con la de la igualdad de oportunidades. A medida que se generaliza el deseo de aprender, garantía de una mayor plenitud para todos, aparece el riesgo de que se acentúe también la desigualdad, pues la carencia o insuficiencia de la formación inicial pueden afectar gravemente la continuidad de los estudios a lo largo de la vida. Así lo prueban la disparidad entre los países desarrollados y los países en desarrollo, y la desigualdad ante la educación dentro de cada sociedad. El analfabetismo en los países en desarrollo y el analfabetismo funcional en los países desarrollados, así como los límites de la educación permanente, constituyen los principales obstáculos al establecimiento de verdaderas sociedades educativas. Si se toman en cuenta estas desigualdades y se procura corregirlas con medidas enérgicas, la educación a lo largo de la vida puede representar una nueva oportunidad para los que, por múltiples razones, no han podido seguir una escolaridad completa o han abandonado el sistema educativo en situación de fracaso. En efecto, no es absoluto ni automático que las desigualdades en materia de educación deban reproducirse, a condición de que se refuerce, por ejemplo, la escolarización de las poblaciones desfavorecidas o se desarrollen formas de capacitación extraescolar para los jóvenes que han abandonado prematuramente la escuela. Así, se han aplicado con éxito diversas estrategias para corregir determinadas desigualdades, entre ellas, programas de educación popular en Suecia, campañas o misiones de alfabetización de adultos en Nicaragua, Ecuador o la India, políticas de vacaciones educativas pagadas en Alemania, Francia o Dinamarca, o servicios públicos descentralizados de educación básica no formal en Tailandia o Viet Nam.(1) En general, el principio de igualdad de oportunidades es un criterio esencial para cuantos tratan de establecer progresivamente las diversas etapas de la educación a lo largo de la vida. En virtud de un imperativo democrático, sería justo que este prin1 Bélanger, P. cipio se plasmara formalmente en modalidades de educación fle«Des sociétés éducatives xibles, por las que en cierto modo la sociedad garantizaría desde en gestation» el principio la igualdad de posibilidades de escolarización y for (estudio realizado mación ulterior que se ofrecen a cada individuo durante su exispara la Comisión). tencia, con independencia de los desvíos o imponderables de su trayectoria educativa. Se pueden contemplar diversas fórmulas, y la Comisión tendrá la oportunidad de hacer una propuesta en este sentido en el Capítulo 8 de su informe, relativo a la cuestión de la financiación de la educación y la creación de un sistema de concesión de crédito de tiempo para la educación.
Una educación pluridimensional
La educación a lo largo de la vida representa para el ser humano una construcción continua de sus conocimientos y aptitudes y de su facultad de juicio y acción. Debe permitirle tomar conciencia de sí mismo y su entorno y desempeñar su función social en el mundo del trabajo y en la vida pública. El saber, el «saber hacer», el «saber ser» y el «saber convivir» en sociedad constituyen los cuatro aspectos, íntimamente enlazados, de una misma realidad. La educación a lo largo de la vida, experiencia cotidiana y caracterizada por momentos de un intenso esfuerzo de comprensión de datos y hechos complejos, es el resultado de una dialéctica con varios aspectos. Si bien entraña la repetición o imitación de gestos y prácticas, es también un procedimiento de apropiación singular y de creación personal. Combina el conocimiento formal y no formal, el desarrollo de aptitudes innatas y la adquisición de nuevas competencias. Conlleva esfuerzos, pero también la alegría del descubrimiento. Además de ser una experiencia singular de cada persona, es también la más compleja de las relaciones sociales, pues abarca a la vez los ámbitos cultural, laboral y cívico. Cabe preguntarse si, con todo, se trata de una experiencia humana fundamentalmente nueva. En las sociedades tradicionales, la estabilidad de la organización productiva, social y política garantizaba un entorno educativo y social relativamente invariable y puntuado por ritos de iniciación programados. los tiempos modernos han perturbado los espacios educativos tradicionales, es decir, la iglesia, la familia, la comunidad de vecinos. Además, la ilusión racionalista de que la escuela podría por sí sola satisfacer todas las necesidades educativas de la vida humana, ha quedado desvirtuada con las mutaciones de la vida social y los progresos de la ciencia y la tecnología y sus consecuencias sobre el trabajo y el entorno de los individuos. Los imperativos de adaptación y actualización de los conocimientos, que se manifestaron primero en el ámbito profesional de las sociedades industriales, se difundieron gradualmente en los demás países y sectores de actividad. La pertinencia de los sistemas de educación -escolares o extraescolares- establecidos a lo largo del tiempo, y su capacidad de adaptación, están en tela de juicio. Pese al desarrollo espectacular de la escolarización, estos sistemas parecen intrínsecamente poco flexibles y se encuentran a merced del más mínimo error de previsión, sobre todo en lo que respecta a prepararse para integrar los conocimientos técnicos necesarios en el futuro. Si hoy día se tiende a volver a la idea de una educación pluridimensional escalonada durante toda la vida, que coincide con las intuiciones fundamentales de los principales pensadores de la educación en el pasado y en diferentes culturas, es porque la aplicación de esta idea es cada vez más necesaria, pero, al mismo tiempo, más compleja. Puesto que el entorno natural y humano del individuo tiende a ser mundial, cabe preguntarse cómo convertirlo en un espacio de educación y de acción, cómo impartir una formación que combine lo universal y lo singular, a fin de que todos reciban los beneficios de la diversidad del patrimonio cultural mundial y las características específicas de su propia historia. (Tiempos nuevos, ámbitos nuevos) Se ha subrayado con frecuencia el aumento muy significativo de la demanda de educación de adultos, al punto de que a veces se la ha calificado de verdadera explosión. La educación de adultos adopta formas múltiples, como la formación básica en un marco educativo extraescolar, la inscripción con dedicación parcial en establecimientos universitarios, los cursos de idiomas, la capacitación profesional y la actualización de conocimientos, la formación en diferentes asociaciones o sindicatos, los sistemas de aprendizaje abiertos y la formación a distancia.

En algunos países, como Suecia o Japón, los índices de participación de sus habitantes en la educación de adultos giran ya en torno al 50%, y es posible estimar que el aumento de este tipo de actividades sigue en todo el mundo una tendencia sostenida y marcada, capaz de reorientar el conjunto de la educación en una perspectiva de educación permanente. En los países industrializados, a estos diferentes factores se suma una profunda mutación que afecta al lugar que ocupa el trabajo en la sociedad. Cabe preguntarse qué sucedería si en el futuro el trabajo dejara de ser la referencia principal respecto de la cual se definen la mayor parte de los individuos. Esta pregunta es pertinente si se observa la disminución del tiempo que se le dedica (los jóvenes llegan al mercado de trabajo más tarde, se adelanta la edad de la jubilación, se alarga la duración de las vacaciones anuales, se reduce la semana de trabajo y aumenta el trabajo en jornada parcial). Además, podría suceder que, al no alcanzarse el objetivo del pleno empleo, apareciese una multiplicidad de regímenes y contratos laborales: trabajo de dedicación parcial, trabajo de duración determinada o precario, trabajo de duración indeter minada, y aumento del empleo por cuenta propia En todo caso, el aumento del tiempo libre debe ir acom pañado por el del tiempo dedicado a la educación, ya sea la educación inicial o la formación de adultos. Al mismo tiempo, la responsabilidad de la sociedad en el ámbito de la educación se amplía, sobre todo porque ésta es ahora un proceso pluridimensional que no se limita a la adquisición de conocimientos ni depende exclusivamente de Suecia: un país en el que los adultos se siguen instruyendo

En Suecia la educación de adultos es una práctica generalizada y fundada en una larga tradición, que se imparte bajo numerosas formas y en condiciones sumamente diversas. Las actividades de educación escolar y extraescolar tienen gran aceptación, pues más del 50% de la población adulta sigue, en un año dado, una formación estructurada. La educación de adultos (de tipo escolar) impartida por los municipios apunta a subsanar las disparidades de nivel de instrucción dentro de la sociedad y permite que los participantes satisfagan un deseo personal de ampliar sus horizontes, preparándolos para estudios más profundos, la vida activa y ejercitar sus responsabilidades cívicas. Es gratuita y brinda a los adultos con un nivel de estudios insuficiente la posibilidad de completar su formación, más allá de los nueve años de enseñanza elemental obligatoria o de los años de enseñanza secundaria. Entre 1979 y 1991 uno de cada tres alumnos de la universidad o de una escuela superior había seguido esta vía. La enseñanza se imparte en forma de módulos in dependientes, y cada alumno decide por sí mismo el número y el contenido de los cursos que desea seguir y su ritmo. Por consiguiente, puede compaginar los estudios con el ejercicio de una actividad profesional. la educación popular (de tipo extraescolar) de adultos tiene por objeto promover los valores democráticos fundamentales en la sociedad sueca, al ofrecer a todos los ciudadanos la posibilidad de enriquecer su cultura general y sus competencias básícas, adquirir seguridad en sí mismos y aprender a comprender y respetar mejor la opinión de los de más. El criterio fundamental es que los alumnos participen activamente en la planificación y ejecución de las tareas, por lo que se considera esencial la aptitud para cooperar con los demás. El Estado subvenciona en gran parte las actividades educativas de este tipo, pero sus organizadores (movimientos políticos, sindícales, populares y autoridades locales) tienen plena libertad para fijar su contenido. La educación popular de adultos se imparte en establecimientos para adultos en régimen de internado (colegios populares), o en círculos de estudios, bajo la égida de asociaciones educativas filantrópicas. Se trata de pequeños grupos de personas que se reúnen para efectuar juntos estudios o actividades culturales organizadas durante un período determinado. No se exige ningún *título para inscribirse en un círculo de estudios, ni para dirigirlo, y más del 25 % de la población adulta del país asiste a alguno de ellos, los si stemas educativos.

Así como el tiempo consagrado a la educación se prolonga durante toda la vida, los espacios educativos y las ocasiones de aprendizaje tienden a multiplicarse. Nuestro entorno no educativo se diversifica y la educación rebasa los sistemas escolares y se enriquece con la contribución de otros factores sociales. Obviamente, es posible que las diferentes sociedades conciban de manera distinta la distribución de los papeles y las funciones entre esos diferentes actores, pero parecería que las dimensiones educativas de la sociedad están organizadas alrededor de unos mismos ejes principales en todo el mundo. La educación en el centro mismo de la sociedad La familia es el primer lugar en que se produce la educación y, como tal, establece el enlace entre los aspectos afectivo y cognoscitivo y asegura la transmisión de los valores y las normas. Su relación con el sistema educativo se percibe a veces como antagónica; en algunos países en desarrollo, los conocimientos que transmite la escuela pueden oponerse a los valores tradicionales de la familia; del mismo modo, las familias con medios modestos perciben muchas veces la institución escolar como un mundo extraño, cuyos códigos y usos Hacia una política no comprenden
En esta perspectiva, la educación de las jóvenes y las mujeres es requisito indispensable de una verdadera participación en la vida de la comunidad. El mundo laboral es también un importante espacio educativo. Por ser, en primer lugar, el ámbito en el que se adquiere un conjunto de conocimientos técnicos, en la mayor parte de las sociedades es necesario velar por que se reconozca mejor el valor formador del trabajo, en particular dentro del sistema educativo. Este reconocimiento entraña asimismo que se tome en cuenta en particular por parte de la universidad la experiencia adquirida en el ejercicio de una profesión. En este sentido, se podrían establecer sistemáticamente conexiones entre la universidad y la vida profesional para ayudar a los que desean ampliar sus conocimientos al mismo tiempo que completan su formación. Convendría multiplicar las asociaciones entre el sistema educativo y las empresas, para propiciar el necesario acercamiento entre la formación inicial y la formación permanente. Gracias a la formación en alternancia, los jóvenes pueden completar o rectificar su formación básica e insertarse más fácilmente en la vida activa, al conciliar el saber teórico con el práctico. Esta fórmula permite también que los adolescentes cobren más fácilmente conciencia de las limitaciones y oportunidades de la vida profesional, al darles los medios para conocerse y orientarse mejor. Además, propicia el acceso a la madurez y es un poderoso factor de inserción social.

La acción comunitaria para mejorar la calidad de vida en Jordania En sus actividades en favor de las poblaciones con bajos ingresos, la Fundación Noor al-Hussein (NHF), importante organización no gubernamental de Jordania, adoptó el principio de un desarrollo socioeconómico global con arreglo a un enfoque interdisciplinario centrado especialmente en las mujeres. El proyecto «Calidad de vida» contempla todas las necesidades de desarrollo de las comunidades, en particular en materia de salud, nutrición, medio ambiente y educación. En conjunto, este proyecto se materializa en programas de perfeccionamiento de los recursos humanos que aportan a las comunidades los conocimientos, la educación y las competencias que necesitan, en asociación con los padres y los dirigentes de la comunidad como de interlocutores de los mecanismos establecidos de enseñanza escolar y extraescolar. El proyecto «Calidad de vida» se ejecuta en las regiones rurales y aplica una estrategia específica dirigida ante todo a formar a los habitantes de las aldeas en múltiples ámbitos, se les enseña a asumir más responsabilidad en los mecanismos de consulta, búsqueda de consenso y adopción de decisiones comunes (responsabilidad que antes incumbía en gran parte a funcionarios), a utilizar tecnologías locales adecuadas, a definir los problemas, planificar medidas y determinar los tipos de apoyo necesarios, a ejecutar y evaluar sus propios proyectos de desarrollo, dando prioridad a aquellos en los que es mayor la participación de las mujeres, a llevar y verificar su propia contabilidad y, por último, a recopilar, analizar y evaluar de manera constante las informaciones útiles para la adopción de decisiones. Para alcanzar los objetivos del proyecto «Calidad de vida», se estimula y se capacita a las comunidades locales para que establezcan sus propios «consejos de desarrollo de aldea», a fin de que adquieran más autonomía, y se las alienta a que constituyan sus propios « fondos de desarrollo de aldeas» como forma de promover la autofinanciación. Gracias a la participación de la comunidad en esos organismos, los aldeanos se afirman como una comunidad instruida y productiva, que puede basarse en sus propios recursos humanos y sus propias actividades generadoras de ingresos y es capaz de hacer frente de manera autónoma a sus necesidades de desarrollo y a sus deberes sociales. De esta manera cobran mayor conciencia de su propio valor y se sienten gratificados por sus logros. Un elemento intrínseco de la estrategia aplicada consiste en cultivar ese sentimiento de pertenencia a una comunidad y de cohesión social, la estrategia tiene por eje la participación activa del conjunto de la comunidad en su propio desarrollo y en la formación permanente y la educación, escolar y extraescolar, de todos sus miembros. ln'am Al-Mufti

Sus objetivos no son necesariamente educativos, pero su capacidad de seducción es real y hay que tenerla en cuenta. Así pues, al sistema escolar y universitario les conviene utilizarlos para sus propios fines, elaborando programas educativos destinados a ser difundidos por radio o televisión en los establecimientos escolares: por ejemplo, el 90% de las escuelas del Japón ya utilizan la televisión como instrumento de enseñanza. El sistema escolar tiene una responsabilidad específica respecto de los medios de comunicación, y sobre todo la televisión, aunque sólo sea porque ésta ocupa un lugar cada vez más importante en la vida de los alumnos, a juzgar por el tiempo que le dedican: 1.200 horas al año en Europa Occidental y aproximadamente el doble en los Estados Unidos de América, mientras que los mismos niños pasan solamente 1.000 horas en la escuela. Por lo tanto, es importante que los profesores puedan enseñar a sus alumnos una «lectura crítica» que les permita utilizar por sí solos la televisión como instrumento de aprendizaje, seleccionando y jerarquizando las múltiples informaciones que transmite. No hay que olvidar jamás que la finalidad esencial de la educación es permitir que cada uno cultive sus aptitudes para formular juicios y, a partir de ello, adoptar una conducta. Por otra parte, como es sabido, los medios de comunicación son un vector eficaz de educación extraescolar y educación de adultos; por ejemplo, las

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