viernes, mayo 29, 2020

LA ONU LANZA UNA INICIATIVA MUNDIAL CONTRA LA DESINFORMACIÓN RELACIONADA CON EL CORONAVIRUS


La OMS promueve una campaña global para concienciar sobre el peligro de la información errónea sobre el COVID-19.
 “No podemos ceder nuestros espacios virtuales a quienes trafican con mentiras, miedo y odio”, dice el líder de la ONU António Guterres al presentar la iniciativa Verified, que busca combatir la información errónea relativa a la pandemia del coronavirus.”


Con el objetivo de contrapesar las percepciones equivocadas y brindar información precisa y confiable sobre el coronavirus y el COVID-19, las Naciones Unidas lanzaron este jueves la iniciativa mundial “Verified” (Verificado), liderada por el Departamento de Comunicación Global de la Organización.

El Secretario General, António Guterres, llamó a las sociedades a no ceder los espacios virtuales a los individuos que propagan mentiras, miedo y odio.
“La desinformación se disemina en línea, en aplicaciones de mensajes y de persona a persona. Sus creadores utilizan métodos eficientes de producción y distribución. Para contrarrestarlos, científicos e instituciones como las Naciones Unidas precisan llegar a la gente con información certera y rigurosa en la que se pueda confiar”, dijo Guterres al presentar la iniciativa.

La información que dará “Verified” (Verificado) se centrará básicamente en tres áreas: la ciencia, para salvar vidas; la solidaridad, para promover la cooperación local y global; y las soluciones, para movilizar el apoyo a las comunidades más afectadas.
La campaña también abogará por la creación de programas de recuperación que mitiguen la crisis climática y aborden las causas de fondo de la pobreza, la desigualdad y el hambre.
Informadores voluntarios
 “Verified” llama a todas las personas a registrarse como “informadores voluntarios” para compartir contenidos confiables que mantengan a las familias y comunidades a salvo y en comunicación.

Los voluntarios recibirán diariamente contenidos verificados y actualizados para ser diseminados con mensajes simples y atractivos que hagan frente a la desinformación circulante y llenen los vacíos de información.

En alianza con las agencias y equipos de país de la ONU, líderes de opinión, empresas y organizaciones civiles y de medios de comunicación, la iniciativa distribuirá información precisa y, además trabajará con las plataformas de redes sociales para erradicar el odio y las aseveraciones dañinas sobre el COVID-19 que han proliferado en esos medios.

Contenidos esperanzadores
La secretaria general adjunta responsable de las comunicaciones de la ONU recordó que en muchos países la desinformación que ha surgido en los canales digitales impide la respuesta de salud pública y provoca agitación.
“Se trata de esfuerzos alarmantes de explotar la crisis para crear sentimientos negativos o señalar a las minorías, lo que puede empeorar a medida que aumente el estrés en las sociedades y se agudicen los efectos económicos y sociales”, advirtió Melissa Fleming.
“La iniciativa ´Verified´ abordará esta tendencia con contenidos esperanzadores que aplaudan las acciones locales de humanidad y las contribuciones de refugiados y migrantes, además de promover la cooperación mundial”, agregó.

La campaña, que operará en colaboración con Purpose, un proyecto mundial de organizaciones para la movilización mundial.
“Verified” contará con el apoyo de la Fundación IKEA, cuya directora de Programas, Patricia Atkinson, afirmó que la iniciativa tiene el objetivo de que todas las personas accedan a la ciencia y sepan lo que necesitan para mantener a salvo a sus seres queridos.
Por su parte, el director operativo de Luminate, que también respalda la campaña, consideró que el COVID-19 enfatiza cuánta diferencia puede hacer el acceso a información confiable o falsa en la resiliencia o el miedo de las sociedades.
“Estamos orgullosos de apoyar el trabajo de ´Verified´ para frenar la pandemia de la desinformación y diseminar rápidamente la información científica que proteja a la comunidades de todo el mundo”, subrayó Nishant Lalwani.





martes, mayo 26, 2020

Pandemia: el precio de la ignorancia y el beneficio de la educación


En un momento tan crítico y delicado como es la actual pandemia, cuando tenemos que cuidarnos todos porque literalmente nuestra supervivencia depende de ello, hemos sido testigos de atrocidades.

Cómo todos sabemos, la pandemia por el coronavirus SARS-CoV-19 ha provocado grandes acontecimientos y cambios en la vida de casi todas las personas del planeta. El ser humano no se había enfrentado a un evento de esta magnitud desde la Segunda Guerra Mundial. De tal forma que se ha concluido que el mundo no será el mismo después de esta situación. La vida diaria cambiará drásticamente y las próximas generaciones deberán de tener en mente la posibilidad de una pandemia, así como se tienen en mente otros desastres naturales más comunes. Ante este panorama, la incertidumbre y la inexactitud abundan en el mar de información en el cual echamos a nadar nuestra percepción de la realidad compuesta por juicios, pensamientos y conclusiones.


Por lo tanto, el pensamiento de la gente se ha visto bombardeado por especulaciones, miedos, verdades, mentiras, factores culturales, artículos científicos, remedios caseros, política, gráficas y muchas noticias. Pareciera que adquirir demasiada información sería bueno para las personas, pero tal como lo predijo Huxley, no necesariamente. La comunicación, que nos ha abierto las puertas al conocimiento y a la forma de relacionarnos, también nos está boicoteando, derivando un conflicto mental entre creencias e información. Entonces, al no haber una disciplina mental, es decir, falta de educación y la capacidad de discriminar dicha la información, las personas no sabemos con certeza que está ocurriendo. En otras palabras, estamos confundidos. En el mar de información, entender e interpretar la realidad se vuelve más complicado de lo que ya es. Cabe señalar que no me refiero a la educación de tener grados académicos, sino a la educación mental que involucra al pensamiento crítico, filosófico, científico y cívico.

El cerebro del ser humano es una de las muchas cúspides de la evolución. Gracias a él, nuestra especie se las ha arreglado para sobrevivir y, además, nos ha ayudado a comprender el universo y su funcionamiento. Somos la especie que piensa y nos hemos desarrollado por compartir el conocimiento. Desde que nacemos, el cerebro trata de adquirir toda la información posible a su alrededor, primero mediante sentidos y luego mediante preguntas. Estas preguntas tienen diferentes orígenes y propósitos ya que la mente es muy compleja. La inteligencia se clasifica en muchos tipos: emocional, lingüística, espacial, lógico-matemática, corporal, musical, interpersonal, intrapersonal, naturalista, existencial, creativa y colaborativa. Sin embargo, debido a múltiples razones o factores, en algún punto de nuestro desarrollo algunos individuos pierden esa pasión por explorar su mente y limitan su conocimiento a sus propios intereses, volviéndose ignorantes por convicción ante ciertos temas. Las consecuencias de la “modernidad líquida”, diría Zygmunt Bauman. Dicha ignorancia nos está saliendo cara y se están evidenciando las consecuencias de no haber puesto la suficiente atención e importancia a la educación.

El precio de la ignorancia 
La ignorancia ha dado lugar a disfuncionalidades graves, como violencia, intolerancia y la pérdida de valores como respeto y dignidad. Es por esta razón que, en un momento tan crítico y delicado como es la actual pandemia, cuando tenemos que cuidarnos todos porque literalmente nuestra supervivencia depende de ello, hemos sido testigos de atrocidades. Como, por ejemplo, las amenazas a hospitales y personal médico y el abandono de cadáveres en las calles. Peor aún, en lugar de generar empatía por la gente que está sufriendo, muriendo y siendo apilada en bolsas, comenzamos a burlarnos haciendo memes clasistas. Cabe señalar que ser empático no quiere decir que se justifiquen los actos inmorales o antiéticos, sino que debe de hacernos más conscientes de los problemas que estamos enfrentando.

Ahora bien, por el simple hecho de que se tiene que convencer a la gente porque “no cree” en la existencia de un virus ya son números rojos en la calidad de la educación recibida. Tal es el caso de que algunos se han manifestado para que ya termine la cuarentena y les dejen hacer sus actividades normales defendiendo su “derecho a infectarse”, cual si eso fuera una decisión arbitraria de los gobiernos. También aquellas personas que dicen que existe y continúan haciendo fiestas, bebiendo en grupos, o incluso hasta lamiendo superficies. Esto solo empeora la situación para todos: la prolongación de la cuarentena que da lugar a pérdidas económicas e incremento en la pobreza, así como el colapso de los sistemas de salud y la muerte de más personas.

Es impresionante la manera en la han proliferado teorías de conspiración absurdas del origen y “objetivo” del virus sustentadas en argumentos ad verecundiam. Por ejemplo, el Premio Nobel de Medicina, Luc Montagnier, afirmó que el coronavirus fue creado en un laboratorio y la gente lo ha creído solo por tratarse de un premio Nobel. Si bien él tiene mucha experiencia y conoce del tema, eso no lo exenta de las teorías de conspiración o de que se equivoque. De hecho, este premio Nobel ha defendido a la homeopatía y ha apoyado al movimiento de antivacunas. Adicionalmente ha circulado un documental llamado “Plandemic” que afirma por voz de Judy Mikovits, quien también ha participado en campañas antivacunas y varios de sus artículos han sido rechazados por manipulación de datos, que el virus salió de un laboratorio porque hay negocios de por medio. Nadie tiene pruebas contundentes de que esto sea cierto y la realidad es que hay más evidencia que apunta que el coronavirus es de origen natural como miles de científicos han demostrado. Actualmente, todas las grandes editoriales como Springer, Elsevier o Nature han liberado los artículos de sus revistas indexadas relacionados con el estudio del coronavirus. Al día de hoy hay más de 23,000 artículos disponibles así que cualquier persona puede acceder, evaluar y cuestionar los artículos especializados como de divulgación.

Adicionalmente, varios gobiernos y políticos han aprovechado esto para enfrascarse en discusiones que no son más que politiquería en lugar de soluciones eficaces, y mientras tanto la vida de las personas queda de lado. Unos buscan la tragedia a como dé lugar, otros buscan colgarse medallas, otros tienen intereses de por medio, y en Twitter todos somos expertos en todo, opinando sin hacer el esfuerzo en ser críticos. No tenemos la suficiente capacidad de expresarnos correctamente, ni de escuchar a las demás personas. Al final, solo escucharemos aquello que queremos oír alimentando nuestro sesgo de confirmación basado en estereotipos y pocas cuestiones. Esto entonces trae como consecuencia una falta de organización y desesperadamente vamos a creerle a cualquier charlatán que podrían engañar y manipular a las masas, porque como dice el dicho “a río revuelto, ganancia de pescadores”.

Así mismo, hemos visto gran confusión al momento de interpretar los datos. Las ahora famosas curvas epidemiológicas pueden tener más de una interpretación dependiendo la escala a la que estén, lo que estén correlacionando y la cantidad de pruebas realizadas. De tal forma que han tenido que ser explicadas repetidamente. Entonces, los malos manejos de los términos y conceptos epidemiológicos y matemáticos por parte de algunos periodistas y autoridades, así como el lenguaje usado da lugar a malentendidos. Por lo tanto, no solo estamos lidiando con un virus, sino también con los errores del sistema que potencializan nuestra ignorancia individual y colectiva, la cual no distingue de clases sociales o naciones, sino que incluso se ase de ellas para prevaler.

La educación en México
Pocos gobiernos le han dado a la educación la importancia que se merece y lamentablemente México no es uno de ellos. Desde la institucionalización de la educación hace casi cien años, nos hemos topado con diversos obstáculos. Por ejemplo, la cultura mexicana actual es el resultado de un primer siglo de guerras y otro de crisis, además de que la pobreza ha sido casi inherente a la condición económica del país. Por lo tanto, el machismo, el clasismo, el racismo y los resentimientos sociales han podido florecer y enraizarse en la cosmovisión de las personas. Otro factor es que las diferencias socioeconómicas y étnicas tienen un impacto importante, porque no es lo mismo educar a un niño de Santa Fe que a un niño de la selva Lacandona. Por si fuera poco, la política entorno a la educación nos ha heredado reformas y sistemas ineficientes que han manchado la profesión de los maestros y han limitado la información. Peligrosamente, se ha olvidado la importante contribución de los profesores a la sociedad y frases como “tanto estudiar para terminar siendo maestro” o “soy maestro porque no tengo de otra” son el reflejo de un problema más grave. Adicionalmente, nuestra cultura está estrechamente relacionada con las creencias religiosas. Entonces, de manera general, habrá prioridad por el dogmatismo que por explicaciones científicas. Por lo tanto, estos factores, y muchos otros dignos de análisis más amplios, han influido en la manera en la que la información se ofrece, se propaga y se acepta. Así que se ha llegado a la conclusión de que educar a los mexicanos es complicado. ¿Qué hacer al respecto? ¿Cómo educas a la gente? ¿Cómo cambiamos nuestro sistema educativo? ¿Qué gente le vamos a dejar al futuro?

El beneficio de la educación
No se pueden proponer soluciones simples a problemas tan complejos, sin embargo, como un punto de partida debemos de cambiar la forma en la que vemos a la educación y la inteligencia. Desde el nivel básico la educación debe de estar cimentada en hacer preguntas para motivar la curiosidad, no en solo adquirir datos. Debemos de disciplinarnos a filosofar. La filosofía nunca nos dirá qué es la verdad, pero nos ayudará a desenmascarar aquellas mentiras que nos venden como verdades. Por eso debemos quitarnos el miedo y la pereza de cuestionar y aceptar que muchas veces no sabemos las respuestas para alentar el querer saber más. De esta forma habrá un interés genuino por adquirir información y analizarla. Entonces, se entenderán mejor los fenómenos naturales y sociales para darles una utilidad. Consecuentemente, identificaremos los errores y los evitaremos mediante el pensamiento crítico retroalimentativo.

Si la sociedad se encuentra educada podrá ser más libre, responsable y consciente de sus actos. Esta responsabilidad que cae principalmente en los padres de familia y los profesores ya que son primeros proveedores y controladores de la información. Posteriormente ese compromiso cae en el individuo al decidir qué material consumir aprovechando que en internet se encuentra toda la información recopilada por el ser humano. Literalmente está en la palma de nuestra mano. Asumiendo esto podremos adaptar nuestro intelecto a los cambios de la historia y concentraremos nuestro esfuerzo en las soluciones que necesita la humanidad. Por lo tanto, puede ser concebida como un sistema de retroalimentación y evolución, en el cual se llenan los huecos argumentales mediante el análisis y la abstracción.

Ya que el humano es una especie sociable y que parte de su supervivencia depende directamente de este hecho biológico, la educación debe de alentar las capacidades y habilidades de cada individuo en beneficio a su comunidad. Además, es importante recordar que no todas las personas tienen los mismos intereses o destrezas, pero cada una de ellas contribuye significativamente al progreso como especie humana. Entonces, si bien tenemos la libertad de escoger la información a consumir, es nuestra responsabilidad analizar su calidad. Así las ideas podrán ser discriminadas, dialogadas, contrastadas, evaluadas y promovidas en aras de mejorarnos individual y socialmente. No podemos darnos el lujo de querer seguir siendo ignorantes teniendo miles de canales de YouTube o podcasts que educan. Más aún, teniendo libros electrónicos, Wikipedia y Nature a tres clics de distancia, por mencionar unos ejemplos.

Educarnos no es memorizar datos solo para pasar exámenes, sino aprovechar la información adquirida, ponerla a prueba y obtener conclusiones que ayudarán a mejorar a la sociedad y asegurar nuestra supervivencia. Por eso, ante la complejidad de la realidad, se debe de incentivar a entenderla desde diferentes puntos de vista, tal y como menciona la fábula “Los ciegos y el elefante”. No es que todos tengan que ser científicos o filósofos, sino que se debe de aceptar que en torno a un tema en particular hay evidencia, investigación y muchas ideas. Que hay científicos que tratan de entender fenómenos naturales, históricos, económicos y culturales, así como sus impactos sociales, políticos o ideológicos. Se dejará de observar al mundo como un duelo de tribus y se verá como una especie unida que trabaja para sobrevivir sustentablemente ahorrando millones de dólares optimizando nuestros recursos y esfuerzos, mejorando nuestra salud y disminuyendo la violencia. Debemos abrir la mente a nuevas opciones de pensamiento manteniendo un criterio tal, que la toma de decisiones será resultado de una evaluación que será favorable para nuestra especie. Todo esto suena utópico, pero ponerle más atención a la educación es potencialmente más beneficioso que no hacerlo.

Con educación, podremos alcanzar un segundo renacimiento, en el cual se entenderá que somos parte de una naturaleza indiferente e implacable y que nuestro planeta agoniza en contaminación por causa de la codicia y la avaricia humana. Este enemigo en común que nos hizo ver lo frágiles, necios e ignorantes que somos puede ayudarnos a reestructurar nuestros sistemas socioeconómicos y políticos. No podemos seguir discutiendo a gritos y tapándonos los oídos si es que queremos sobrevivir. Si somos capaces de llegar al espacio, entonces hoy más que nunca tenemos la oportunidad de poder escucharnos, aprender y mejorar. Redoblemos esfuerzos en promover la educación. No nos falta nada, solo la voluntad por aprender.





Fuente: https://www.animalpolitico.com/blog-invitado/pandemia-el-precio-de-la-ignorancia-y-el-beneficio-de-la-educacion/

 Por Jesús Andrés Tavizón Pozos
Jesús Andrés Tavizón Pozos es Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.


lunes, mayo 25, 2020

“LA EDUCACIÓN ES PRINCIPALMENTE SOCIALIZACIÓN”


Conocimos a Prudenciano Moreno Moreno a partir de sus diversos textos en donde devela la mercantilización de la educación por parte de las corporaciones internacionales como el FMI, BM, BID, OCDE, entre otros, asimismo sobre el modelo por competencias impuestos por estos organismos, el cual, va deshumanizando a las sociedades.

En un grupo de WhatsApp en la que coincidimos con él, tuvimos fuertes debates con respecto al movimiento Fridays for future que encabeza Greta Thumberg; lo sorprendente de nuestro estimado amigo y mentor Prudenciano es que, cerca de imponer sus argumentos, permitió el diálogo de tal manera que fuimos construyendo nuestras propias conclusiones al respecto.

Es Profesor de Educación Primaria egresado de la Escuela Normal Rural “Plutarco E. Calles” de El Quinto, Sonora; es licenciado en Sociología por la Universidad Autónoma Metropolitana, México; es magister en Estudios Latinoamericanos por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y Doctor en Economía de la Educación por la Facultad de Economía-UNAM.

Docente-Investigador invitado temporal en diversas universidades de México, las que resaltamos a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Universidad Autónoma Metropolitana- Unidad Iztapalapa (UAM-I) DCSH, Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), Universidad Autónoma de Sinaloa, Universidad Autónoma de Querétaro, Universidad Autónoma de Puebla, Escuela Normal del Estado de Sinaloa, Escuela Normal Superior del Estado de México y la Universidad Autónoma de Baja California.

Sus reconocimientos son diversos, los que destacamos son: el Premio Nacional de Tesis en Economía (1980) por el Colegio Nacional de Economistas, México D.F.; Premio de Investigación en Administración Pública (1992) por el Instituto Nacional de Administración Pública. México, D.F.; Miembro del Sistema Nacional de Investigadores del CONACYT desde 1989 al 2016 y Miembro Promep. 2013-2015.


La persistente utopía de nuestro querido amigo es que, las pedagogías de la modernidad basadas en los modelos técnicos instrumentales, del rendimiento productivo y competitivo, deben evolucionar hacia modelos holonómicos humanistas y transpersonales.

Prudenciano, cuéntenos un poco su historia de vida, ¿Cómo llegó a la educación crítica y contestataria y, a la lucha gremial?
A la educación crítica llegué porque estudié en una Escuela Normal Rural llamada Plutarco Elías Calles, localizada en el distrito del quinto municipio de Etchojoa, Sonora, México, en ese mismo lugar estudié la secundaria tres años y cuatro años en la escuela normal.
En la época en la que estudié, que fue a finales de los años 60’s y mediados de los 70’s, había un ambiente muy revolucionario en el sentido de la herencia que había dejado el Gral. Lázaro Cárdenas, con la fundación de las escuelas normales, las cuales, les había impreso su carácter socialista.
Entonces, de allí tomé la inquietud de la izquierda para formarme como un maestro de escuela primaria rural, dentro de un ambiente socialista revolucionario forjado en los años 60’s y 70’s, pero con la herencia de los años 30’ hasta 1940 que dejó la educación socialista en el país.

¿Cuáles considera que son los elementos más significativos de la crisis educativa en la CDMX, en el país y en toda América Latina?
Considero que los elementos más significativos de la crisis educativa, tanto a nivel regional como nacional y mundial, es principalmente la deshumanización; el sistema educativo se encuentra en un proceso paulatino de deshumanización, puesto que los grandes ideales que en otra época le dieron vida, ya no existen.
Esos grandes ideales eran los movimientos de izquierdas, tanto el socialismo como el comunismo, pero, a partir de la caída del bloque socialista y su reemplazo por la globalización económica, esos ideales dejaron de tener sentido, sin embargo, no fueron reemplazados por otros, sino que llegó la oleada tecnológica económica mundial, la alienación de la globalización y, simple y sencillamente, se perdió todo tipo de ideales dado que, los organismos financieros de la globalización, se hicieron cargo del manejo de los sistemas educativos generándose un modelo educativo técnico-funcional llamado modelo de educación por competencias, con evaluaciones estandarizadas y con uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC), pero sin absolutamente ningún ideal social, ni humano, ni ético y ni estético.
En este sentido, se fue construyendo un mundo muy frío y muy calculador, que se refleja en una educación sin ideales de ningún tipo como es la que tenemos hasta hoy.

Prudenciano ¿La relación entre los gobiernos y los gremios en la CDMX y en el país es fluida? ¿Por qué?
La relación entre el gobierno y sindicatos, se pensaba que con el gobierno de la 4ª Transformación iba a ser muy fluida, sin embargo, ha habido muchos problemas, primordialmente, el financiamiento no se ha conseguido como se pensaba; la interacción entre sindicatos y gobiernos tampoco se ha conseguido como se pensaba, entonces, se puede decir que, hasta ahorita, hay un impasse en esta relación que esperemos se resuelva pasando la pandemia del virus y pueda volver a ser efectiva ese anhelo de un gobierno diferente que tenga otra lógica distinta, porque los cambios que se han visto hasta ahorita en educación son muy mínimos.

Como pedagogo crítico y profesor de la UPN ¿considera que la formación de les futuros docentes se corresponde a las necesidades del país y los desafíos pedagógicos del siglo XXI?
Estamos ahí en una formación muy atrasada, como les decía, desafortunadamente el gobierno no ha hecho los cambios que la educación se merece salvo algunas cuestiones legales y de plazas, no ha incidido en el modelo pedagógico, por lo que tenemos un modelo pedagógico por competencias todavía cuando ya no debería estar, únicamente se quitó la evaluación estandarizada, pero aún hace falta definir elementos de corte humanístico y elementos de corte teórico que están ocurriendo en el mundo cambios importantes que, aún, todavía no han llegado a la formación docente en el país.
Por lo tanto, se puede decir que, el modelo educativo, es una tarea pendiente del gobierno y que aún no ha cumplido con las expectativas que levantó.

Prudenciano ¿Qué ha significado el Coronavirus en lo educativo? ¿Considera que las medidas educativas tomadas en el contexto de la pandemia afectan al derecho a la educación?
Desafortunadamente es cierto que la pandemia modificó las relaciones y todo lo que ha significado es que, lo que era presencial, se ha convertido en virtual, una educación bastante negativa puesto que tan solo es un consuelo, en buena parte es una simulación porque educación no es únicamente transmisión de contenidos, la educación es principalmente socialización.
En este sentido, educación es también debates colectivos, análisis, reflexiones y sentir grupal, todo esto hoy se ha perdido, entonces, considero que se está perdiendo o se perdió ya todo el semestre, posiblemente todo el año y que, la educación por vía tecnológica, es un rotundo fracaso.
 En su libro “La política educativa de la globalización” hace una lectura y analogía de la metáfora de la película “Matrix” con nuestras realidades, en este sentido ¿cuál es la radiografía de las sociedades en el confinamiento obligatorio y la ponderación de las competencias en las virtualidades?
Matrix es una excelente metáfora del dominio global de instituciones anónimas que, en este caso, se puede hacer la semejanza con el Banco Mundial (BM), la Organización para la cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Fondo Monetario Internacional (FMI), los organismos del Tratado de Libre Comercio (TLC) y todos los demás organismos tendientes a la dominación económica global, es decir, la educación sigue siendo dominada por instituciones anónimas, son lo que algunos autores les llaman los péndulos.
Éstos péndulos, son las estructuras económicas, políticas y sociales anónimas que gobiernan el mundo y, esos organismos, son los que dictan las políticas educativas internacionales y son impuestas a países, gobiernos y sociedades por igual en todo el mundo. Entonces, esa relación es un reto romperla y tendría que ser el objetivo de una educación liberadora de este siglo XXI.

Amigo Prudenciano, por último, desde las pedagogías críticas y, a partir de sus experiencias docentes y sociales ¿cuáles serían algunas de las propuestas que considere importantes para iniciar un proceso de transformación radical del sistema educativo?
Debe de haber ya, en México, una línea formativa de corte internacional que vaya sustituyendo al modelo de educación por competencias y vaya poniendo ejes formativos más profundos, con ejes formativos más profundos me estoy refiriendo a dos grandes campos:
Primero, todo modelo formativo se da en un paradigma cognitivo, los modelos pedagógicos de la primera, segunda y tercera modernidad, fueron modelos que se dieron dentro del paradigma cognitivo del materialismo científico.
Segundo, este paradigma ha venido cambiando desde 1989 hasta la actualidad, lo que se llama la cuarta modernidad que se calcula de 1989 hasta el año 2100 y, este paradigma cognitivo ya no es el materialismo científico, es el paradigma de la conciencia, de la conciencia universal o de la conciencia global y todas las implicaciones que este paradigma tiene al priorizar la conciencia sobre el materialismo científico. Entonces, hay una gran cantidad de autores y corrientes que se han venido diseñando en esta cuarta modernidad y que, aún, la educación no se ha percatado de la importancia de esta corriente.
Por lo tanto, en el campo concreto de las corrientes pedagógicas, propondría que, el modelo educativo y la formación de docentes, estuviera basado entonces, en esta línea del nuevo paradigma cognitivo de la conciencia y, en el ámbito pedagógico que estuviese basado en la teoría de la complejidad de Edgar Morin, en la epistemología del Sur de Boaventura de Sousa Santos, en la corriente crítica de la modernidad encabezada por el sociólogo francés Alain Touraine y también en la metodología pedagógica de la enseñanza situada históricamente que maneja la pedagoga Frida Díaz Barriga, esto no sería exclusivamente sino que sería unas de las corrientes pedagógicas más importantes que hay para darle contenido pedagógico al siglo XXI, sin embargo, existen también otras corrientes que tendrían que estar tomadas en cuenta y ser discutidas con el conjunto del profesorado, pero quiero señalar esas cuatro como un ejemplo de lo que tendríamos que hacer en cuanto a formación docente y modelos educativos basados en otras corrientes teóricas y epistemológicas para el siglo XXI.



Entrevista realizada por Luis Miguel Alvarado Dorry en exclusiva para Otras Voces en Educación.

viernes, mayo 22, 2020

“La educación presencial es insustituible. Así de rotundo”


 La ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, afirma que la educación presencial se ha convertido en un bien deseado pero escaso y que "no podemos permitir que nadie socave la inversión en educación. Lo que sí proporciona el éxito es un diagnóstico personalizado"



Corcuera, Sinde, Wert… Cuando una ley pasa a la historia por el apellido de su principal propulsor, incluso antes de que se apruebe, suele ser sinónimo de un parto difícil. Hasta ahora, la gestación de la ya bautizada como ley Celaá sigue esa misma trayectoria. Impulsada por Isabel Celaá (Bilbao, 1949), ministra de Educación y Formación Profesional, en menos de dos años esta propuesta se ha visto interrumpida por dos elecciones generales y cuenta con enmiendas a la totalidad por parte de los principales partidos de la oposición. ¿Qué más podría obstaculizar el curso de la octava ley de educación de la democracia? ¿Una pandemia? También se verá sometida a ese examen.

Celaá nos recibe justo el día en que finaliza el plazo para presentar enmiendas parciales al proyecto de ley aprobado el 3 de marzo en el Consejo de Ministros y que continúa tramitándose en el Congreso durante el estado de alarma. Tras disculparse por no poder saludarnos de manera cercana debido a la distancia física de seguridad impuesta por la crisis sanitaria, la ministra comienza a hablar de la urgencia de acelerar los cambios que necesita la escuela del futuro.

La pandemia ha puesto a prueba la madurez del sistema educativo español en cuanto a innovación tecnológica y metodologías que no se circunscriben al aula tradicional. Salvo excepciones, no estábamos lo suficientemente preparados para asumir una enseñanza en remoto de calidad. ¿Por qué no se había avanzado lo suficiente?

Ningún sistema educativo de nuestro entorno está preparado para replicar de manera virtual una educación presencial, que es la que realmente iguala al compensar posibles diferencias de origen mediante la interacción profesor- alumno. La educación presencial es insustituible. Así de rotundo.

Ahí es donde se recibe un mayor valor en términos cognitivos y emocionales. Lo que sí es cierto es que en un contexto de economías digitalizadas nos sentíamos tremendamente poderosos como sociedad y esta pandemia ha puesto de manifiesto que no lo éramos tanto, dejando al descubierto varias necesidades, en particular en los ámbitos sanitario y educativo. Durante los últimos años, las comunidades autónomas, los centros educativos y los profesores han ido sofisticando sus capacidades digitales de manera desigual. La mayoría ha mejorado mucho, pero tenemos muy claras las necesidades del sistema educativo español y esta crisis nos ha ayudado a identificarlas mejor y a ser más conscientes de la urgencia de resolverlas.

¿Cuáles son esas necesidades?
Una modernización en su conjunto. Una digitalización no entendida exclusivamente como el manejo mecánico de la tecnología, sino que aporte cambios cualitativos para propiciar mejores resultados educativos mediante la atención al alumnado en toda su diversidad y el remedio de brechas de cualquier naturaleza. Eso implica que cada estudiante tenga un recurso digital individualizado, que cada centro educativo cuente con plataformas lo suficientemente potentes para dirigirse a la totalidad de sus alumnos y más formación de los profesores.

Precisamente, Andreas Schleicher, director de educación en la OCDE y responsable del informe PISA, ha declarado que los profesores españoles deberían esforzarse más para ser parte activa de un futuro de la educación donde la enseñanza online será crucial. ¿Está de acuerdo?
Andreas es amigo, pero no estoy de acuerdo. El profesorado español es excelente. Ha sido capaz de pasar en 24 horas de la educación presencial a un modelo a distancia, manteniendo siempre el contacto con los alumnos. Su trabajo, al igual que el de los hogares, es ejemplar. Las comunidades autónomas y el propio ministerio, desde el Intef [Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado], hemos venido formando a los docentes y aproximadamente la mitad de ellos ha desarrollado destrezas para trabajar online de manera eficiente, pero la otra mitad aún está en etapas iniciales y ahí es donde debemos intensificar el esfuerzo, sobre todo si en otoño el virus continúa entre nosotros y aún no existe ni vacuna ni tratamiento. En ese escenario cada centro debe tener planes de contingencia para respetar la distancia física de seguridad, lo que hará que en cada aula tengan cabida unos 15 alumnos.

Ahí es donde su ministerio propone un modelo de enseñanza mixto entre educación presencial y online pero que no parece satisfacer ni a las familias, por temas de conciliación, ni a la comunidad educativa, que demanda más recursos humanos y técnicos.
La rutina se ha convertido en un valor importante, pero la educación presencial en estos momentos tiene que estar sujeta a los requerimientos sanitarios. Obviamente, esta pandemia también ha puesto de manifiesto que la escuela no puede satisfacer en su totalidad el trabajo de conciliación que se le viene exigiendo de manera implícita o explícita, sino que es una tarea conjunta de la sociedad.

¿Pero si vamos a ese modelo mixto se contempla una mayor inversión por parte del ministerio?
Es evidente que se contemplará una mayor inversión. En estos momentos estamos identificando junto a las comunidades autónomas cuáles son los temas que tenemos que fortalecer en el sistema educativo para atender esos planes de contingencia. Si al final no es necesario ponerlos en marcha, de igual modo habremos avanzado hacia esa digitalización, que es uno de los principios rectores de nuestro proyecto de ley junto al interés superior del menor, una educación para el desarrollo sostenible, la enseñanza personalizada o la modificación del currículo.

¿Cómo debería ser ese nuevo currículo?
El actual es muy enciclopédico, repleto de datos y contenidos. Necesitamos un modelo más competencial a través de aprendizajes esenciales que no se centren tanto en materias al uso, sino en ámbitos, en proyectos alternativos para los que se requieren espacios físicos que permitan una distribución distinta de los alumnos, incluso aulas con un mayor número de estudiantes donde dos o tres docentes puedan trabajar colegiadamente. Esto facilitaría una enseñanza personalizada que ayude a potenciar el talento de cada alumno.

Esto afectaría al sistema de evaluación tradicional, algo que también es objeto de debate cuando se trata de calificar a los alumnos que se han visto obligados a seguir formándose en remoto…
Exactamente. De hecho, el acuerdo logrado con la mayoría de las comunidades autónomas para concluir el curso 2019/2020 se fundamenta en eso, es decir, en adaptar la materia a los contenidos y aprendizajes esenciales, de tal modo que se evalúe si el alumno ha superado de manera cualitativa los objetivos generales del currículo y ha desarrollado las destrezas que le permiten promocionar al siguiente curso. Cuando tengamos ese nuevo currículo más centrado en competencias, tendrá que ser medido de otra manera, con una evaluación realizada de manera colegiada por el conjunto de profesores que atienden a cada alumno. Si España tiene un número de repetidores tres veces superior al del resto de países europeos, se debe a un sesgo cultural relacionado con el sistema de evaluación y que es preciso corregir.

La repetición, en sí misma, no hace mejor al alumno. Al revés. Le proporciona un importante perjuicio emocional al perder a su grupo de iguales y afecta a su autoestima porque le dicen que no es competente. Lo que sí proporciona el éxito es un diagnóstico personalizado que detalle los conocimientos que necesita reforzar cada alumno y diseñar un tratamiento acorde a eso. Esto no quiere decir que nadie vaya a repetir nunca, porque puede haber un alumno con personalidad inmadura al que el elenco de profesores perciba colegiadamente que no es bueno promocionar.

¿En esa nueva evaluación se incluyen las habilidades blandas como la autonomía, la empatía o la capacidad de trabajar en equipo?
“La educación presencial es la que realmente iguala”, sostiene la ministra, “al descompensar posibles diferencias de origen mediante la interacción profesor- alumno”.
El sistema educativo tiene que aportar el desarrollo de destrezas tanto cognitivas como emocionales. De hecho, durante los meses de confinamiento los alumnos han podido desarrollar unas destrezas emocionales muy importantes para la vida y que deberían ser evaluadas porque eso también es educación. Mientras se han formado en sus casas, a veces con unas condiciones difíciles, han adquirido o potenciado cualidades relacionadas con la autodisciplina o la responsabilidad, lo cual supone un valor añadido que podrán aprovechar cuando regresen a los centros y beneficiará a su proceso educativo.

Antes de la crisis sanitaria, su ministerio contemplaba un plan de incremento del gasto público en educación hasta un mínimo del 5% el PIB, por encima de la inversión media de la UE (4,88%), pero aún lejos de la de países referenciados como ejemplos de innovación en el aula, como Finlandia (6,75%) o Suecia (7,05%). ¿Mantendrán ese compromiso del 5% a pesar de la crisis económica que se avecina?
Sí. No podemos superar esta crisis si precisamente tocamos a los más vulnerables o a aquellos sectores que una vez más se han revelado como los más importantes. La educación es la mejor acreditación de un país, la base sustentante del desarrollo presente y futuro y sin ella no hay ni investigación, que se ha mostrado imprescindible en estos momentos, ni innovación. Durante la pandemia, la educación presencial se ha convertido en un bien deseado pero escaso y no podemos permitir que nadie socave la inversión en educación. Es una inversión, no un gasto, y no seguiremos la ruta de la crisis de 2008, porque es el antimodelo.





Por José Ángel Plaza López
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martes, mayo 19, 2020

Francesco Tonucci: "Cuando empecemos de nuevo, deberemos inventar otra escuela"


Desde Roma, el célebre pedagogo italiano propone sacar las tareas en cuarentena y que la casa sea un laboratorio. Y para después del virus, aboga por aulas desjerarquizadas y centradas en la diversidad.

"Me arruiné las vacaciones". Francesco Tonucci sonríe al otro lado del teléfono y menciona una agenda interminable de videollamadas (con colegas, funcionarios, periodistas) que le impide un consumo típico de cuarentena, como libros o series. "Y va a seguir, porque me preguntan mucho por el después", agrega en perfecto español. Tonucci habla del Covid-19, como todos en estos días, pero especialmente de las infancias y de la escuela en este contexto de crisis, ilusionado con que sirva como oportunidad para cambiar el modelo educativo imperante.


Un currículum a las apuradas dirá que es pedagogo, escritor, dibujante, investigador y creador del proyecto internacional La Ciudad de los Niños y las Niñas, que se replica en más de 200 localidades de todo el mundo –unas 30 en la Argentina–, en las que se propone dar voz a los pequeños y brindarles espacios públicos donde puedan jugar en libertad. Uno de los que habló con él esta semana fue el ministro de Educación, Nicolás Trotta, que apoyó su iniciativa de que, cuando se abran completamente las ciudades, se les deje el primer día solo a los chicos y chicas, para que jueguen y las disfruten como nunca las vieron.

Francesco vive en Roma, "con el miedo de una persona vieja como yo, y la preocupación de que no se generen más problemas ahora que todo se empieza a abrir". Lo que más lo angustia es que hace más de 70 días no puede ver a sus hijos y, sobre todo, a sus nietos. "Estoy solo en mi casa, aislado, como todos, abriendo la puerta una vez a la semana para comprar". Al segundo se corrige. De hecho, el miércoles dio un paseo por su barrio, en la periferia de la capital italiana, por primera vez en dos meses. "Hice tres kilómetros, paseando por calles y monumentos que no conocía, cerca del Cementerio del Verano, que sorprendentemente tiene nombre español y aquí nadie sabe qué significa. Después de 50 años de transitar una ciudad que vive de manera caótica, con un movimiento espantoso, verla vacía es un efecto muy fuerte... Qué poder tiene un virus para conseguir parar el trabajo y el tráfico, dos dioses de nuestra cultura. Pensemos que aquí la contaminación aérea produce el doble de muertos que el Covid".

-¿Qué le dice su nieta de doce años?
-Lo mismo que estamos recogiendo de los chicos de nuestros Consejos de Niños de todo el mundo. Cuando empezó todo este rollo, me golpeó mucho que todos buscaran expertos para dar consejos a padres y maestros y nadie se preocupara por preguntarles a los niños qué pensaban y qué proponían, por lo cual le pedí a alcaldes e intendentes de nuestra red de ciudades, que convoquen al Consejo de Niños. Y lo que sale de esos testimonios son tres cosas básicas. Lo principal: les faltan los amigos. Esto ha sido mal interpretado, creyendo que decían "me falta la escuela". Pero no: les falta la escuela porque es el único lugar donde se encuentran sus amigos. Décadas atrás, se los encontraban en la calle, en el tiempo libre, para hacer otras cosas, inventar, jugar, y en la escuela estaban los compañeros de clase. Ya no es así: se perdió la calle. Lo segundo que dicen en las encuestas es que les gusta pasar tiempo con sus padres. Es un regalo de la pandemia. Muchos niños o no los conocían o los veían casi de casualidad. Ahora tienen que compartir y participan de las cosas de la casa. Lo tercero: todos manifiestan que están hartos de la tarea de manera virtual. Es algo que la escuela no ha entendido que no debía hacer. Por eso propuse aprovechar la casa para que sea un laboratorio, y que sean las acciones con los padres las verdaderas tareas, no las del libro de texto. Aprender a cocinar, coser, recuperar las fotos, pintar, y que la escuela trabaje con los niños sobre estas experiencias. Si "hacen pasta” y nada más, no sirve; veamos si hay matemáticas dentro de la cocina: hay pesos, proporciones, tiempos de cocción. O aprovechar para hacer lengua, escribiendo recetas, que no es escribir cualquier texto, debe ser útil para que otra persona que no me conoce pueda repetir el mismo plato. Cuando el mundo se amplíe de nuevo fuera de las casas, me gustaría que la escuela no perdiera este descubrimiento: que se puede trabajar sobre el mundo, el barrio, las historias, la naturaleza y los problemas ambientales, y no sobre los libros de textos.

-¿Cree posible un cambio en la escuela después de la pandemia?
-Clases y tareas en este tiempo son cosas que no tienen sentido, porque vivimos situación extraordinaria, no puede ser que la escuela siga como antes. Pero esta manera de interpretar la educación y la escuela no debe ser sólo en tiempos de crisis y coronavirus, sino para siempre. Los cambios cuestan. Normalmente, las estructuras intentan quedarse iguales para siempre. La escuela italiana adoptó como lema en esta crisis: "La escuela continúa". Sería un “seguimos como antes”. Y es algo paradójico: ¿cómo que no cambia nada si cambió todo para todos? Pero si la mayoría piensa que la escuela no tiene que cambiar, vendrá agosto u octubre y todo seguirá igual. Tenemos que aprovechar esta oportunidad para lanzar una idea nueva de una escuela que corresponda a lo que nuestra sociedad necesita.

-¿Y qué necesita?
-Por ejemplo, la diversidad. En la escuela hay niños de culturas y lenguas diferentes, minorías indígenas, niños con discapacidades, de diferentes sectores sociales, niños pobres que en este momento manifiestan limitaciones porque no tienen aparatos tecnológicos para conectarse con la escuela. El tema de fondo es que hay una idea equivocada de que la escuela debe ser para iguales, entonces todas las veces que alguien no es igual a los demás se considera un problema. Y la verdad es que los niños son diferentes uno del otro, por lo cual si queremos hacer una propuesta educativa democrática y eficaz, tenemos que hacerla para diferentes, y no para iguales. Lo dice la Convención de los Derechos del Niño, a la que Argentina adhirió hace 30 años con carácter constitucional: la educación no tiene como objetivo que todos consigan los mismos resultados. El propósito de la escuela y la familia en conjunto debe ser que los chicos descubran sus aptitudes, vocación y talento, sus inteligencias, y una vez que cada uno descubrió su camino, ofrecerle los instrumentos adecuados para desarrollarlo hasta el máximo nivel posible. Por eso tiene que haber diversidades en la escuela, y trabajar sobre lo bueno que cada uno tiene, no sobre lo malo. Con los mismos textos para todos, pensados desde un ministerio casi siempre desde la capital del país, la escuela está dejando afuera a un porcentaje enorme de alumnos que no nacieron para ser literatos o matemáticos, que quieren ser músicos, pintores, deportistas, arquitectos o mecánicos. Hay una injusticia. Una propuesta igual para desiguales.

-¿El Covid-19 es una oportunidad para pensar en una escuela diferente?
-La crisis, como dijo Albert Einstein, puede ser una bendición, porque produce progresos. Espero eso, especialmente para casos como el de la Argentina, donde las autoridades parecen motivadas a impulsar cambios y no la conservación. Las escuelas que mejor funcionan en el mundo, como las de Finlandia, no tienen exámenes; hay muchas menos horas de cursada a lo largo del año; empiezan la primaria a los 7 años y no hay tareas. Se hace mucho hincapié en repetir o pasar de año, y eso no es lo central. Cuando empecemos de nuevo, tendremos que inventar una escuela que hoy no existe. No es verdad que vamos a poder volver a la escuela de antes; porque el virus nos obligará, con las condiciones de distancia y de cuidado, a pensar cosas totalmente distintas. Aquí, por ejemplo, hemos analizado la posibilidad de dividir las clases en dos grupos, uno en casa y otro en la escuela, e ir rotándolos. Pero lo principal es que tenemos que idear una escuela pensada de otra manera. La debilidad es que se funda en una base jerárquica y que los de la misma edad saben lo mismo, creyendo que cuando empiezan el proceso escolar no saben nada y después empiezan a saber lo que los maestros supieron pasarles. El mérito del aprendizaje se pone siempre en los niños: si no aprenden, no se castiga al docente que no supo enseñarles, sino al alumno que no tuvo capacidad o no quiso aprender. Podemos abandonar la idea de la clase con pupitres en la que los alumnos escuchan y repiten, y pensar que trabajen entre ellos. Si tenemos grupos de 6 a 12 años, hasta se pueden manejar solos, por lo cual un profesor puede lanzar propuestas, o crear grupos de trabajo que luego supervisa. En este momento, donde tenemos que enfrentar una situación nueva y problemática, mezclar edades lo haría mucho más fácil.

-¿Cómo están los niños en estas semanas en las que les cambió el mundo?
-No se los escucha, en casi ningún lugar, excepto en países como Finlandia o Nueva Zelanda, que no casualmente son liderados por políticas mujeres, que desde el principio les hablaron a los niños. Los niños valen poco porque no votan. No están en agenda. Y si la escuela quiere modificar la relación con ellos, no puede repetir siempre lo mismo. El tema central es si la escuela es consciente de que hay que cambiar: así como era ya no funcionaba desde antes de la pandemia. No es que antes funcionaba bien y entonces lamentamos no poder seguir como antes. No. Muchos niños se aburrían, no seguían la clase, y después olvidaban lo que habían aprendido. Era una estructura débil, incluso en el aula. Por eso me gustaría una escuela donde todos los espacios se utilicen como talleres y laboratorios, con muchísimas propuestas distintas: baile, música, física, huertas, ir moviendo a los grupos. En estas épocas puede ser útil la idea de la jornada escolar como un recorrido y no como una estancia. Hace 30 años que lo propongo, pero ahora parece que llegó el momento en el que a los gobiernos que me consultan les parece viable. Algo bueno habrá hecho este virus maldito.

Que las ciudades sean para los niños
Una de las propuestas de Tonucci para estos tiempos de pandemia apunta a que, el día que "reabran" las ciudades, cuando todo vuelva a una mínima normalidad, se las entreguen por 24 horas a los niños y las niñas. "Lo lanzamos como proyecto internacional de la Ciudad de los Niños. La gente puede firmar la petición en nuestra página lacittadeibambini.org/o en nuestro Facebook. Lo que decimos es que esta crisis tuvo errores sanitarios, víctimas (sobre todo nosotros, los viejos), y ha tenido campeones, que son los niños. Porque resistieron al virus, no por mérito de ellos solos, claro, pero viven esta temporada muy larga, encerrados en casa, que les significa algo incomprensible, y lo están haciendo muy bien. Darles un día la ciudad vacía para que jueguen y la disfruten en libertad, como nunca han podido, y como les gusta a ellos, sin tráfico, peligros ni contaminación, es el regalo que les podemos hacer a modo de agradecimiento".
Hizo llegar su iniciativa a los 200 alcaldes de las localidades que forman parte de la red internacional, entre ellas varias argentinas. Tonucci menciona a Arrecifes y a Rosario, una de las históricas desde que el proyecto de la Ciudad de los Niños arrancó en mayo de 1991, con la idea de que "los niños asuman un papel activo en el proceso de cambio, participando de forma concreta en el gobierno y en la delineación de su ciudad, apropiándose de nuevo del espacio urbano".
También le comentó al ministro de Educación, Nicolás Trotta, la iniciativa de liberar un día las ciudades para los niños: "Prometió que se iba a sumar a la petición, igual que Rosario o Neuquén. Es más una decisión política que educativa. Sé que es una propuesta muy utópica, pero lamentablemente todo el tiempo que proponemos algo para niños, es utópico".

Pruebas Pisa
Afirma Tonucci: "La escuela sigue siendo la escuela de lengua y matemáticas, y el resto es algo que si hay, hay, y si no, no importa, como las Pruebas Pisa que toman estas dos o tres competencias y las miden por igual en todos los países sin tener en cuenta las diferentes realidades. El niño mapuche ve distinto la vida del que vive en Palermo o en una villa miseria, todos tienen el mismo derecho de aprender, y lo hará mejor cuanto más pueda examinar su propia realidad". 




Por Gustavo Sarmiento
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