Sostenemos desde este blog, que la idea de “Calidad Educativa” es compleja, tiene múltiples interpretaciones y excede por mucho a la de “Rendimiento Escolar”. La escuela debe enseñar a convivir, ¿Qué se puede hacer desde este ámbito por la tolerancia? ¿Y por la aceptación de las diferencias?
Al relacionar el currículum con la convivencia escolar y la
calidad de la educación, de una u otra manera, se estará indagando, con una
mirada crítica, el currículum explícito, el currículum oculto y también el
currículum nulo.
Dicho de otra manera, al vincular la convivencia escolar con
el curriculum se está, por un lado, preguntando por cuáles son los aprendizajes
que se debieran intencionarse deliberadamente con el fin de promover la
convivencia escolar. Por el otro, nos desafía a interrogar la cultura escolar
con el fin de tomar conciencia de cuáles son los mensajes ocultos que desde
ella se están enviando en relación con la convivencia escolar. Se suma a esto,
la necesidad de indagar y cuestionar por qué ciertos aprendizajes vitales para
la convivencia escolar como son los relacionados, por ejemplo, con la educación
en derechos humanos, educación para la paz, educación para la resolución de
conflictos en términos pacíficos educación para la tolerancia y la
no-discriminación, educación para la intersubjetividad y la alteridad, tienen
escaso poder, legitimidad y presencia en el curriculum.
Cuando decimos que estamos asumiendo en este análisis una
mirada o perspectiva crítica del curriculum estamos, por un lado, concibiendo
el curriculum como producto de las distintas intervenciones sociales y agencias
que se dirigen a la transformación de la sociedad, las cuales pasan por asumir
las funciones de seleccionar, transmitir y evaluar la cultura desde un
compromiso político, y por el otro, queremos hacer notar que la convivencia
escolar se desarrolla en un contexto social, económico, cultural y político de
orden nacional e internacional que la condiciona . En otras palabras, un
contexto en el que priman los conflictos sociales, la pobreza, la delincuencia,
la impunidad, una economía de mercado-consumista, así como lo que esta
sucediendo en el mundo en materia de terrorismo y su forma de abordarlo, tiene
algo o mucho que ver con la convivencia escolar.
Para comenzar, debemos hacer notar que desde el discurso
curricular oficial- explicito - manifiesto existe una intención deliberada por
que los estudiantes logren una serie de objetivos de aprendizaje vinculados con
la convivencia escolar. Sin embargo, las instituciones educativas y sus
docentes hacen traducciones, interpretaciones y recontextualizaciones sobre
este discurso oficial que no siempre es conducente y facilitador de la
convivencia escolar. Desde la práctica docente en el aula y la cultura escolar,
es decir desde el curriculum oculto, se entregan mensajes que no sólo no
favorece la convivencia escolar sino que en ocasiones la dificultan, la
distorsionan y no la promueven.
En efecto, desde el curriculum oficial–explícito – se
intencionan una serie de conocimientos, habilidades, actitudes y valores
vinculados a la convivencia escolar. Es así como en el dominio del Crecimiento
y Autoafirmación Personal se sitúan objetivos que apuntan al desarrollo de
habilidades comunicativas que les permitan a los estudiantes conectarse con
otros, de empatía y de servicio, que los aproximen con afecto a esos otros,
afianzando el sentido de pertenencia al grupo. En el ámbito de la formación
ética se espera el desarrollo de la tolerancia y la no-discriminación. Las
habilidades se relacionan con aquellas vinculadas a los procesos de
autorreflexión y resolución de problemas, de modo de fortalecer la capacidad de
tomar decisiones de manera autónoma, consciente y responsable. Junto con ello,
se busca acrecentar las habilidades sociales, comunicativas y de servicio, en
la perspectiva de que los y las estudiantes se vean a sí mismos como miembros
de una humanidad que requiere de ellos para crecer y desarrollarse. En el
ámbito de la persona y su entorno, las habilidades centrales se relacionan con
los ámbitos social y comunicativo, con el objetivo de que los y las jóvenes
aprendan a interesarse por el entorno social y geográfico en que viven,
interactuando comunicativamente con otras personas y grupos, expresando y
argumentando opiniones e ideas, así como también, trabajando conjuntamente con
otros con quienes relacionarse en un ambiente de respeto y colaboración.
Ahora bien, y sólo a manera de ejemplo, es central la
convivencia social: el respeto a la diversidad. Existe
una preocupación preferencial porque los estudiantes reconozcan la diversidad
de visiones que existen sobre los problemas sociales, respetando el derecho de
plantear y debatir diferentes puntos de vista; que reconozcan similitudes y diferencias
entre grupos sociales y culturales; que se percaten de los prejuicios y
estereotipos existentes; que analicen situaciones discriminatorias en sus
propias vidas, en sus familias y colegio y las consecuencias sociales de los
prejuicios (humillación, exclusión, inequidad) que profundicen en las
consecuencias negativas del etnocentrismo y la negación del otro De igual
forma, en esta misma asignatura se insiste desde el análisis de la historia de
Chile como en la historia universal que los estudiantes reflexionen acerca del
impacto que la guerra tiene en las personas, el costo humano implicado para
vencedores y vencidos, y sobre como la guerra es un mecanismo inadecuado para
resolver los conflictos. De esta manera, al aproximarse al estudio de los conflictos
bélicos desde una perspectiva de educación para la paz se extrapola hacia las
situaciones conflictivas que se viven en el ámbito escolar
Otro sector de aprendizaje que se vincula directamente con
una serie de conocimientos, habilidades, actitudes y valores relacionados con
la convivencia escolar es el del Lenguaje y Comunicación. Se conceptualiza el
lenguaje como acción y en este sentido se espera que los estudiantes
desarrollen la capacidad de controlar efectos indeseados de sus actos de habla,
que den cuenta del poder del lenguaje de influir y actuar sobre las personas
moviéndolas a adoptar determinados comportamientos, actitudes o posiciones, y
de cuán perjudiciales pueden ser muchos de éstos actos si no se tiene
conciencia clara de lo que se está haciendo al usar el lenguaje, y aprendan a
controlarlos. Se pone especial atención, en el desarrollo del acto de escuchar
comprensivamente como condición básica de la tolerancia y el respeto por los
puntos de vista propios y ajenos y se espera que los estudiantes comprendan la
diferencia entre afirmaciones de hechos y expresiones de opinión, para así
establecer relaciones respetuosas. Se hace hincapié en la práctica del discurso
argumentativo que no sólo desarrolla competencias lingüísticas sino que favorece
el desarrollo de actitudes de seguridad y confianza, de consideración y respeto
por las posiciones o puntos de vista que sustentan otros, de capacidades para
sostener y defender los propios, con fundamento y no de manera caprichosa o
arbitraria y de aceptar modificarlos cuando los argumentos de los otros son
efectivamente convincentes, así como no dejarse influir por ellos cuando
responden a intenciones o posiciones que no se comparten De igual forma, se
insiste en que las lecturas que realizan los estudiantes deben conducirlos,
entre otros aprendizajes, a incursionar en la interioridad de su conciencia y
en problemas y temas relativos a las relaciones humanas, a la convivencia, a
las distintas formas en que los seres humanos viven y se relacionan con otros,
con su entorno natural, cultural, social, histórico y en las que se manifiestan
valores -y antivalores- que se ligan con la convivencia escolar
Tal como se señaló con anterioridad, la pregunta que surge
es cuál es la significación- resignificación- mutación que las instituciones
educacionales en su cultura escolar y en las prácticas docentes se hacen del
curriculum explícito. En otras palabras, estamos preguntando por cuál es la
“traducción” que hacen las instituciones del curriculum oficial, cómo se recontextualiza
el curriculum oficial , en la cultura escolar( curriculum oculto) y en las
prácticas docentes; cuál es la distancia entre el “curriculum intencionado” y
el “curriculum aplicado” Es necesario reconocer que la propuesta curricular que
se define a nivel de la política y que es consensuada por distintos sectores de
la sociedad, pasa por distintos filtros y mediaciones hasta que se incorpora en
las prácticas pedagógicas y en la vida cotidiana de la escuela.
De acuerdo a Basil Berenstein existe un discurso primario
(“curriculum oficial”) que se constituye en un discurso especializado que posee
sus propias reglas generativas de discurso sus propios objetos y sus propias
prácticas, sus ordenamientos y límites internos: en otros términos .que poseen la
gramática propia para su especialización como discurso específico. En el
proceso de su reproducción estos discursos son selectivamente limitados,
transformados, reorganizados, distribuidos y reubicados en un campo diferente,
el campo de reproducción discursiva (“curriculum real”). Es aquí donde
intervienen el discurso pedagógico como un principio de recontextualización que
transforma un discurso primario (del campo de reproducción discursiva) y que
crea su propio campo de recontextualización . La pregunta es entonces si las
intenciones propuestas en el curriculum explícito respecto al logro de
aprendizajes referidos a la convivencia escolar encuentran una adecuada
expresión en la práctica escolar
El filtro por el cual necesariamente llega la propuesta curricular
a la escuela pasa por la cultura escolar, es decir por el curriculum oculto de
la escuela que se asienta en las relaciones interpersonales entre el docente y
el alumno; entre estos y sus pares; entre las relaciones jerárquicas que priman
entre docentes directivos, docentes de aula, paradocentes y auxiliares, y
también, y en forma muy importante en la relación que la institución escolar
establece con los padres de familia. Es en este ámbito donde se viabiliza la
convivencia escolar, en donde se crean condiciones para que los objetivos de
aprendizaje explícitos de la convivencia escolar encuentren su integración a la
gestión de aprendizajes significativos, o bien se dificulten y propicien su
fragmentación . Es en la cultura escolar, vista como una red compleja de
mensajes implícitos e interrelaciones sociales , donde se construye el
“currículo real” de la convivencia escolar.
Pienso que una cultura escolar favorecedora de la
convivencia es constructora de sujeto, de un sujeto de derechos y responsabilidades.
Es una cultura reconocedora y promovedora de la diversidad y moralmente
pluralista. Es una cultura que no reduce al Otro a lo Mismo, que como bien lo
ha sostenido Levinas esta reducción no se obtiene sin violencia.
Una cultura escolar constructora de sujeto en y para la
convivencia es una que promueve la capacidad y el poder de actuar, es decir
empodera al estudiante para que haga exigencias y haga vigente los derechos
propios y el de los otros , es una que atiende la pluralidad de los
estudiantes, sin descalificaciones y desvalorizaciones, es una que se
fundamenta en la presunción de la igualdad valórica de las personas y en
consecuencia nadie puede a priori ser juzgado como no valioso, desarrollando
una actitud de respeto mutuo, es decir de aceptación del Otro como un legítimo
otro, como un ser diferente de mí, legítimo en su forma de ser y autónomo en su
capacidad de actuar y exigir que otros tengan una actitud semejante con
él.(Magendzo)
El “empoderamiento”, está vinculado, con el desarrollo de las
competencias lingüísticas y comunicativas de los de los estudiantes en la que
aprenden ano aceptar demandas arbitrarias, indebidas y extralimitadas que
menoscaban sus derechos. Tiene el derecho a escoger y en esa medida a decir
“esto no es aceptable para mí”, a manifestar con argumentos” esto me denigra y
por lo tanto lo rechazo” y de esta manera reafirmar su dignidad como persona.
De igual forma un sujeto de derecho tiene la capacidad de hacer y cumplir
promesas y de requerir que otros cumplan con las promesas que han contraído.
La convivencia en el lenguaje y la comunicación es también
una invitación para que los profesores y profesoras analicen su práctica
docente. Una práctica docente conducente a la convivencia escolar es aquella en
que los intercambios lingüísticos entre el profesor o la profesora y los y las
estudiantes y de estos entre sí, las explicaciones, opiniones, comentarios,
puntos de vista, referencias explícitas se sostengan con fundamentos y
antecedentes. Se trata de que los estudiantes y también los docentes aprendan a
emplear la argumentación como herramienta para convencer razonadamente o de
persuadir afectivamente a los demás acerca de la validez de sus posiciones. En
este sentido es importante que fortalezcan no sólo las habilidades comunicativas,
sino que también el desarrollo de un pensamiento autónomo, estructurado
reflexivamente y con disposición a la crítica y el diálogo; la disposición a
aceptar y respetar los puntos de vista divergentes, apreciando el aporte de
estas actitudes para la formación personal y la convivencia democrática.
En este sentido, una cultura escolar promovedora de la
convivencia escolar en la perspectiva de un curriculum crítico, es aquella que
combina dos racionalidades complementarias: la racionalidad de la acción
regulada por normas y la racionalidad de la acción comunicativa. La acción
regulada por normas se refiere no al comportamiento de un actor en principio
solitario que se topa con otros actores, sino a los miembros de un grupo social
que orientan su acción por valores comunes (Habermas). Estas normas son
reconocidas intersubjetivamente y su función es establecer interrelaciones
interpersonales. Desde esta perspectiva, la convivencia escolar se orienta por
valores comunes y por reglas sociales comunes, los estudiantes son juzgados,
por una parte para determinar si sus comportamientos o acciones concuerdan o se
desvían de las normas consideradas legítimas, y por otra, se observa si las
normas vigentes están justificadas o no, si merecen o no ser reconocidas como
legítimas. La racionalidad de la acción comunicativa se refiere a la
interacción de a lo menos dos sujetos capaces de lenguaje y de acción que
entablan una relación interpersonal . Los actores buscan entenderse sobre una
situación de acción para poder así coordinar de común acuerdo sus planes de
acción y con ello sus acciones. Desde esta racionalidad la convivencia escolar
apunta a la búsqueda de entendimiento y comunicación entre los y las
estudiantes y de estos con otros actores sociales con el propósito que
coordinen sus acciones en miras a mejorar la convivencia y las relaciones
interpersonales . El entendimiento en la comunicación se transforma en el
mecanismo coordinador de la convivencia escolar. Se podría decir, entonces, que
tanto el curriculum explicito como el curriculum de la cultura escolar que
pretende reforzar la convivencia escolar necesita, en una perspectiva de la
acción comunicativa, como dice Dona Ferrada, “crear situaciones de encuentro entre los distintos participantes de la
comunidad por medio de la comunicación agotando las propiedades del lenguaje”.
El dialogo y la intersubjetividad pueden darnos las bases para un posible
encuentro entre las utopías (currículum oficial-intencionado –explicito) y la
realidad (currículum ligado a las prácticas docentes y a la cultura escolar) Es
el diálogo y la intersubjetividad a la que apela Freire que permite a las
personas que se encuentren y se desencuentren una y otra vez, que construyan
sus propias existencias, que se liberen y se emancipen. Y es el dialogo de la
acción comunicativa que pretenden alcanzar acuerdos basados en argumentos
racionales susceptibles de ser sometidos a crítica.
Autor
Abraham Magendzo
En Monografías virtuales
Ciudadanía, democracia y valores en sociedades plurales
Número 2 Agosto-Septiembre de 2003
Línea temática: Cultura de centro y convivencia escolar
1 comentario :
¡Realmente muy interesante la monografía! Saludos cordiales.
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