El término “Calidad
Educativa” es de reciente aparición, y tiene sus orígenes en nociones nacidas
en la Economía, “Calidad total” se considera a la “plena satisfacción del
cliente”, pero ¿Podemos asimilar al educando como un “cliente”? ¿Qué efectos
podemos prever de la aplicación de estos conceptos? ¿Cuál es la ideología subyacente?
Dentro de un modelo de Calidad Total, éste adopta un modelo
empresarial fuera de lugar dentro de un contexto educativo, en el cual el
cliente se convierte en el eje central. El mundo empresarial y su gestión no
están preparados para asumir una cultura escolar, al igual que ésta no está
preparada para asimilar una gestión del mundo empresarial debido a la
diferencia de conceptos y contextos en los que se mueven y, por qué no decirlo,
debido a los fines tan diferentes hacia los que se dirigen, dado que el modelo
de Gestión de la Calidad
Total parte de una filosofía en la que su finalidad gira
entorno a la satisfacción del cliente, que a su vez, debe ser una persona que
se acople a los requisitos buscados de modelo de cliente, teniendo como
finalidad comercial última la de competir y obtener el máximo de ganancias, por
lo que nos encontramos ante unos fines muy diferentes a los que la escuela
pública debe de responder: la socialización, la formación en valores
democráticos, ciudadanos críticos y participativos, capaces de construir una
sociedad más justa y no tan solo reproducir el modelo de sociedad e injusticia
social.
Una Calidad Total dentro del marco escolar supone
transformar todos los componentes del sistema escolar para que tanto los
procesos como los resultados obtenidos se enmarquen dentro de la excelencia,
pero una excelencia para unos pocos y no para su conjunto como sería obvio en
un sistema de valores democráticos capaz de garantizar una equidad en educación
y proteger a los más desfavorecidos, tomando en cuenta su contexto y origen,
sin embargo, “La calidad total está
vendiendo una educación a la carta, cuando en realidad lo que intenta es
introducir un modelo de gestión en que tanto unos como otros sean admitidos a
la carta por las instituciones educativas en función de las ofertas e intereses
de éstos y sus gestores” (Fernández Sierra), estimulando la gestión de la
calidad total la competitividad para así, poder seleccionar y clasificar, para
una futura detección y captación de los que podrían ser clientes en potencia.
Desde un modelo de Gestión de la Calidad Total en
educación, podemos ver como un líder es la persona encargada de conseguir los
objetivos buscados por la empresa, de tal modo que está encargado de ser
dinamizador de los “equipos de trabajo” y de potenciar todos los elementos y
recursos puestos a su disposición para lograr el éxito. Un modelo como éste,
dentro del contexto educativo, da lugar a dejar de lado la compensación de las desigualdades
que puedan haber por origen social o contexto, siendo aquí el elemento
abanderado la meritocracia (Fernández Sierra), donde el esfuerzo y capacidades
de cada uno están por encima de cualquier otro elemento compensador, olvidando
que la escuela es un espacio democrático y un medio e instrumento del que se ha
dotado la sociedad para asegurar el acceso a una ciudadanía en igualdad de
condiciones, sea cual fuere el origen social o contexto del que provienen el
futuro de nuestras sociedades.
Siguiendo en una perspectiva del mundo empresarial y de una
educación al servicio de la calidad total, las escuelas-empresas desde el
modelo anteriormente citado, evalúan la calidad tomando como referencia dos
aspectos fundamentales en sus mediciones que son, por una parte la efectividad,
y por otra parte la eficiencia, que posteriormente son las claves para la
elección que hará el consumidor (Carbonell Sebarroja), de tal modo que la
escuela se convierte en un instrumento reproductor de las desigualdades sociales,
de una economía de la globalización, donde la excelencia académica, junto a la
eficacia y la eficiencia son los ejes transversales de la escuela,
transformándose así la función de la escuela en una función empresarial, cuyo
último objetivo es proporcionar al mundo laboral mano de obra que responda a
las necesidades de una economía globalizada y de un mundo laboral en constante
cambio para lo que el mundo empresarial exige a la escuela una respuesta,
instrumentalizando ésta a los designios cambiantes de una era posmoderna y
neoliberal, donde el hombre poco a poco llega a una pérdida de identidad y de
valores en pos de una liberalización de todos los sectores de la vida, para lo
cual, la propuesta económica neoliberal fomenta y da fuerza a los aspectos más detestables
de la posmodernidad, tales como la de una cultura consumista y los de una
subjetividad aislacionista (Angulo Rasco). Esto nos lleva a una
instrumentalización política de la escuela de los sistemas neoliberales que
pasa a través de la gestión privada y de políticas encaminadas hacia una
calidad total, que no es más que un caballo de Troya que lleva en su interior
una segmentación y clasificación de la educación al servicio de los intereses
de unas economías en constante cambio y con unas necesidades que el caballo de
Troya esconde bajo el reluciente aspecto de “Calidad para Todos” que no es más
que la calidad de unos pocos que corresponden al perfil que busca de cliente de
la calidad total.
Extraído de
¿EN BUSCA DE Daniel Carlos Briet Planells
Universidad de Almería (España)
Publicaciones recomendadas
La
calidad requiere liderazgoEl aprendizaje cooperativo
Perversiones audiovisuales
2 comentarios :
Excelente artículo. Detrás del término "mejora de la calidad" se esconde una estrategia de marketing aplicada a la escuela que sólo busca la exclusión selectiva por nivel adquisitivo del alumno-cliente. Enhorabuena.
Esto de la calidad es un concepto que viene del mundo de la empresa. La educación descansa sobre valores y por tanto tiene un fuerte componente de algo socialmente opinable y sobre lo que no pueden existir unanimidades, todo l más se pueden tejer algunos consensos.
Buen artículo
Publicar un comentario