El efecto Matilda es el efecto a través del cual las mujeres han sido históricamente invisibilizadas por las ciencias en detrimento de los hombres. Para hacerle frente ha nacido el movimiento #NoMoreMatildas que pretende, a través de diferentes materiales, rescatar el nombre de importantes mujeres de ciencia para que lleguen a las aulas de primaria y secundaria.
¿Se imagina qué
habría pasado si Albert Einstein hubiera nacido niña y se hubiese llamado
Matilda? No hay que ser un genio para pensar que lo más probable es que la
teoría de la relatividad no la hubiese desarrollado. O, tal vez sí, pero muy
probablemente sus logros se los hubiera aprovechado un hombre, fuera su marido,
su hermano o un compañero de estudios. Esto es, en definitiva, lo que ocurre
con el efecto Matilda, el ninguneo o la desaparición de los logros de las mujeres
en la ciencia en virtud de otros protagonistas, siempre masculinos.
Dos son las vías
por las que la iniciativa #NoMoreMatildas quiere hacer
frente al punto ciego que existe sobre el papel de las mujeres en la ciencia.
Por una parte, a través de un encarte para introducir en los libros de texto de
ciencias y, por la otra, con una colección de cuentos en los que se hace un
ejercicio de historia-ficción, pensando en qué habría ocurrido si personajes
como Einsteins. Schrödinger o Fleming hubieran nacido siendo niñas, y no niños.
La iniciativa nació
de la empresa de comunicación Getting Better, de la mano de Lucía de la Vega,
su directora ejecutiva. Pronto contactaron con otras entidades como AMIT
(Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas) o, según explica, con
Mujeres en ciencia. ¿Y por qué una empresa de comunicación se mete en
este berenjenal? De la Vega lo explica asegurando que les pareción
increíble que un efecto como este, tan indiscutible que incluso tenía nombre
propio no hubiera movilizado a propios y extraños para hacer algo al respecto.
Llevan un par de
días de campaña y, según nos cuenta, en las redes sociales ha tenido muy buena
acogida. Tanta que el propio ministro de Ciencia, Pedro Duque, se ha hecho eco.
«Las mujeres siguen
teniendo una pronunciada ausencia en todos los contenidos educativos: tan solo
aparecen en los textos en un 7,6 % de ocasiones», afirmaba en 2015 Ana López
Navajas en su tesis doctoral, Las mujeres que nos faltan. Un rapaso
a los libros de texto en busca de la presencia de mujeres. Sus resultados,
según ella misma, eran peores de lo que esperaba. «Deja en evidencia que ni sus
contribuciones al desarrollo común, ni sus especidades culturales, ampliamente
documentadas a día de hoy, parecen contar en el conocimiento escolar».
Desde hace ya
bastante tiempo se sabe que las niñas, por motivo de la socialización de
género, tienen la creencia, desde muy jóvenes, de que son menos capaces que los
chicos a la hora de enfrentarse con las materias de ciencias. Desde la
investigación llevada a cabo conjuntamente por las universidades de Nueva York,
Illinois y Princeton, Gender stereotypes about intellectual ability
emerge and influence children’s interests, hasta informes como PISA o TIMSS
se habla de este diferente acercamiento, por ejemplo, a las matemáticas.
Creencias que no
son ciertas una vez que se vencen las barreras iniciales y niñas y jóvenes
ahondan en estas áreas del conocimiento.
Adela Muñoz es
presidenta de AMIT Andalucía, una de las organizaciones que han colaborado en
la redacción y corrección de los materiales que la campaña #NoMoreMatildas han
elaborado. Para ella, la falta de referentes claros para niñas y niños de la
existencia de mujeres, a lo largo de la historia, que han sido claves para el
avance del conocimiento (científico o no), está influyendo claramente en la
pérdida de confianza de las chicas a la hora de enfrentarse a las carreras
STEM.
AMIT es una
organización que tiene entre sus fines el dar a conocer el trabajo de las
mujeres científicas. Es verdad que están centradas en ambientes más académicos,
pero como comenta Muñoz, cuando les llegó la propuesta de participar en esta
iniciativa, de la mano de la empresa Gettingbetter y de la agencia de
comunicación DosPassos, decidieron unirse para darle una mayor proyección a la
labor que llevan años trabajando.
De la Vega tiene
claro que como sociedad «no nos podemos permitir» que las niñas no tengan
referentes de mujeres en la ciencia y en otras áreas del conocimiento. El
impacto que esto tiene en la bajada de la matrícula en las carreras STEM parece
bastante claro
Diferentes informes
recogen un descenso de alumnas en estudios universitarios relacionados con las
ciencias, principalmente con las ingenierías y las matemáticas. A pesar de los
esfuerzos que se llevan algunos años haciendo para revertir esta caída, no
parece que estén llegando a sus objetivos. En los últimos años, el número de
alumnas en ingeniería informática ha pasado del 30% al 12 (según el estudio Evolución
de la matrícula femenina en el grado de Informática en universidades públicas
españolas); en el Grado de Matemáticas han pasado, desde el año 2000 de un 60%
al 37% en 2018.
Además de la escasa
aparición de mujeres como ejemplo de científicas en los materiales educativos,
para Muñoz es clave el hecho de que de una forma más o menos consciente, las
familias y en algunos casos, los docentes, desincentiven en las niñas la
posibilidad de dedicarse a las ciencias. Asegura que ya desde los 8 años las
niñas se siente inseguras ante las ciencias y las matemáticas como materia de
aprendizaje.
Esta es la razón,
según aduce De la Vega, para que pensaran en un público por debajo de la
secundaria obligatoria, más cerca de 5º de primaria. Con la dificultad, dice, de
acomodar el mensaje a un lenguaje que el alumnado pudiera entender cuando de
muchas de las cuestiones de las que se tratan todavía no han aparecido en el
currículo de ninguna de sus materias de estidio.
La iniciativa se
basa en la publicación de un encarte en el que se da
información de diferentes científicas y mujeres que dedicaron toda o parte de
sus vidas al conocimiento, en muy diversas áreas, épocas y condiciones sociales
y vitales. Un repaso que comienza en el siglo XII y acaba en el XXI. Mujeres
que en general han sido silenciadas o han desaparecido, sin más, de la historia
de la ciencia. Con el punto interesante de que deja, por una vez, a Marie Curie
fuera de la lista.
Una científica
sobre la que Muñoz ha escrito una extensa biografía. Asegura la estudiosa que
la figura de Curie puede haber supuesto, por un lado, un ejemplo para muchas
niñas y jóvenes para acercarse a la ciencia, al mismo tiempo que ha podido ser
un freno para otras por la ingente cantidad de trabajo y sacrificio que tuvo
que poner en juego para llegar hasta donde lo hizo. Por eso mismo, explica
Adela Muñoz, se ha hecho un esfuerzo en que apareciesen muy diversos ejemplos
de mujeres, dedicadas a muy diferentes estudios y provenientes de variados
estratos sociales.
Además de este
encarte, la iniciativa se completa con la edición de tres cuentos de ficción
que juegan con la idea de qué habría pasado si tres de los más brillantes y
conocidos científicos (Einstein, Schrödinger y Fleming) hubieran nacido siendo
niñas en vez de niños. Pretenden con estos relatos poner luz a las diferencias
que las mujeres han sufrido en su acceso al conocimiento, principalmente
científico, así como en la posibilidad de desarrollar, después, sus carreras en
estas áreas de conocimiento.
Lucía de la Vega
escplica que, de momento, no se han planteado la posibilidad de imprimir los
materiales ni han contactado con las administraciones educativas para que
pudieran hacerlo ellas.
La urgencia de dar
una respuesta al efecto Matilda ha sido el acicate para poner en marcha su
capacidad creativa y ofrecer materiales descargables para que las y los
docentes puedan utilizarlos de la manera que les parezca idónea para cada caso.
Si la campaña funciona lo suficientemente bien, y aparece algún tipo de
financiación, sí se plantean la posibilidad de ampliar, al menos, el encarte.
Hoy por hoy cuenta
con el nombre y una mínima biografía de 18 mujeres de ciencia. En los pocos
días que llevan en el aire, han recibido muy buena acogida y un buen número más
de nombres y biografias de otras tantas mujeres como para poder hacer ese
incremente de nombres.
Problemas que
pasan, por ejemplo, por la dificultad para conciliar sus vidas personales con
las profesionales o con el rol asignado y esperado socialmente por ser mujeres.
Por: Pablo
Gutiérrez del Álamo
Fuente
https://eldiariodelaeducacion.com/2021/01/14/combatir-el-efecto-matilda-desde-la-infancia/
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