Especialista en trastornos del lenguaje infantil, Verónica Maggio advierte sobre el aumento en la cantidad de chicos que tienen dificultades en la comunicación y el lenguaje. En esta entrevista, Maggio reflexiona sobre los efectos de las pantallas, la relación entre lenguaje y desarrollo intelectual, y los problemas de comprensión que evidencian los estudiantes argentinos.
Verónica Maggio es doctora en Fonoaudiología e integrante del área de Lenguaje del
Servicio de Fonoaudiología del Hospital Universitario Austral. Es profesora
titular de Neurolingüística en la Universidad del Museo Social Argentino y
directora de la diplomatura en trastornos del lenguaje infantil en la
Universidad Austral. Este año publicó Comunicación y lenguaje en la
infancia (Paidós), un libro dirigido a familias y profesionales que
aborda el lenguaje y la comunicación, el desarrollo normal de estas habilidades
y las pautas de alarma que pueden aparecer en ese proceso, así como los
trastornos del lenguaje.
–El libro destaca la importancia del ambiente en el desarrollo del
lenguaje. ¿Cómo debe ser ese ambiente? ¿Qué lugar ocupan ahí las pantallas?
–Para que el lenguaje se desarrolle, necesitás que se combinen dos
factores: que el chico venga con un dispositivo neurobiológico “de fábrica”
sano, y por el otro lado necesitás el estímulo del ambiente. Si venís
con un dispositivo sano pero el ambiente no es estimulante, el lenguaje no se
desarrolla, o se desarrolla muy pobremente. Es una combinación de factores.
Hoy lo que se ve es que está cambiando mucho el modelo de comunicación social y
los modelos de crianza, entonces los nenes están más solos, más pegados
a las pantallas, los papás por cuestiones laborales en general tienen menos
tiempo para compartir con sus hijos, se juega menos, se comparte menos.
Todas las cosas que sirven para hacer crecer el lenguaje en el hogar se
están modificando. Entonces los nenes están mostrando una tasa de
dificultad en la comunicación mucho más grande que la que se veía hace 20 o 30
años. Tan es así que la Organización Mundial de la Salud ha prohibido que
los nenes de menores de 5 años hagan uso de la tecnología, por ejemplo no
pueden tener un teléfono o una tablet. Es algo completamente desaconsejado, no
solo por la comunicación, sino porque está comprobado que genera problemas en
la atención a largo plazo.
–¿Hay un incremento en los trastornos del lenguaje en las últimas
décadas?
–Sí. Hay aumento de los problemas de comunicación. Algunos son
trastornos del lenguaje, y otros son cuadros que involucran alteraciones de la
comunicación, como el autismo. En el autismo, uno de los ejes que
lo definen es tener problemas de comunicación, más problemas de conducta, de
socialización y demás. Hace 30 años tenías uno o dos chicos con autismo
cada 1000. Hoy hay uno o dos cada 100. Los criterios de diagnóstico se
ampliaron, no son exactamente los mismos que hace 30 años. Pero hay muchísimos
más chicos con dificultades. También vemos que cada vez son más los chicos que
consultan por ausencia de lenguaje, retrasos en la adquisición del lenguaje,
trastornos del lenguaje, etcétera.
Hace 30 años tenías uno o dos chicos con autismo cada 1000. Hoy hay uno
o dos cada 100. Si bien los criterios de diagnóstico se ampliaron, hay muchos
más chicos con dificultades
–¿Qué son los trastornos del lenguaje?
–Dentro de las dificultades de lenguaje en la infancia hay dos tipos
bien definidos. Por un lado, los retrasos de lenguaje: nenes que
aprenden a hablar un poquito más tarde, tal vez seis meses después de lo
previsto, pero que después desarrollan el lenguaje normalmente. Chicos que se
atrasan un poquito pero después siguen los mismos parámetros de normalidad que
un chico de desarrollo típico.
Por otro lado, con síntomas de lentitud para aprender a hablar pero en
otra línea, encontramos a los chicos con trastorno de lenguaje, que
son aquellos que se atrasan pero además tienen características especiales en su
lenguaje: tienen poco vocabulario, o les cuesta mucho aprender a armar
oraciones, o pronuncian muy mal, o tienen problemas para entender, o todo eso
junto. Las variaciones son muchas, son cuadros muy heterogéneos.
Tenés algunos que tienen muchos problemas para entender y para hablar, y otros
casos en los que tenés más que nada problemas para hablar, que se manifiestan como
problemas para recordar las palabras, para armar oraciones, para pronunciar,
para ser entendidos.
Hay muchos chicos con problemas de lenguaje que hablan bien, pero las
dificultades se manifiestan de otra manera. Son chicos que no tienen problemas
evidentes, pero que no entienden por ejemplo las frases largas, o la
información que es más abstracta, o no pueden hacer relatos organizados de
lo que tienen que contar, no pueden hacer redacciones. Esos trastornos se
detectan más tardíamente, en el colegio.
–¿Cuáles son las principales pautas de alarma en la primera infancia? ¿A
qué señales deben estar atentos los padres y los docentes de nivel inicial?
–Para sala de 4 y 5 años, algunas cosas importantes para tener en
cuenta: los nenes a los que les das órdenes simples (“colgá tu mochila”,
“traeme tal cosa”) y no entienden esas consignas, o si la maestra da una
consigna general (“pintá el cuadrado con rojo”) y el nene no hace nada hasta
que ve que el compañero empieza a pintar, y recién entonces arranca copiando lo
que hace el otro. Esos signos son indicativos de problemas en la
comprensión: no poder seguir los comandos habituales que da una maestra en
la sala.
El chico que no se acerca a otros chicos, que le cuesta interaccionar,
que tiende a estar aislado, también es para analizar. Siempre que hay conductas
de aislamiento o de inflexibilidad, los chicos que se niegan mucho a los
cambios, que tienen por ejemplo los lápices en determinado orden encima de la
mesa y se enojan si uno se los toca, eso también hay que mirarlo. Esos síntomas
conductuales van siempre de la mano de problemas comprensivos.
Desde el punto de vista de la expresión, el nene que no sabe
responder a una pregunta más que con palabras aisladas, o que no sabe armar una
frase completa. El nene que habla y no se entiende nada, que dice tan
desfiguradas todas las letras que es imposible entenderle. Todos esos son
marcadores que indican que ese nene necesita una ayuda. A veces aparecen
separados, y a veces todos juntos. Pero cuando aparece al menos una de estas
cosas, es para consultar.
Los trastornos del lenguaje se evidencian en chicos que tienen poco
vocabulario, o les cuesta mucho aprender a armar oraciones, o pronuncian muy
mal, o tienen problemas para entender, o todo eso junto
–¿Qué impacto pueden tener las alteraciones del lenguaje en otros
aspectos del desarrollo?
–Pueden afectar en muchas cosas. Sabemos que la mayoría de los chicos
que tienen problemas de lenguaje siendo chiquititos (2, 3, 4 años), si las
dificultades son comprensivo-expresivas, tienen problemas de conducta.
En la medida en que van recibiendo las terapias y van evolucionando en el
lenguaje, bajan los problemas de conducta.
Otra área que se ve afectada es la parte social. Los chicos que tienen
trastorno del lenguaje tienden a tener más dificultades de socialización.
Se hizo un estudio en Finlandia en el que estudiaron a un grupo de chicos con
problemas de socialización, y vieron que la gran mayoría de ellos tenían
trastornos del lenguaje no diagnosticados. Los chicos con trastornos de
lenguaje tienen diez veces más probabilidades de tener problemas de
socialización.
También problemas de aprendizaje: desarrollar síntomas
disléxicos. El 75% de los chicos con trastorno del lenguaje desarrollan
síntomas de dislexia o de otros trastornos del aprendizaje, como discalculia.
En el largo plazo, cuando tenés afectada la comprensión y eso evoluciona
poco o lentamente, eso va haciendo mella en el desarrollo de la
inteligencia. Va limitando el desarrollo intelectual, porque las personas
pensamos con palabras. Cuando el sujeto entiende menos de lo que debiera, todo
eso va haciendo que su nivel de abstracción y de desarrollo de pensamiento sea
cada vez más bajo, y termine funcionando dentro de un patrón que no era el
original. Si lo pensamos como una imagen, el lenguaje y la inteligencia se
van mezclando como el agua en la arena. Llega un momento en que no sabés qué es
lenguaje y qué es inteligencia, porque una se va nutriendo de la otra. Si vos
tenés una función que anda más o menos, la función derivada de eso, que en este
caso sería el desarrollo intelectual, va a flaquear también.
Las alteraciones del lenguaje pueden limitar el desarrollo intelectual:
cuando el sujeto entiende menos de lo que debiera, eso va haciendo que su nivel
de abstracción sea cada vez más bajo
–¿O sea que una intervención a tiempo es clave para preservar el
desarrollo intelectual?
–Son dos factores. Por un lado, la intervención a tiempo. Y
por el otro, la naturaleza del tipo de dificultad. Si la dificultad
es comprensiva, siempre el pronóstico va a ser un poquito menos favorable. Sí
pueden mejorar. Pero cuando está alterada la comprensión y eso no se revierte
en los primeros 6 o 7 años de vida, y se sostiene la dificultad comprensiva a
lo largo de los años, eso termina haciendo mella en el desarrollo intelectual.
No importa si un nene no entendía muy bien a los 2 o a los 3 años, pero si a
los 7 u 8 sigue con problemas en la comprensión, ese nene sí probablemente vaya
a tener consecuencias negativas a nivel intelectual.
–Según los datos de las pruebas PISA, los resultados de comprensión
lectora en Argentina son muy bajos. ¿Qué está fallando en el desarrollo de la
comprensión?
–Esto es una opinión personal: creo que hay cosas que tienen que ver con
la metodología de enseñanza que no ayudan, por ejemplo el
modelo que se utiliza para alfabetizar a los chicos. Si uno mira cómo se
enseñaba hace 25 o 30 años, todo era bastante estructurado y guiado. La maestra
te corregía las faltas de ortografía desde primer o segundo grado, te hacían
hacer renglones y renglones de correcciones para que esa imagen correcta de la
palabra se fijara, y que uno no tuviese faltas de ortografía. Hoy las faltas de
ortografía no se corrigen hasta que los chicos son muy grandes, entonces el
cerebro se acostumbra a ver la forma incorrecta de la palabra, y después
corregir esos errores es un trabajo titánico.
Hay lapsos para el aprendizaje de la lectoescritura: hoy se toma de
primer a tercer grado como si fuese un ciclo en el que está permitido que el
nene se alfabetice. Se acepta del mismo modo que se alfabetice en primero o en
tercero, como parte de un mismo continuo. La realidad es que quien se
alfabetiza en tercero estará muy desfavorecido en el futuro. En cuarto
grado ya tenés que tener un dominio de la lectura, de la parte mecánica, para
entender y para activar bien toda la información que hay en los manuales.
Entonces esos plazos no se condicen con las exigencias que después plantea la
sociedad. La sociedad cada vez exige más, los chicos cada vez tienen que saber
más. Creo que el sistema tradicional era más efectivo para adquirir los
rudimentos básicos del aprendizaje.
Por Alfredo Dillon
Fuente
https://agendaeducativa.org/veronica-maggio/
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