sábado, noviembre 28, 2020

Verónica Maggio: “Lenguaje e inteligencia se nutren mutuamente”

 Especialista en trastornos del lenguaje infantil, Verónica Maggio advierte sobre el aumento en la cantidad de chicos que tienen dificultades en la comunicación y el lenguaje. En esta entrevista, Maggio reflexiona sobre los efectos de las pantallas, la relación entre lenguaje y desarrollo intelectual, y los problemas de comprensión que evidencian los estudiantes argentinos.

 


Verónica Maggio es doctora en Fonoaudiología e integrante del área de Lenguaje del Servicio de Fonoaudiología del Hospital Universitario Austral. Es profesora titular de Neurolingüística en la Universidad del Museo Social Argentino y directora de la diplomatura en trastornos del lenguaje infantil en la Universidad Austral. Este año publicó Comunicación y lenguaje en la infancia (Paidós), un libro dirigido a familias y profesionales que aborda el lenguaje y la comunicación, el desarrollo normal de estas habilidades y las pautas de alarma que pueden aparecer en ese proceso, así como los trastornos del lenguaje.

 

–El libro destaca la importancia del ambiente en el desarrollo del lenguaje. ¿Cómo debe ser ese ambiente? ¿Qué lugar ocupan ahí las pantallas?

–Para que el lenguaje se desarrolle, necesitás que se combinen dos factores: que el chico venga con un dispositivo neurobiológico “de fábrica” sano, y por el otro lado necesitás el estímulo del ambiente. Si venís con un dispositivo sano pero el ambiente no es estimulante, el lenguaje no se desarrolla, o se desarrolla muy pobremente. Es una combinación de factores. Hoy lo que se ve es que está cambiando mucho el modelo de comunicación social y los modelos de crianza, entonces los nenes están más solos, más pegados a las pantallas, los papás por cuestiones laborales en general tienen menos tiempo para compartir con sus hijos, se juega menos, se comparte menos.

Todas las cosas que sirven para hacer crecer el lenguaje en el hogar se están modificando. Entonces los nenes están mostrando una tasa de dificultad en la comunicación mucho más grande que la que se veía hace 20 o 30 años. Tan es así que la Organización Mundial de la Salud ha prohibido que los nenes de menores de 5 años hagan uso de la tecnología, por ejemplo no pueden tener un teléfono o una tablet. Es algo completamente desaconsejado, no solo por la comunicación, sino porque está comprobado que genera problemas en la atención a largo plazo.

 

–¿Hay un incremento en los trastornos del lenguaje en las últimas décadas?

–Sí. Hay aumento de los problemas de comunicación. Algunos son trastornos del lenguaje, y otros son cuadros que involucran alteraciones de la comunicación, como el autismo. En el autismo, uno de los ejes que lo definen es tener problemas de comunicación, más problemas de conducta, de socialización y demás. Hace 30 años tenías uno o dos chicos con autismo cada 1000. Hoy hay uno o dos cada 100. Los criterios de diagnóstico se ampliaron, no son exactamente los mismos que hace 30 años. Pero hay muchísimos más chicos con dificultades. También vemos que cada vez son más los chicos que consultan por ausencia de lenguaje, retrasos en la adquisición del lenguaje, trastornos del lenguaje, etcétera.

 

Hace 30 años tenías uno o dos chicos con autismo cada 1000. Hoy hay uno o dos cada 100. Si bien los criterios de diagnóstico se ampliaron, hay muchos más chicos con dificultades

 

–¿Qué son los trastornos del lenguaje?

–Dentro de las dificultades de lenguaje en la infancia hay dos tipos bien definidos. Por un lado, los retrasos de lenguaje: nenes que aprenden a hablar un poquito más tarde, tal vez seis meses después de lo previsto, pero que después desarrollan el lenguaje normalmente. Chicos que se atrasan un poquito pero después siguen los mismos parámetros de normalidad que un chico de desarrollo típico.

Por otro lado, con síntomas de lentitud para aprender a hablar pero en otra línea, encontramos a los chicos con trastorno de lenguaje, que son aquellos que se atrasan pero además tienen características especiales en su lenguaje: tienen poco vocabulario, o les cuesta mucho aprender a armar oraciones, o pronuncian muy mal, o tienen problemas para entender, o todo eso junto. Las variaciones son muchas, son cuadros muy heterogéneos. Tenés algunos que tienen muchos problemas para entender y para hablar, y otros casos en los que tenés más que nada problemas para hablar, que se manifiestan como problemas para recordar las palabras, para armar oraciones, para pronunciar, para ser entendidos.

Hay muchos chicos con problemas de lenguaje que hablan bien, pero las dificultades se manifiestan de otra manera. Son chicos que no tienen problemas evidentes, pero que no entienden por ejemplo las frases largas, o la información que es más abstracta, o no pueden hacer relatos organizados de lo que tienen que contar, no pueden hacer redacciones. Esos trastornos se detectan más tardíamente, en el colegio.

 

–¿Cuáles son las principales pautas de alarma en la primera infancia? ¿A qué señales deben estar atentos los padres y los docentes de nivel inicial?

–Para sala de 4 y 5 años, algunas cosas importantes para tener en cuenta: los nenes a los que les das órdenes simples (“colgá tu mochila”, “traeme tal cosa”) y no entienden esas consignas, o si la maestra da una consigna general (“pintá el cuadrado con rojo”) y el nene no hace nada hasta que ve que el compañero empieza a pintar, y recién entonces arranca copiando lo que hace el otro. Esos signos son indicativos de problemas en la comprensión: no poder seguir los comandos habituales que da una maestra en la sala.

El chico que no se acerca a otros chicos, que le cuesta interaccionar, que tiende a estar aislado, también es para analizar. Siempre que hay conductas de aislamiento o de inflexibilidad, los chicos que se niegan mucho a los cambios, que tienen por ejemplo los lápices en determinado orden encima de la mesa y se enojan si uno se los toca, eso también hay que mirarlo. Esos síntomas conductuales van siempre de la mano de problemas comprensivos.

Desde el punto de vista de la expresión, el nene que no sabe responder a una pregunta más que con palabras aisladas, o que no sabe armar una frase completa. El nene que habla y no se entiende nada, que dice tan desfiguradas todas las letras que es imposible entenderle. Todos esos son marcadores que indican que ese nene necesita una ayuda. A veces aparecen separados, y a veces todos juntos. Pero cuando aparece al menos una de estas cosas, es para consultar.

 

Los trastornos del lenguaje se evidencian en chicos que tienen poco vocabulario, o les cuesta mucho aprender a armar oraciones, o pronuncian muy mal, o tienen problemas para entender, o todo eso junto

 

–¿Qué impacto pueden tener las alteraciones del lenguaje en otros aspectos del desarrollo?

–Pueden afectar en muchas cosas. Sabemos que la mayoría de los chicos que tienen problemas de lenguaje siendo chiquititos (2, 3, 4 años), si las dificultades son comprensivo-expresivas, tienen problemas de conducta. En la medida en que van recibiendo las terapias y van evolucionando en el lenguaje, bajan los problemas de conducta.

Otra área que se ve afectada es la parte social. Los chicos que tienen trastorno del lenguaje tienden a tener más dificultades de socialización. Se hizo un estudio en Finlandia en el que estudiaron a un grupo de chicos con problemas de socialización, y vieron que la gran mayoría de ellos tenían trastornos del lenguaje no diagnosticados. Los chicos con trastornos de lenguaje tienen diez veces más probabilidades de tener problemas de socialización.

También problemas de aprendizaje: desarrollar síntomas disléxicos. El 75% de los chicos con trastorno del lenguaje desarrollan síntomas de dislexia o de otros trastornos del aprendizaje, como discalculia.

En el largo plazo, cuando tenés afectada la comprensión y eso evoluciona poco o lentamente, eso va haciendo mella en el desarrollo de la inteligencia. Va limitando el desarrollo intelectual, porque las personas pensamos con palabras. Cuando el sujeto entiende menos de lo que debiera, todo eso va haciendo que su nivel de abstracción y de desarrollo de pensamiento sea cada vez más bajo, y termine funcionando dentro de un patrón que no era el original. Si lo pensamos como una imagen, el lenguaje y la inteligencia se van mezclando como el agua en la arena. Llega un momento en que no sabés qué es lenguaje y qué es inteligencia, porque una se va nutriendo de la otra. Si vos tenés una función que anda más o menos, la función derivada de eso, que en este caso sería el desarrollo intelectual, va a flaquear también.

 

Las alteraciones del lenguaje pueden limitar el desarrollo intelectual: cuando el sujeto entiende menos de lo que debiera, eso va haciendo que su nivel de abstracción sea cada vez más bajo

 

–¿O sea que una intervención a tiempo es clave para preservar el desarrollo intelectual?

–Son dos factores. Por un lado, la intervención a tiempo. Y por el otro, la naturaleza del tipo de dificultad. Si la dificultad es comprensiva, siempre el pronóstico va a ser un poquito menos favorable. Sí pueden mejorar. Pero cuando está alterada la comprensión y eso no se revierte en los primeros 6 o 7 años de vida, y se sostiene la dificultad comprensiva a lo largo de los años, eso termina haciendo mella en el desarrollo intelectual. No importa si un nene no entendía muy bien a los 2 o a los 3 años, pero si a los 7 u 8 sigue con problemas en la comprensión, ese nene sí probablemente vaya a tener consecuencias negativas a nivel intelectual.

 

–Según los datos de las pruebas PISA, los resultados de comprensión lectora en Argentina son muy bajos. ¿Qué está fallando en el desarrollo de la comprensión?

–Esto es una opinión personal: creo que hay cosas que tienen que ver con la metodología de enseñanza que no ayudan, por ejemplo el modelo que se utiliza para alfabetizar a los chicos. Si uno mira cómo se enseñaba hace 25 o 30 años, todo era bastante estructurado y guiado. La maestra te corregía las faltas de ortografía desde primer o segundo grado, te hacían hacer renglones y renglones de correcciones para que esa imagen correcta de la palabra se fijara, y que uno no tuviese faltas de ortografía. Hoy las faltas de ortografía no se corrigen hasta que los chicos son muy grandes, entonces el cerebro se acostumbra a ver la forma incorrecta de la palabra, y después corregir esos errores es un trabajo titánico.

Hay lapsos para el aprendizaje de la lectoescritura: hoy se toma de primer a tercer grado como si fuese un ciclo en el que está permitido que el nene se alfabetice. Se acepta del mismo modo que se alfabetice en primero o en tercero, como parte de un mismo continuo. La realidad es que quien se alfabetiza en tercero estará muy desfavorecido en el futuro. En cuarto grado ya tenés que tener un dominio de la lectura, de la parte mecánica, para entender y para activar bien toda la información que hay en los manuales. Entonces esos plazos no se condicen con las exigencias que después plantea la sociedad. La sociedad cada vez exige más, los chicos cada vez tienen que saber más. Creo que el sistema tradicional era más efectivo para adquirir los rudimentos básicos del aprendizaje.

 

 

 

Por Alfredo Dillon 

Fuente

https://agendaeducativa.org/veronica-maggio/

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