Los alumnos con menos recursos suelen tener un peor desempeño matemático desde pequeños. Un nuevo estudio muestra una mejora de las habilidades numéricas y verbales de niños y niñas en 24 aulas de preescolar de EE UU, lograda mediante una evaluación y enseñanza centrada en sus necesidades educativas.
Desde la etapa preescolar de la
educación, los alumnos que provienen de familias con menos recursos muestran un
peor desempeño en matemáticas que sus compañeros de rentas más altas. Esta
desigualdad socioeconómica y su relación con el rendimiento escolar se pone de
manifiesto en diversos estudios e iniciativas –el programa
PISA de la OCDE es uno de los que más lo pone en relieve– y tiende a persistir a lo
largo de su vida educativa, con un impacto en otras tareas como la comprensión
lectora.
Una intervención educativa
realizada durante un curso escolar y coordinada por el profesor Stephen
Raudenbush, del Departamento de Sociología de la Universidad
de Chicago (EE UU), ha logrado reducir esta brecha socioeconómica de
competencias en 24 clases cuyos profesores habían recibido instrucciones
concretas para examinar a sus alumnos de educación infantil en diferentes
habilidades matemáticas. Estas se dividieron en dos dominios: numérico (conteo,
números cardinales, operaciones) y espacial (figuras, composiciones,
rotaciones).
En conjunto, el alumnado incluía
a 350 niños y niñas de tres a cinco años de familias de rentas bajas. La
intervención consistía en capacitar a los docentes a usar tareas de tipo juego
individualizado para evaluar el rendimiento del alumnado tres veces durante el
año escolar. Luego adaptaban sus enseñanzas a los alumnos según el progreso de
cada uno y sus necesidades educativas.
Las
puntuaciones en competencias numéricas y de comprensión
verbal resultaron mayores en las 24 clases en las que se realizó esta
intervención educativa que en otras 25 elegidas al azar como control
Los resultados, publicados en la revista PNAS, muestran que las puntuaciones en
competencias numéricas y de comprensión verbal resultaron mayores en el
alumnado de aquellas 24 aulas con intervención, en comparación con el grupo
control de 25 clases seleccionadas aleatoriamente.
Según exponen los investigadores,
este impacto positivo en sus habilidades numéricas equivale reducir un 45 % la
brecha de competencias entre los alumnos de más y menos recursos. Por otro
lado, y al contrario de lo que se esperaba, en el estudio no se percibieron
efectos en competencias espaciales ni en alfabetización.
Raudenbush considera que “la
principal contribución de este enfoque, en combinación con sistemas similares
de evaluación e instrucción en educación primaria, es que se puede reducir la
desigualdad social en las competencias numéricas”, aunque reconoce que su
equipo sigue discutiendo algunas posibles explicaciones de por qué no se han
visto afectadas las habilidades espaciales del alumnado.
La
importancia empezar temprano
Uno de los aspectos destacados de
este estudio es la elección de la etapa infantil para hacer la intervención
educativa. Digna Couso, profesora de Didáctica de las
Matemáticas y de las Ciencias Experimentales en la Universidad Autónoma de
Barcelona, afirma a SINC que la comunidad científica que investiga cómo se
educa “es cada vez más consciente de la importancia de empezar temprano en
el ámbito
STEM (ciencias, tecnología, ingenierías y matemáticas)”.
En esta línea, el Consejo de la Unión Europea ha emitido unas
recomendaciones dirigidas a los sistemas de educación y cuidados de la primera
infancia en las que reconoce que los niños escolarizados en esta etapa
educativa obtienen, en general, mejores resultados en lengua y matemáticas.
Esto acaba repercutiendo en la
sociedad en su conjunto, “desde mejorar los resultados educativos y en el
mercado laboral hasta reducir las intervenciones sociales y creando unas
sociedades más cohesionadas e inclusivas”, según indica el texto de
recomendaciones. Además, el Consejo afirma que la inversión en las fases
tempranas de la educación es la más rentable de todas para paliar las
desigualdades.
Cuidado
con la cultura de la evaluación
En contraposición, Couso advierte
que la propuesta de este estudio pasaría por establecer una ‘cultura de la
evaluación’ que ha acabado resultando “perjudicial en muchos países
anglosajones”.
Para
Couso, la evaluación más eficaz es la que orienta a la acción, en la que se
involucra a los propios alumnos a que regule cada vez más su aprendizaje
“Aunque el objetivo es la
evaluación formativa –dar información al profesorado de cómo hacer avanzar a
los alumnos–, la evaluación que sirve es la que orienta a la acción, en la que
se involucran paulatinamente los propios alumnos. No debe ser que solo el
profesor sea el que domine el cambio de enseñanza, sino que el alumnado regule
cada vez más su aprendizaje”, opina la doctora, argumentando que no se puede
ensalzar la cultura de docentes realizando pruebas externas durante toda la
escolaridad.
Una prueba de este argumento es
que en el conocimiento numérico, donde se han dado resultados positivos en este
estudio, “sí existe mucha didáctica de matemáticas que te dice por dónde ir”,
mientras que en el conocimiento espacial, donde los investigadores reconocen
que no saben cómo avanzar, “hacer un examen no sirve de nada”.
por
José Luis Zafra -
Agencia Sinc
No hay comentarios. :
Publicar un comentario