Isabel Celaá responde a las preguntas de alumnos,
profesores y familias en un programa organizado por EL PAÍS. “Los menores
contagian menos de lo imaginado”, afirma la política ante el regreso a las
aulas.
La educación pública “es el eje vertebrador del
sistema, no solo por su mayor implantación, sino porque es la obligación del
poder público para atender el derecho fundamental de la persona”, pero la
escuela concertada “está perfectamente contemplada, perfectamente respetada y
perfectamente acreditada” en la nueva ley escolar que se está tramitando en el
Congreso, ha asegurado este jueves la ministra de Educación, Isabel Celaá, para
añadir después: “No hay ningún problema ideológico”. Durante un programa
especial en vídeo organizado y emitido por EL PAÍS, en el que Celaá ha
respondido durante algo más de una hora a preguntas de alumnos, profesores y
padres, la ministra ha salido así al paso de una antigua polémica educativa y que
esta semana ha estado de actualidad por la discusión en el Congreso sobre si
los fondos extra para la reconstrucción tras la covid deben ir a la
enseñanza pública o también a la concertada, es decir, la privada
subvencionada.
En cualquier caso, entre los temores por la
seguridad de la vuelta a las clases en septiembre, la forma de recuperar el
tiempo perdido y de mejorar la calidad de la educación, la conversación de este
jueves de Celaá con la comunidad educativa ha dado para mucho más. En el vídeo
que encabeza este texto puede ver el programa completo. Lo siguiente es un
resumen de lo más destacado:
Confianza en los grupos aislados. “Definitivamente
las burbujas pueden funcionar, ya lo están usando otros países como Noruega, ya
lo han observado los epidemiólogos como los pediatras: el virus no se transmite
de forma tan rápida como pensábamos entre los menores. En estas burbujas estables
tiene que haber niños que se relacionen entre sí y no con otros grupos y que
sean atendidos por uno o dos profesores”. La OMS y la asociación de pediatría
ya afirmaban el 8 de junio con claridad que los niños no son tan
superdiseminadores del virus como pensábamos. Eso nos ha permitido acercarnos a
fórmulas distintas y saber que podemos atender a los niños más pequeños a
través de burbujas habida cuenta de que a determinadas edades no se observan
las distancias físicas.
Cómo actuar si hay rebrote. Gema Duque,
médico de la Comunidad de Madrid como su marido, ha querido saber cómo actuaría
Educación ante un rebrote de la epidemia. Le gustaría que se actuase como en
Francia donde se priorizó el regreso de los hijos del personal sanitario. La
ministra, sin embargo, ha antepuesto a los más pequeños de la escuela. “Si algo
hemos aprendido en este trimestre es que los cursos superiores han avanzado muy
bien en su enseñanza a distancia, no así con los más pequeños a los que les
resulta más difícil sentarse ante un ordenador o una tableta durante unas
horas. Por lo tanto, aspiramos primero a tener un curso con unas normas
parecidas a las de los otros cursos (…) Pero sí, en algún momento, hemos de
priorizar presencia, los niños más pequeños, los niños de primaria, aquellos
que se sujetan peor a la silla ante una cámara obviamente serán los primeros en
ocupar los espacios físicos de los centros educativos”.
Uso de mascarilla. Gabriele,
de ocho años, le ha preguntado a la ministra si tendría que asistir a clase con mascarilla y
Celaá ha tratado de ser didáctica. “Si el centro opta por tener grupos de
convivencia estables no necesitaréis mascarilla, porque os relacionaréis a modo
de familia en vuestro grupo con uno o dos docentes. Pero si salís al patio o
vais por un pasillo, a partir de los seis años sí podréis usar mascarilla”.
Los estudiantes sin voz. Andrea
Henry, presidenta de la confederación estatal de asociaciones de estudiantes
(Canae) ha lamentado que el ministerio se haya reunido con profesores y padres,
pero no con ellos para afrontar este cambio en el sistema educativo. “Os
escuchamos en el Consejo Escolar del Estado y en el Observatorio de Becas”, ha
contestado Celaá que se ha mostrado dispuesta a escucharles más.
Educar al aire libre. Bibiana
Marful, miembro de la Asociación Nacional de Educación en la Naturaleza, ha
propuesto a la ministra que a corto plazo se apostase en España por colegios al
aire libre, pues funcionan con éxito en otros países y ya abogaba por esta
práctica la Institución Libre de Enseñanza a principios del siglo XX. Celaá se
ha mostrado abierta a estudiar la posibilidad: “Es una reflexión muy oportuna,
al caso, porque si algo necesitamos en estos tiempos de gran incertidumbre en
la salud o la educación, es esta apertura a la ventilación, al aire libre, a la
vuelta a la naturaleza. Fue un concepto romántico, de los poetas clásicos y de
los británicos. Como Shelley, que en todos sus poemas observaban la
naturaleza”. Porque, como muchos pedagogos, la ministra considera que al aire
libre se aprende “no solo el contenido de la materia sino del contacto con la
naturaleza”.
De aire libre ha preguntado también la Asociación
Patios Habitables: ¿Cuáles son las propuestas para la mejora y acondicionamiento
de los patios escolares? Celaá ha recordado que es una competencia autonómica,
pero ha animado a hacer una reflexión conjunta con los gobiernos regionales y
ha concluido: “Con la utilización de escasos recursos se pueden obtener grandes
beneficios en los términos que planteas”.
Regresión en las pedagogías. Beatriz
Martínez, profesora de infantil en el municipio de Requena (Valencia), teme que
la pandemia eche por tierra “todas las metodologías de trabajo participativo
que favorecen el desarrollo de las inteligencias múltiples y la cohesión” y así
se lo ha hecho saber a la ministra. “¿Regresamos atrás, a un trabajo
individualizado sentando a los niños en su pupitre”. Celaá ha sido tajante: “En
absoluto, vas a poder seguir haciéndolo”.
La ministra ha confiado en que será así a la vista
de lo que comunican los epidemiólogos internacionales: “Se va a poder trabajar
en grupos estables a modo de módulos, de personas que se relacionan con su
profesor. La educación va hacia eso, no a un sistema cerrado por materias.
Estamos en espacios móviles, aquel que pueda hacer una pequeña obra que la
haga. Buscamos que los profesores trabajen colegiadamente”.
Conocimientos esenciales. A Elena
González, vicepresidenta de la asociación de padres del colegio público Ramiro
de Maeztu de Madrid, le preocupa que no se programen actividades extraescolares
en las escuelas, pues son una fuente de conocimiento y facilitan a los padres
la conciliación con la vida laboral. Celaá, en esta ocasión, ha pedido
paciencia a la madre. La ministra ha dado una de cal: “Todas las medidas
que estamos tomando para tener un entorno escolar seguro son
temporales, tenemos la esperanza de tener un remedio o una vacuna pronto y
desde luego hay que mantener las actividades extraescolares”. Y otra de arena:
“Estamos en un momento muy anómalo. Un tiempo en el que debemos adaptarnos lo
más posible para que se prioricen las competencias fundamentales, los
aprendizajes esenciales. Esto no quiere decir que las actividades
extraescolares tengan que desaparecer, pero sí que adaptarse a que primero
tenemos que trabajar esas competencias esenciales”.
Porque no duda que habrá que reforzar los
conocimientos cuando lleguen los alumnos en septiembre. “Observaremos que hay
deficiencias en el desarrollo de sus capacidades cognitivas que hemos de
reforzar. Habrán desarrollado muchas destrezas emocionales, pero a lo mejor
tenemos que profundizar en sus capacidades cognitivas. Al menos el primer
trimestre, y probablemente hemos de acomodar aquellos contenidos que nos llegan
del final de curso 19-20”.
La polémica de las dos redes. Sobre la
polémica de los últimos días en la comisión de reconstrucción del Congreso,
cuyas conclusiones provisionales dejan fuera a la escuela concertada de los
fondos extra que se puedan aprobar, la ministra ha querido dejar claro que ese
debate parlamentario no tiene nada que ver con el proyecto de reforma
educativa. Y que esta respeta perfectamente a la escuela concertada. “Está
perfectamente contemplada, respetada y acreditada, por lo tanto, ahí no hay
ningún problema ideológico ni de falta de consideración. Esa es la realidad”,
ha dicho en su respuesta a Luis Centeno, secretario general adjunto de la
patronal de colegios católicos FERE.
Financiación a la concertada. La
ministra ha asegurado que los 2.000 millones que el Gobierno va a conceder a
las comunidades para inversión extra educativa se repartirán “de forma
equitativa en todo caso, dándole a cada uno lo que le corresponde”. Sin
diferencias entre escuela pública y privada. “El fin ha de ser compensar las
desigualdades y satisfacer las necesidades de los más vulnerables. Porque si
queremos que el sistema educativo avance, de nada sirve dar más a quien ya
tiene más. Por lo tanto, nosotros no hablamos de titularidad sino de los más
vulnerables”.
Celaá cree que “todos los centros que se sostienen
con recursos públicos tienen que arrimar el hombro para tratar aquellas mayores
dificultades educativas que tiene el sistema”, es decir, un mejor reparto de
los alumnos más desfavorecidos. El 79% de los hijos de inmigrantes se
concentran en la pública y siete de cada 10 alumnos con menos recursos.
Becas. José Montalbán, profesor en
Estocolmo, ha reprochado a la ministra que las becas terminen de cobrarse
terminado el primer trimestre y está ha asegurado que se han hecho pequeños
avances. “Hemos conseguido acortar las becas como dos meses con respecto al
curso anterior. Las becas se conceden tras haber conocido la declaración de la
renta de las familias del curso anterior, estamos cambiando el sistema”, ha
respondido.
Necesidades especiales. “Nosotros
buscamos una escuela inclusiva, en la que todos los y las docentes estén
preparados para tratar la diversidad, porque cada talento es diferente al otro
y tienen que tratarse de manera individualizada, esa es la escuela que
buscamos, que compense las desigualdades”, dijo la ministra. El tratamiento de
las necesidades educativas especiales y con diversidad funcional apareció en el
debate de la mano de Maria Belén Ouviña, maestra de audición y lenguaje en un
instituto madrileño, que planteó su preocupación por la dificultad de enseñar a
distancia a chavales con dificultades.
También hubo espacio para hablar de las protestas
promovidas en los últimos meses por algunas asociaciones que temen que la nueva
ley educativa suponga el cierre de los centros específicos de educación
especial. Sobre ello, Celaá fue tajante: “Estamos comprometidos […] con la
mejora de la dotación de recursos para la educación especial en los centros
ordinarios, pero respetamos absolutamente los centros de educación especial,
los reconocemos y además vamos a continuar apoyándolos […] de ninguna manera
vamos a cerrar los centros de educación especial. Pero obviamente tenemos
muchísimas familias que quieren ir a centros ordinarios, muchísimas”.
Formación Profesional. Además se
abordó el tema de la FP. Un ámbito que Celaá calificó de prioritario para el
ministerio. A la docente Bárbara Higuera Pérez, de Getafe, que reclamó
esfuerzos para dar prestigio a la FP, le aseguró que ya está ocurriendo y que
es la propia realidad laboral la que la impulsa: “Hay muchos egresados de la
Universidad que quieren después pasar por la FP para conseguir un puesto de
trabajo”, aseguró la ministra. A Ángel Cabezuelo, de Castellón, que preguntó
cuándo se iban a equiparar por fin las condiciones de trabajo de los profesores
técnicos de FP con las del resto de docentes de secundaria, Celaá le respondió:
“Encontrarás una respuesta satisfactoria a esta cuestión en el proyecto de
ley”.
Religión. No podía faltar en el programa una pregunta sobre
otra eterna polémica en el ámbito educativo: la presencia de la asignatura de
Religión en la escuela. Algunos sectores la defienden y otras la rechazan.
Pablo Blanco, profesor en un pueblecito de Cantabria, es de los segundos.
“¿Para cuándo la Religión fuera de las aulas?”, preguntó. Y la ministra
respondió: “Observamos el respeto debido a los Acuerdos entre la Santa Sede y
el Gobierno de España [de 1979, que establecen la existencia de la asignatura
de Religión]. Por ello, la propuesta que hacemos es que sea de oferta obligada
para los centros y de asunción voluntaria por parte del alumnado. No puede
valer para una nota media”.
Fuente:
https://elpais.com/educacion/2020-07-02/la-concertada-esta-perfectamente-contemplada-y-respetada-en-la-ley.html
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