Alfabetismo “Habilidad para leer y escribir, con comprensión, un enunciado
simple relacionado con la propia vida cotidiana. Incluye un continuo de
habilidades de lectura y escritura, y a menudo aritmética básica“.
UIS-UNESCO, Global Education Digest 2010, Glossary (nuestra traducción del inglés, p. 264)
UIS-UNESCO, Global Education Digest 2010, Glossary (nuestra traducción del inglés, p. 264)
El campo del analfabetismo es
particularmente confuso, caracterizado por terminologías y definiciones
variadas e incluso ad-hoc. La falta de consenso sobre el tema, y
los continuos cambios en términos y nociones, se dan no solo en América Latina
y el Caribe sino a nivel mundial.
En primer lugar, existe una
confusión generalizada entre los términos alfabetismo y alfabetización.
Dicha confusión proviene entre otros de malas traducciones del término “literacy”
en inglés (literacy equivale a alfabetismo; literacy
education equivale a alfabetización). Alfabetización se
refiere al proceso de adquisición de la lectura y la escritura.Alfabetismo se
refiere a la condición o grado de manejo de la lectura y la escritura que tiene
una persona, un grupo o un país. Deberíamos hablar, por tanto, de tasa
de alfabetismo, no de tasa de alfabetización.
Algunas diferencias tradicionales vinculadas a los diferentes usos de
los términos analfabetismo /alfabetismo/ alfabetización tienen que ver
con:
▸ la usual asociación de estos términos con jóvenes y adultos, versus alfabetizaciónentendida
como concepto abarcativo que incluye a todas las edades, dentro y fuera del
sistema escolar;
▸ la inclusión o no del cálculo dentro
del concepto de alfabetismo y de los programas de alfabetización;
▸ la alfabetización entendida como un período o un programa, o bien como un proceso y un continuo
que se prolonga más allá de cierto número de años de escolaridad o de un
determinado programa;
▸ el alcance de la alfabetización. Esta se entiende
usualmente como básica, inicial o elemental. Esta visión estrecha y antigua
contrasta con una comprensión de la alfabetización como apropiación de
la cultura escrita – en todas sus variantes y soportes, incluidas las
modernas tecnologías y las que sigan apareciendo – y el uso de la lectura y la
escritura con fines diversos en la vida diaria;
▸ en algunos casos se especifica la lengua o lenguas a considerarse en la
definición de una persona como alfabetizada (por ejemplo, creole en Haití u
holandés en Surinam).
El término alfabetizaciones, en plural, ha sido
introducido en los últimos años por académicos vinculados a la corriente
llamada New Literacy Studies.
Otros preferimos ampliar el concepto de alfabetización y
de alfabetismo para incluir en éste las nuevas y cada vez más
amplias demandas puestas a la lectura y la escritura y a la cultura escrita en
general, en la actualidad, incluyendo el mundo digital, que se ha incorporado
de lleno a los requerimientos y competencias vinculados a la lectura y la
escritura, a la información y el conocimiento.
Asimismo, los términos analfabetismo y alfabetización se
vienen usando de manera cada vez más laxa, para indicar respectivamente
‘desconocimiento’ y ‘conocimiento básico’ de prácticamente cualquier campo
(analfabetismo/ alfabetización científica, analfabetismo/ alfabetización
ambiental, analfabetismo/ alfabetización en salud, analfabetismo/
alfabetización digital, etc.). Esto refleja entre otros el viejo prejuicio que
asocia analfabetismo con ignorancia y alfabetismo/alfabetización con
conocimiento.
Persisten las dicotomías tradicionales analfabetismo/ alfabetismo,
analfabetismo ‘absoluto’/ ‘funcional’. No obstante, el conocimiento sobre
el campo ha avanzado considerablemente en las últimas décadas, mostrando la
obsolescencia de este pensamiento dicotómico. La alfabetización es un continuo y
existen diversos niveles de dominio de la lengua y de la cultura escrita, en
sus diversos formatos y soportes, como se reconoce hoy ampliamente.
El término ‘alfabetización funcional’ fue oficialmente aprobado
en 1978 en la Conferencia General de la UNESCO, entendiéndolo como la habilidad
de una persona para “involucrarse en todas aquellas actividades requeridas para
funcionar de manera efectiva en su grupo o comunidad, así como para permitirle
continuar leyendo, escribiendo y calculando, para su propio desarrollo y el de
su comunidad” (Glosario, Informe de Seguimiento de la EPT 2006:La alfabetización, un factor vital. Nuestra
traducción del inglés).
Lo ‘funcional’ ha venido dando
lugar a dos interpretaciones:
(a) lo ‘funcional’ entendido como el
manejo efectivo de la lectura y la escritura, y éste asociado con determinado
número de años de escolaridad, y
(b) lo ‘funcional’ entendido como el
vínculo entre alfabetización y capacitación vocacional, trabajo o actividades
generadoras de ingresos.
Ambos usos están presentes en América
Latina. La tendencia dominante hoy es asociar ‘analfabetismo funcional’ con
menos de cuatro años de escolaridad (la noción de ‘educación incipiente’
propuesta por el SITEAL). No obstante, la idea de que cuatro años de escolaridad aseguran ‘alfabetismo
funcional’ ha sido desafiada, probada empíricamente desde los 1980s y
crecientemente reclamada por el Caribe anglófono. Como ratifican los informes
mundiales de laEducación para Todos y de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio,cuatro años de escuela – buena o mala – son hoy
claramente insuficientes para aprender a leer, escribir y calcular de manera
autónoma en la vida real, fuera del aula de clase y los textos programados de
instrucción.
Un estudio pionero sobre ‘alfabetismo
funcional realizado por la UNESCO-OREALC a fines de los 1990s en áreas urbanas de siete países
latinoamericanos (Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México, Paraguay y
Venezuela) aportó evidencia empírica que confirmó la insuficiencia de cuatro
años de escolaridad; mostró, además, que importa no sólo el número de años que
alguien permanece en la escuela sino la calidad de dicha escuela y del contexto
(Infante, 2000). Por muchos años la CEPAL ha venido afirmando en esta región que se necesitan al menos 12
años de escolaridad para que el alfabetismo alcanzado sea ‘funcional’ y pueda
hacer una diferencia en la vida de las personas.
Por: Rosa María Torres