domingo, junio 28, 2015

La importancia de gestionar las emociones en la escuela implicaciones en el proceso de enseñanza y de aprendizaje

¿En qué consiste la inteligencia emocional? 
¿Incide la inteligencia emocional en el rendimiento de los alumnos? 

Estamos observando a lo largo de las últimas décadas el auge de nuevas tendencias tanto a nivel educativo como a nivel social. Tendencias relacionadas con aspectos que teníamos olvidados o que no eran el centro de atención. Los cambios sociales han propiciado establecer nuevas perspectivas sobre la formación permanente de las personas en otros ámbitos que no sean los puramente académicos o basados en la adquisición de conocimientos como tradicionalmente se pensaba.

La postura extrema ha considerado que la cognición y la emoción son entidades opuestas y separadas. De la misma forma, las técnicas tradicionales de medir el rendimiento escolar mediante test de inteligencia (Coeficiente Intelectual), no han dado respuesta a una serie de variables que también influyen en el rendimiento del alumno y que van más allá de interpretar la inteligencia medida bajo esos parámetros como el único factor para el rendimiento académico y desarrollo de la persona.

Por ello han surgido otras investigaciones centradas en establecer que existen diferentes tipos de inteligencia. Un ejemplo de ellas es la realizada por Gardner en su libro “Teoría de las Inteligencias múltiples”, donde describe la inteligencia como: “Es la habilidad para resolver problemas o para elaborar productos que son de importancia en un contexto cultural o en una comunidad determinada”. Posteriormente, en su libro “Estructuras de la Mente” describe 8 tipos de Inteligencia.

Al mismo tiempo, otros autores como Salovey y Mayer en los años noventa centran su investigación en cómo cognición y emoción se combinan para dar como resultado una determinada habilidad. Pero será Goleman en su libro “Inteligencia Emocional” quien difundirá esta idea entendiendo la Inteligencia Emocional como:
la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos, los sentimientos de los demás, motivarnos y manejar adecuadamente las relaciones que sostenemos con los demás y con nosotros mismos”.

A partir de estos estudios se han realizado todo tipo de investigaciones relacionadas con el tema, de la misma manera a nivel mundial se ha ido expandiendo su influencia en la educación. Un ejemplo de ello es la fundación de la organización sin ánimo de lucro Collaborative for Academic, Social, and Emotional Learning (CASEL), en 1994.

En la misma línea de trabajo en 1993 una serie de investigadores encabezados por Daniel Goleman, empiezan a utilizar la frase “aprendizaje social y emocional”. Por otra parte, la Unesco en el 2002 distribuyó a los Ministerios de Educación de 140 países un comunicado formulando y avalando los principios del aprendizaje social y emocional (SEL en inglés)
Actualmente estamos inmersos en nuevas investigaciones sobre la incidencia del aprendizaje social y emocional en el rendimiento académico. En España en los últimos años se ha generado un movimiento educativo centrado en las emociones que lo podemos encontrar bajo dos denominaciones “Educación Emocional” o “Educación Socio Emocional”



Extraído de:
LA IMPORTANCIA DE GESTIONAR LAS EMOCIONES EN LA ESCUELA: IMPLICACIONES EN EL PROCESO DE ENSEÑANZA APRENDIZAJE.
ANDRÉS ALAGARDA MOCHOLÍ.




jueves, junio 18, 2015

Cambios en el comportamiento de los actores en Educación: ¿quiénes quieren el cambio?

¿Reformas o revolución en Educación? ¿Quiénes reclaman cambios? ¿Cuál es el panorama de los cambios en búsqueda de Calidad Educativa?


En el debate educativo tradicional, la discusión entre los actores se producía entre los partidarios de cambios radicales y los partidarios de cambios graduales. Reforma o revolución podría ser la fórmula que sintetizaba el debate. Obviamente, los partidarios de la reforma eran sectores ubicados en la centro-derecha” del espectro político, mientras que los revolucionarios se ubicaban en la “izquierda”.

En el actual debate educativo, en cambio, las demandas por transformaciones radicales ya no provienen sólo de los sectores tradicionalmente identificados como la “izquierda” sino, al contrario, por sectores vinculados políticamente a la “derecha” y socialmente a la actividad privada, a las empresas o a organizaciones no gubernamentales y movimientos políticos no tradicionales. En EE.UU. por ejemplo, fue precisamente desde los sectores conservadores donde se originó la alarma acerca de los riesgos de decadencia nacional si la educación continuaba su deterioro. Paradójicamente, la necesidad de cambios radicales pasó a manos del discurso conservador, que comenzó a mostrar signos de “ideologismo” y de “fundamentalismo” similares a los que había mostrado la izquierda tradicional.

El otro cambio importante en el comportamiento de los actores sociales frente a la educación se refiere al cambio de actitud de algunos sectores “externos” al sistema educativo. En este sentido, la experiencia reciente muestra que una vez que se acepta la vinculación entre educación y competitividad económica ciertos sectores que tradicionalmente no habían mostrado interés o sólo lo manifestaban a nivel retórico, comienzan a participar activamente en el debate y en la producción de iniciativas educacionales.

En el caso de América Latina, el cambio en el comportamiento de los actores es aún incipiente y complejo. La ruptura del autoritarismo, la transformación estructural y sus consecuencias sobre la composición de los sectores sociales, aún no han sido debidamente analizados. Los diversos actores tampoco han logrado consolidar sus estrategias de comportamiento. El corporativismo de los educadores está basado en períodos prolongados de bajos salarios y desprofesionalización. Es este contexto, sin embargo, es evidente que los países que han superado la fase reactiva frente a la crisis y se plantean una estrategia de desarrollo y crecimiento, colocan la modificación interna del sistema educativo como una de sus prioridades.

En el punto siguiente retomaremos este tema desde la perspectiva del debate entre sector público y sector privado. Aquí, en cambio, nos limitaremos a señalar que la lección de estos años es que el monopolio del dinamismo y de las propuestas transformadoras no está en manos de nadie. Surgen nuevos intereses y posibilidades de nuevas alianzas que modifican por completo el cuadro tradicional. Hay nuevos revolucionarios y nuevos conservadores, como también nuevos reformistas y nuevos indiferentes.




Extraído de:
EDUCACION Y SOCIEDAD EN AMERICA LATINA
ALGUNOS CAMBIOS CONCEPTUALES Y POLITICOS
Juan Carlos Tedesco


jueves, junio 11, 2015

La importancia de gestionar las emociones en la escuela.

¿Por qué debemos ocuparnos de las emociones en la escuela? ¿Las habilidades sociales inciden en las cognitivas? ¿Cognición y emoción son temas independientes entre sí?


Davidson nos dice que la gestión de las emociones debería preceder a la enseñanza de contenidos académicos. Proporcionar a los individuos las habilidades para gestionarlas les dará la capacidad de controlarlas, sobre todo ante situaciones adversas. Estas situaciones adversas interfieren en la capacidad de aprender de los niños. En estudios realizados por este autor donde se realiza una intervención en aspectos como la compasión, cooperación y altruismo, se dan evidencias de cambios en el cerebro asociados con modificaciones en el altruismo y que se pueden medir conductualmente.

De la misma manera, Monjas nos habla de la necesidad que tiene el ser humano de interactuar con las personas y si no está preparado para ello se generan emociones negativas que interfieren en su bienestar. Por ello dice que es necesario contar con un repertorio de habilidades sociales.

No debemos olvidar que la incorporación del niño en la escuela es una etapa donde se producen unas interacciones entre iguales constantes. Preparar y entrenar en habilidades sociales a estos niños les dará unos mecanismos para poder afrontar sus emociones.

En este sentido, las pautas sociales y emocionales que se dan en la familia deben tener una continuidad en la incorporación al sistema educativo. La integración del niño en la escuela implica el desprendimiento del mundo familiar que conocen y por otra parte, implica al mismo tiempo la interrelación con personas nuevas y ajenas a su círculo familiar. Todo ello demandará nuevas habilidades sociales. Una satisfactoria percepción de aceptación entre iguales, se convierte en un “factor protector” en la infancia (Masten, et al,.), este factor posteriormente será motivador y mecanismo de recuperación en casos de crisis emocionales.

Como dice Pascual y Cuadrado en su libro “Educación Emocional. Programa de actividades para la Educación Secundaria Obligatoria” “Nuestra sociedad está en constante evolución y como consecuencia de ello, los valores, expectativas y metas que plantea, así como las necesidades de los alumnos cambian continuamente. Desde este punto de vista, según Bisquerra se justificaría la necesidad de desarrollar en el alumnado, capacidades y habilidades tanto sociales como emocionales para su desarrollo integral.

Cognición y emoción no van separadas.
Es un error pensar que la cognición y las emociones son dos cosas totalmente separadas. Es la misma área cerebral”. Goleman

Efectivamente, otros autores comparten el mismo punto de vista, Actualmente, la postura racionalista extrema, que consideraba a la cognición y la emoción entidades dispares y diametralmente opuestas, ha quedado relegada, y las emociones juegan un nuevo papel cultural en la sociedad actual lo que ha contribuido a que la investigación dentro del campo de la Inteligencia Emocional (IE) haya prosperado significativamente en los últimos 15 años, debido a que desde diferentes ámbitos (clínico, educativo, etc.) se ha exigido que predijera criterios sobre y más allá de lo que predecía la inteligencia general.

Asimismo, según Parker, Summerfeldt, Hogan & Majeski, la validez predictiva que han mostrado los test de rendimiento cognitivo basados en medir el coeficiente intelectual ha hecho que las investigaciones se centren en otras variables que puedan presentar mayor capacidad para predecir el desempeño y la adaptación, entre ella la Inteligencia Emocional.



Extraído de:
LA IMPORTANCIA DE GESTIONAR LAS EMOCIONES EN LA ESCUELA: IMPLICACIONES EN EL PROCESO DE ENSEÑANZA APRENDIZAJE.
ANDRÉS ALAGARDA MOCHOLÍ.


martes, junio 02, 2015

Enseñar en habilidades sociales y emociones ayudan a que los alumnos aprendan mejor.

En este artículo, el autor señala las diferencias en los estudios que se ocupan en establecer la influencia de las emociones en el rendimiento escolar.


Incidencia en el rendimiento académico.
Ahora estamos descubriendo que enseñar habilidades sociales y emocionales a los niños desde que tienen cinco años hasta la universidad es muy eficaz, los vuelve más cívicos, mucho mejor estudiantes” Goleman  

 En los últimos años con el auge de la Inteligencia Emocional y el aprendizaje social y emocional, ha surgido la necesidad de establecer si hay una relación positiva  entre la Inteligencia Emocional y el éxito académico.
 
Fueron pioneros Salovey y Mayer (1990) con la idea de integrar la Inteligencia Emocional en los currículos escolares. 
Podemos centrar los estudios en dos tipos:
A) Los que hacen referencia a establecer una relación indirecta entre la Inteligencia Emocional y el rendimiento académico, medida por los efectos sobre el equilibrio psicológico (Extremera y Fernández-Berrocal, 2003)

Estudios recientes muestran que las carencias del alumnado en habilidades de inteligencia emocional afectan a los estudiantes dentro y fuera del contexto escolar

Estos estudios establecen respecto al rendimiento académico que los alumnos que no están entrenados en habilidades sociales y en gestionar sus emociones, es más probable que experimenten estrés y dificultades en atención durante sus estudios lo cual repercutirá en su rendimiento. La Inteligencia Emocional puede actuar como moderador de los efectos de las habilidades cognitivas sobre el rendimiento académico. Recordemos las palabras de  Richard Davidson en el punto primero.

Casas (2003) nos dice que los alumnos que se sienten ansiosos, enfurecidos o deprimidos no aprenden. La gente que se ve atrapada en esos estados de ánimo no asimilan  la información de manera eficaz ni la maneja bien.

B) Las centradas en el empleo de medidas de ejecución (tales como el MSCEIT), donde se encuentran correlaciones positivas y significativas entre Inteligencia Emocional  y Rendimiento Académico.

Muchos autores se hacen eco de la necesidad de formación en competencias socio-emocionales, a pesar de ello los estudios en el tema aún no son definitivos. El estudio del rendimiento académico abarca muchas variables difíciles de controlar, más aún cuando mucho de estos estudios están centrados en las notas o calificaciones. 


Extraído de:
LA IMPORTANCIA DE GESTIONAR LAS EMOCIONES EN LA ESCUELA: IMPLICACIONES EN EL PROCESO DE ENSEÑANZA APRENDIZAJE.
ANDRÉS ALAGARDA MOCHOLÍ.


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