Hito 1, de la serie
de 6, editado por la UNESCO, para la mejora de la Calidad Educativa
¿Para qué educar? Se trata de una visión a escala planetaria que da referencia
a otros debates sobre el tema.
Una educación para todos los jóvenes no es un objetivo en sí
misma, sino una estrategia de desarrollo
personal para cada uno y cada una y una
estrategia de desarrollo humano, social y económico en el corto y en el largo
plazo, sostenible y a escala planetaria. Sin una educación pertinente para
todos los jóvenes, los esfuerzos emprendidos en la educación de los niños se
pueden perder o resultar poco fructíferos. La educación de la juventud crea el
vínculo entre la educación de los niños, el desarrollo científico, tecnológico
y económico y la gobernabilidad de cada país y del mundo.
La educación sirve
para ir superando diferentes etapas de la vida. Tenemos que tener
una buena educación si queremos obtener un buen empleo. Una buena educación
debe enseñarnos a ser tolerantes y a respetar a los otros. (…) La educación nos
ayuda a ser mejores, tanto con nosotros mismos como con los otros, nos permite
comprender a los otros, a comprender el mundo y a resolver los conflictos
mundiales.
Nerea Izagirre, 13 años, España
Que el “futuro
pertenece a la juventud” o que “queremos convertirnos en ciudadanos del
futuro”, ya son frases estereotipadas. Sin embargo, lamentablemente es cierto
también que nuestra juventud tiende a vivir en el presente y para éste. Es
nuestra responsabilidad que el futuro tenga sentido para la juventud, y esto lo
lograremos educándolos con planes de estudio que satisfagan sus necesidades y
impartiéndoles conocimientos, aptitudes y actitudes que satisfagan los desafíos
del futuro.
Constance T. Simelane, Ministro de Educación, Swazilandia
Los adolescentes de 12 a 18/20 años viven entre el anhelo de
su desarrollo personal y de su inserción social y la angustia de no lograrlo.
Ellos intentan progresar en el proceso de construcción de su identidad en tanto
que personas independientes e íntegras, en tanto que trabajadores, que
ciudadanos con plenos derechos y que pilares de una familia. Un número
demasiado grande de adolescentes parece rechazar ciertos valores y
conocimientos de las sociedades adultas y de sus instituciones. Y puede que
tengan motivos válidos para ello. De su parte, los adultos no parecen conocer
suficientemente bien a los jóvenes, a punto de reconocer la relación entre sus
necesidades, los desafíos sociales y los conocimientos y las aptitudes
disponibles en la sociedad.
Pero, la mayoría de los adolescentes tienen muy claro que es
lo que entienden por “una educación de calidad” y de los cambio que quisieran
que se introdujesen en sus escuelas.
Los establecimientos de enseñanza secundaria general tienen,
algunas veces, dificultades en atraer la atención de los jóvenes a determinados
dominios de la actividad humana importantes para el futuro del planeta, tales
como las ciencias de la vida y de la tierra, la física u otros contenidos que
contribuyen a la formación del rigor intelectual, de la capacidad de
abstracción y la capacidad de resolver problemas nuevos. A veces, los jóvenes
se niegan a referirse al pasado y a la historia o a abrirse al mundo. Dicha
situación genera serios riesgos al tejido social.
Cuando hablamos de
educación de calidad, en realidad lo que estamos diciendo es como nosotros
podemos, como comunidad mundial, brindar una vida de calidad a todos nuestros
ciudadanos. Estamos hablando de cómo construir un mundo mejor. Tenemos que
tomarnos el tiempo necesario para el diálogo, pero las medidas necesarias deben
ser adoptadas sin demora.
Su Alteza Sheikah Mozah Bint Nasser al Misnad, Enviada
espacial de la UNESCO para la Educación Básica y Superior, Qatar
Numerosas discusiones procuran saber si una educación con
miras solamente a aprender a leer, escribir, calcular y a construir las
competencias para la vida cotidiana puede ser considerada una educación de
calidad para todos los jóvenes. En los países del mundo desarrollado, que
participan de una economía basada en el conocimiento, hay cada vez más una
tendencia a definir la educación de los jóvenes sobre todo a partir de un eje
basado sobre el desarrollo de las capacidades de abstracción y sobre la
adquisición de métodos de pensamiento y de trabajo (aprender a aprender). Sin
embargo, una educación de calidad engloba también otros elementos, más
cualitativos y globales. No obstante, dicha concepción no es incompatible con
la de una educación orientada hacia las habilidades fundamentales (leer,
escribir, calcular, competencias para la vida cotidiana). Ella es más bien
complementaria. Ella es integradora en la medida que satisface a las necesidades
de aprendizaje del alumno. Ella valora las experiencias diversas aportadas por
los adolescentes. Su contenido es reexaminado a la luz de los cambios que se
dan en el mundo y los elementos contemporáneos establecen el vínculo con los
corpus disciplinares (la química, la física, la geografía, entre otros). Sus
docentes son formados para ser capaces de utilizar métodos centrados en el
estudiante. El ambiente físico e intelectual debe garantizar la seguridad de
los alumnos – respecto a ello, la violencia en los establecimientos educativos
y la epidemia del VIH&SIDA son cuestiones especialmente importantes a tomar
en consideración. Además, una educación de calidad supone un sistema
administrativo y de gestión eficientes, la realización de buenas políticas, un
marco legislativo apropiado y recursos suficientes.
La calidad es un
concepto dinámico que debe adaptarse constantemente a un mundo en el cual las
sociedades están experimentando transformaciones sociales y económicas
profundas. Es importante que se establezcan pautas y previsiones para el futuro
(…). El desafío consiste en elaborar sistemas educativos que logren equilibrar
las aspiraciones locales, nacionales y mundiales en el contexto de toda la
humanidad, para velar por un futuro sostenible.
Thomas Östros, Ministro de Educación y Ciencias, Suecia
Los centros de
enseñanza no son simplemente edificios, sino lugares en los cuales se plasman
los sentimientos, la mente y el alma de nuestros niños y del futuro de las
comunidades en las cuales vivimos.
Mary Hatwood Futrell, Internacional de la Educación
La enseñanza y el
aprendizaje son dos aspectos distintos del proceso educativo, a pesar de que en
éste el docente sigue siendo uno de los pilares de la educación de calidad. Y,
cuando consideramos al alumno como el centro de este proceso, debemos tomar en
cuenta seriamente el carácter particular de los jóvenes en su calidad de
alumnos.
Koïchiro Matsuura, Director General de la UNESCO
Sin embargo, no parece estar todavía suficientemente claro
cómo expandir e implementar la visión de una educación de calidad para todos
los jóvenes sin caer en los modelos formales creados para las épocas
precedentes y ultrapasadas. Pero dichos debates deberían basarse sobre una
concepción sólida acerca de las necesidades de los adolescentes y de los
jóvenes. Parece por lo tanto importante incentivar investigaciones capaces de
aclarar cuáles son las necesidades educativas de todos los jóvenes, en todos
los países del mundo, para una globalización con cara humana y para el desarrollo
sostenible.
Debemos repetir de
manera sin cese que el recurso más valioso de una nación es su pueblo. La
educación es de capital importancia para el desarrollo y para la prosperidad
futura de todas las naciones. Los sistemas educativos y las normas que los
sustentan no pueden ser estáticas, deben ser revisadas y reformados
periódicamente para adaptarse a las mutaciones del ámbito internacional y velar
que continúen brindando a los jóvenes las aptitudes necesarias para poder
enfrentar las presiones a las cuales lo somete la mundialización.
Brendan Nelson, Ministro de Educación, Ciencias y Formación,
Australia
Extraído de
UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD PARA TODOS LOS JÓVENES
6 Hitos para progresar
Reflexiones y contribuciones en el marco de la
47a CONFERENCIA INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN DE LA UNESCO
GINEBRA, 8-11 DE SEPTIEMBRE 2004
OFICINA INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN