jueves, octubre 11, 2012

Avanzar desde enfoques homogéneos y estandarizados a políticas que consideren la diversidad con cohesión social

Una de las caras de la Calidad Educativa es la relacionada con la Inclusión. No es posible pensar en una educación de calidad, en un contexto excluyente.
Uno de los aspectos necesarios a considerar, el la atención a la diversidad ¿Puede hacerse esto desde un enfoque único y estandarizado? ¿Qué rol cumple la autonomía escolar? ¿Cómo debe ser la evaluación en estos nuevos contextos?
Ofrecer una educación de calidad a la diversidad del alumnado exige transitar desde un enfoque homogeneizador, en el que se ofrece lo mismo a todos, que suele reflejar las aspiraciones de las culturas y clases dominantes y profundiza las desigualdades, a enfoques que consideren la diversidad de identidades, necesidades y capacidades de las personas, valorando las diferencias como algo que enriquece los procesos de enseñanza y aprendizaje (OREALC/UNESCO). El punto clave es cómo avanzar hacia una educación que asegure la igualdad respetando al mismo tiempo la diversidad sin caer en opciones educativas excluyentes o de desigual calidad.



Las políticas y prácticas a favor de la igualdad pueden anular la diversidad, pero también puede ocurrir que las políticas y las prácticas que promueven la diversidad mantengan, enmascaren o fomenten algunas desigualdades (Sacristán, G.). Lograr un equilibrio entre la atención a la diversidad y la cohesión social requiere que existan unos principios, orientaciones y aprendizajes comunes para todos, que aseguren la igualdad de oportunidades, diversificando al mismo tiempo la oferta educativa, el currículo, las prácticas pedagógicas y los sistemas de evaluación para atender a las diferencias.



Oferta educativa diversificada equivalente en calidad
El desafío es ofrecer diferentes opciones, equivalentes en calidad, para atender a la diversidad de necesidades de las personas y a las características de los contextos en los que se desarrollan y aprenden. La diversificación de la oferta educativa (modalidades y trayectorias educativas formales y no formales, y lugares de aprendizaje) y el establecimiento de puentes entre las diferentes etapas y modalidades son aspectos clave para hacer efectivo el aprendizaje a lo largo de la vida, ofreciendo múltiples oportunidades de ingreso y egreso para quienes desean completar o proseguir estudios, lo cual es un problema importante en la región, dados los altos índices de abandono escolar. La diversificación de la oferta educativa debe acompañarse de mecanismos y estrategias que contribuyan a fortalecer la demanda por una educación de calidad de aquellas personas que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad, porque su mayor acceso a la educación no ha significado necesariamente mayores oportunidades para aprender.



Para garantizar la igualdad de oportunidades en el acceso, el Estado tiene la obligación de proveer instituciones y programas educativos suficientes a lo largo del país, y que estos sean accesibles para todos. La accesibilidad involucra dos dimensiones: la accesibilidad física, escuelas que sean seguras y que estén a una distancia razonable, eliminación de barreras arquitectónicas, o modalidades que utilicen las nuevas tecnologías; y la accesibilidad económica, eliminando los obstáculos económicos que limitan el derecho a la educación y asegurando la gratuidad de la educación obligatoria y de la escuela pública.



Currículos y procesos pedagógicos centrados en las necesidades de todos los estudiantes y contextos
Uno de los elementos fundamentales de la inclusión es promover la máxima participación de todos los estudiantes en el currículo y las actividades educativas para que tengan éxito en su aprendizaje. La atención a la diversidad requiere avanzar hacia el diseño de “currículos universales” que consideren de entrada los diferentes puntos de partida y las necesidades de aprendizaje de todos los estudiantes para que sea accesible a todos sin necesidad de realizar adaptaciones o diseños especiales para ciertos alumnos o grupos que terminan siendo opciones segregadas. Un diseño accesible a todos ha de considerar el aprendizaje en la lengua materna, los aportes de las distintas culturas, el desarrollo de estrategias y materiales pertinentes desde el punto de vista cultural o de género, o la provisión de materiales y equipamientos para los estudiantes con necesidades educativas especiales.



La atención a la diversidad requiere necesariamente un currículo abierto y flexible que se pueda concretar y enriquecer en función de las diferentes necesidades de los estudiantes y de los contextos. En buena lógica, los diferentes niveles de concreción de un currículo abierto permiten dar una respuesta cada vez más precisa y ajustada a la diversidad, pero su mera existencia no ha sido garantía suficiente para lograr este propósito. Por un lado, la sobrecarga de contenidos de los currículos establecidos a nivel central deja un escaso margen para incorporar aprendizajes relevantes desde el punto de vista de las necesidades de los estudiantes y del contexto local. Por otro lado, la arraigada cultura de la homogeneización y la escasa tradición de autonomía en la toma de decisiones curriculares tampoco han facilitado incorporar la diversidad, y los espacios para la diferenciación curricular también suelen caracterizarse por la homogeneidad.



La apertura y flexibilidad curricular, por tanto, no son suficientes para atender la diversidad, es necesario que los diseños, en sus diferentes niveles de concreción, rompan con la homogeneización considerando al menos los siguientes aspectos: contemplar de forma equilibrada las competencias necesarias para ejercer la ciudadanía mundial y local; promover el desarrollo de las diferentes capacidades y de las múltiples inteligencias, adoptar un enfoque de equidad de género, promover el conocimiento y la vivencia de los derechos humanos, tener una dimensión intercultural para todos y considerar el bilingüismo y el conocimiento de la propia cultura para los estudiantes de pueblos originarios.



Si bien el diseño curricular es un elemento importante para que la educación sea más pertinente para todos, es en las prácticas pedagógicas y las relaciones interpersonales donde esta adquiere mayor significación. La enseñanza multinivel es un elemento clave para atender la diversidad, lo cual requiere planificar actividades y situaciones de aprendizaje diversificadas que consideren los distintos intereses, niveles de competencia, estilos y ritmos de aprendizaje, el uso de una multiplicidad de medios para motivar y facilitar la comprensión y expresión de todos los estudiantes, la utilización de un amplio abanico de estrategias de enseñanza y la organización del currículo de forma interdisciplinar, ya que muchos estudiantes tienen dificultades para relacionar, transferir y generalizar el conocimiento cuando se les presenta la realidad de forma fragmentada (Martin, E.).



Sistemas de evaluación de la calidad que consideren la diversidad y retroalimenten el currículo de modo que sea pertinente para todos

Los sistemas de evaluación de la calidad pueden constituir un factor de exclusión, especialmente en aquellos países en los que se establece un sistema de incentivos basado en los resultados de aprendizaje y se usa la información para establecer una comparación entre escuelas. En estos casos, los centros presionados por obtener buenos resultados tienden a excluir a aquellos estudiantes más “difíciles” o “costosos de educar”. Por otra parte, los instrumentos de evaluación no suelen considerar la diversidad del alumnado conteniendo ítems que no son pertinentes para niños de pueblos originarios, de las zonas rurales, urbanas marginales o para las niñas. Esta falta de pertinencia puede enmascarar el verdadero grado de aprendizaje de ciertos grupos dentro de la sociedad.



No se está poniendo en duda la necesidad de evaluar los aprendizajes, porque es un aspecto fundamental para el desarrollo de las políticas y prácticas educativas. La cuestión es cómo diseñar sistemas de evaluación que no sean excluyentes y que proporcionen información sobre el aprendizaje en sentido amplio, considerando los distintos tipos de competencias, los factores que inciden en el nivel de desempeño y el valor agregado de la escuela. Una evaluación, en definitiva, que sirva para identificar aquellos factores que están limitando el aprendizaje y la participación de los estudiantes y el desarrollo de las instituciones educativas, con el fin de proporcionar a cada centro los recursos y apoyos que requiere para atender las necesidades educativas de su alumnado.







Extraído de
La atención educativa a la diversidad: las escuelas inclusivas
Rosa Blanco
En
Calidad, equidad y reformas en la enseñanza
Álvaro Marchesi
Juan Carlos Tedesco
César Coll
Coordinadores


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