sábado, septiembre 24, 2011

Docencia: tendencias en el desarrollo profesional continuo

¿Qué es un Docente? ¿Apóstol, profesional o trabajador? Lo cierto es que las tres concepciones circulan en la sociedad. En base a eso ¿Cómo se los debe formar? ¿Cómo ayudar a que los docentes tengan éxito? Los siguientes párrafos tratan de la formación, resumido a partir de “Desarrollo profesional continuo y carrera docente en América Latina”, de Flavia Terigi. PREAL, Serie DOCUMENTOS Nº 50, diciembre 2010.

Aunque todavía no hay en América Latina un saber consolidado en torno a los procesos de formación continua de los docentes, es posible identificar en los análisis especializados —y en el diseño de políticas recientes— algunas tendencias sobre las condiciones que deberían cuidar tales procesos. Entre ellas:

Visualización de la formación de los docentes como un proceso continuo y no como una colección de eventos de formación
Hay creciente consenso que la formación docente no es una capacitación ligera ni una combinación de oportunidades independientes, sino más bien un proceso permanente de oportunidades de aprendizaje y desarrollo concatenadas.

Las necesidades prácticas de los docentes en el aula como foco principal de los programas de formación en servicio
Aunque esto es un consenso general, asume significados diferentes: para unos, el mejor modelo de formación continua es el que se realiza en la propia escuela, a partir de los problemas detectados por el equipo escolar. Para otros, es necesario encontrar buenas resoluciones entre la lectura que las escuelas hacen de sus necesidades y las propuestas de las políticas educativas.

Formaciones sistemáticas y sostenidas en el tiempo
Las formaciones de postítulo comienzan a ser un componente en las propuestas de formación y en las carreras de los docentes. Esto desafía a considerar: en qué temáticas tiene sentido sostener formaciones complejas y extendidas como las de los postítulos, cómo vincular la formación de maestros cursantes con sus propias prácticas, y cómo aprovechar los graduados de los postítulos en el sistema educativo para que constituyan una fuerza renovadora de las prácticas.

Programas específicos centrados en los problemas de la enseñanza en condiciones adversas
Hay un creciente desarrollo de proyectos para preparar a los docentes para atender a alumnos que ingresan al nivel medio con escaso bagaje académico para afrontar los desafíos del nivel; a los jóvenes en conflicto con la ley; a los chicos con importantes grados de sobreedad; a los que repiten al iniciar su escolaridad, etc. Eso lleva a un principio de especialización de la formación.

Articulación de las políticas de desarrollo profesional con las carreras profesionales de maestros y profesores
Numerosos estudios señalan la necesidad de que los procesos de formación continua de maestros y profesores se relacionen con sus carreras profesionales y cobren sentido a partir de ellas. En este ámbito, la situación en la región es compleja: los docentes trabajan en entornos poco proclives a su profesionalización, porque el modelo de carrera docente que prevalece solo les permite ascender a puestos de trabajo que los alejan del aula y porque el régimen de compensaciones se encuentra desvinculado de las actividades desarrolladas en las escuelas.

Aprovechamiento de las tecnologías de la información y comunicación
La mayoría de las experiencias en este campo son instancias de formación de docentes en el dominio de las TIC, para incorporarlas a las actividades de enseñanza. Es importante diferenciar la formación continua que se centra en las TIC como contenido de la formación o en su uso en la enseñanza, de las experiencias que se apoyan en su potencial para rediseñar los procesos de formación docente continua y vehiculizar otros contenidos.






Ver publicación completa en www.preal.org
PREAL Programa de Promoción de la Reforma Educativa en América Latina y el Caribe

viernes, septiembre 16, 2011

De la educación para todos, al aprendizaje para todos

El Banco Mundial ha sido promotor de políticas neoliberales en Educación, habla de "inversión", "rentabilidad", y no de "derecho humano", "equidad". Su finalidad es la de sostener el sistema capitalista, "invertir inteligentemente" significa "no afectar ganancias empresariales y producir mano de obra calificada y barata". Es dentro de este contexto que se producen las siguientes declaraciones, pero coincido que "calidad educativa" está más relacionada con "aprendizajes" que con "asistencia".






Resumido a partir del discurso “Education is fundamental to development and growth”, de Elizabeth M. King, Directora de Educación del Banco Mundial, enero 2011.

En las últimas dos décadas, el aumento de la escolarización de millones de niños y jóvenes en el mundo ha sido un gran logro, y los esfuerzos por lograr educación para todos deben continuar, dada la gran cantidad que aún está fuera del sistema. Pero la década que viene agrega un nuevo desafío: lograr el aprendizaje para todos. Son el conocimiento y las habilidades que los niños adquieren –no solo su asistencia a la escuela– los que impulsarán su empleabilidad, la productividad, la salud y el bienestar en las décadas venideras, sostuvo la   Directora de Educación del Banco Mundial, Elizabeth M. King, en la reunión del Foro Mundial de Educación en Londres en enero pasado. A continuación, un resumen de algunos de sus principales mensajes.

Dado que el crecimiento, el desarrollo y la reducción de la pobreza dependen de los conocimientos y habilidades que las personas adquieren –no del número de años que pasan en el aula – debemos transformar nuestro llamado a la acción de la Educación para Todos hacia el Aprendizaje para Todos.
A nivel individual, un diploma puede abrir las puertas al empleo, pero son las habilidades de un trabajador lo que determina su productividad y capacidad de adaptación a las nuevas tecnologías y oportunidades, a tener una familia saludable y educada, y a participar en la vida cívica. A nivel social,  la  investigación  reciente  muestra  que el nivel de competencias de la mano de obra es mejor predictor de las tasas de crecimiento económico que el nivel promedio de escolaridad.

Frente a este desafío, es necesario: invertir tempranamente, invertir inteligentemente e invertir en el aprendizaje para todos.
Invertir tempranamente reconoce que las habilidades básicas adquiridas en la niñez temprana son las que posibilitan el aprendizaje para toda la vida. La visión tradicional de que la educación se inicia en la escuela primaria, asume  el  reto  demasiado  tarde.  Invertir  en forma inteligente implica priorizar y supervisar el aprendizaje más allá de las métricas tradicionales (número de maestros capacitados, número de alumnos matriculados, etc.): la calidad debe ser el foco de las inversiones en educación, medida con indicadores de mejoría de los aprendizajes.  Invertir   en   aprendizaje   para todos apela a reducir las barreras que impiden a los niños con discapacidad, a las minorías etnolingüísticas y a las niñas alcanzar la educación.

Lograr el aprendizaje para todos requiere ir más allá de proporcionar más y mejores insumos educativos: hay que mejorar los sistemas educativos.
El adecuado suministro de insumos (infraestructura escolar, maestros capacitados, libros de texto, computadores) es muy importante, pero se deben mejorar los sistemas educativos para asegurar que los insumos se utilicen con mayor eficacia para acelerar el aprendizaje. Esto implica:
• Ampliar la definición de lo que es un “sistema de educación” –normalmente asociada a las escuelas públicas, universidades y programas de formación– para incluir toda la gama de oportunidades  de  aprendizaje  disponibles en un país, sean financiadas por el gobierno o por el sector privado, sean formales o no formales, para niños o para adultos.
• Considerar   que   cada   sistema   educativo no solo incluye las agencias del gobierno y proveedores públicos y privados de servicios de aprendizaje, sino también los beneficiarios y otros actores (estudiantes y sus familias, las comunidades, los empleadores) cuyos impuestos, decisiones colectivas y “voz” pueden ayudar a mejorar el funcionamiento del sistema.
• Entender que, para funcionar apropiadamente, un sistema educativo necesita un nivel adecuado de recursos y buenos mecanismos de gobernanza y de rendición de cuentas. Cada parte tienen que ser capaz no sólo de ejecutar sus funciones, sino también de conectarse y coordinarse con las otras partes del organismo. Esto incluye las normas, reglamentos y políticas que determinan cómo los profesores son reclutados, entrenados, supervisados y pagados; cómo las escuelas o universidades son construidas, acreditadas, gestionadas, monitoreadas y financiadas; cómo los estudiantes son admitidos, evaluados, promovidos y retenidos, entre otras cosas.




El texto completo del discurso de King (en inglés) está disponible en el blog del Banco Mundial.
Fuente
PREAL Programa de Promoción de la Reforma Educativa en América Latina y el Caribe

jueves, septiembre 08, 2011

Calidad y equidad educativas

Calidad y equidad educativa están íntimamente relacionadas, con la pobreza y la distribución de bienes económicos. Hay avances en aspectos como escolarización y alfabetización, pero ¿Disminuyó la desigualdad social? Estos temas son tratados en el siguiente artículo.




Las relaciones entre la calidad de la educación y la equidad en la sociedad contemporánea constituyen uno de los ejes del debate mundial al inicio de los 2000. La ineludible relación entre estos términos va borrando antiguas y estériles discusiones. La consideración de ambos como conceptos indisolubles representa, sin lugar a dudas, un gran avance. En la IX Conferencia Iberoamericana de Educación, celebrada en La Habana el pasado año, los ministros del área se pronunciaron en el sentido de que no puede hablarse de un sistema educativo de calidad, si el mismo no incluye programas de equidad con una atención diferenciada, que responda a la variedad de necesidades que presentan cotidianamente los alumnos. Alcanzar una educación de calidad para todos es un asunto que compete a la sociedad en su conjunto. Los esfuerzos sociales y la inmensa tarea colectiva de construcción de ofertas y alternativas para la satisfacción general de las necesidades básicas del aprendizaje, nos permiten mirar los problemas de una manera distinta.

Hace diez años se consagró en Jomtien la idea de «educación para todos». Constituyó un hito importante de trascendencia mundial e influyó de forma decisiva en Iberoamérica, región a la que voy a referirme por ser la de actuación propia de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) —a la que represento—, y que abarca los diecinueve Estados americanos de habla española y portuguesa así como a España, Portugal y Guinea Ecuatorial.

A la luz de Jomtien, durante la década de los 90 los países iberoamericanos han realizado importantes esfuerzos de todo tipo para modernizar y transformar sus sistemas educativos en busca de mejores aprendizajes. Eso se ha manifestado en reformas educativas de amplio alcance, que involucran a todos los niveles y a casi todas las modalidades de la educación.

Pero frente a una obra tan ambiciosa, vemos que las diferencias sociales no han disminuido en este tiempo. Así, hoy vivimos en la paradoja de que, después de una década de esfuerzos y logros para avanzar en la equidad desde el campo educativo, la desigualdad aumenta. América Latina continúa siendo, según el informe de Cepal, la región más inequitativa del mundo, con la mayor desigualdad en el reparto de los ingresos y en la distribución de la riqueza. Mucho queda por hacer, como se recoge en el Marco de Acción Regional de UNESCO, aprobado en Santo Domingo en febrero de este año.

Por otra parte, un aspecto central que caracteriza a nuestra región es la identidad, no sólo de lenguas, sino también de códigos y símbolos culturales, y junto con ello, una gran riqueza y diversidad de culturas, que no han sido tomadas suficientemente en cuenta. No podemos educar a todos de la misma manera. Los sistemas educativos, en general, se han sustentado en un principio de uniformidad, obviando las diferencias existentes entre los seres humanos. La diversidad cultural, unida a las variaciones de circunstancias de los individuos y de los grupos sociales, muchas veces causadas por la pobreza extrema, corroen la idea de un «camino ideal» del aprendizaje. Cada persona tiene su propio ritmo, que debe ser tomado en cuenta. Así, el tránsito por el sistema educativo será marcado por aprendizajes más significativos.

Si la atención a la diversidad es el gran reto de todos los sistemas educativos, este se agudiza más cuando al interior de una región o país conviven distintas culturas. El espacio de intersección entre calidad y equidad debe ser precisamente esa atención a la diversidad.

La programación de la OEI, en toda su amplitud, tiene como ejes conductores el fomento de la equidad y la potenciación de la identidad cultural con el respeto a la diversidad.

Las conferencias mundiales como la de Jomtien o la de Pekín, ésta o las regionales como las Cumbres Iberoamericanas de Jefes de Estado y de Gobierno, las Asambleas de Jefes de Estado y de Gobierno de la Organización para la Unidad Africana y otras, constituyen foros privilegiados de reflexión y concienciación de los gobiernos acerca del papel fundamental que juega la educación para todos en el desarrollo humano y en el bienestar económico sustentable. Los discursos de los Jefes de Estado recogen este mensaje, que a veces encierra una cierta retórica un tanto alejada de la realidad, cuando al analizarse los presupuestos se comprueba que, finalmente, las prioridades pueden ser otras. Tal vez el secreto estaría en incorporar a los responsables de finanzas a los foros educativos. En cualquier caso, conviene recordar algunas políticas educativas tendentes a afianzar la equidad. Evidentemente, poner el acento en unas cuantas no significa olvidar otras, pero vamos a destacar las que nos parecen más adecuadas para atender a los sectores sociales más necesitados en la búsqueda de erradicación de la pobreza.

En primer lugar, la educación inicial generalizada, entendida como atención a la primera infancia desde un punto de vista integral, debe ser asumida como política de Estado, con coherencia y coordinando los distintos sectores que intervienen, fundamentalmente con orientación a la familia. La nutrición adecuada y una estimulación temprana ayudarán a la maduración del niño, lo que le permitirá un acceso a la escolaridad obligatoria en mejores condiciones de igualdad, redundando, quizás, en un menor fracaso escolar.
La próxima Conferencia Iberoamericana de Educación, que se celebrará en Panamá, va a tener como tema prioritario «La educación inicial en el siglo XXI», con la finalidad de valorar las políticas alternativas tendentes todas a una mayor equidad social.

En segundo lugar, la definición y aprobación de programas dirigidos a niñas y niños excluidos tempranamente de la escuela, por fracaso escolar, por incorporación prematura al trabajo o por falta de estímulo ambiental. Se trata de un sector de población condenado a la marginación social y a la pobreza, sobre el que se ha operado muy poco. Urge por tanto ofrecerle una segunda oportunidad, con programas específicos que conjuguen enseñanzas y aprendizajes con métodos atractivos, a distancia y presenciales, en contacto con las nuevas tecnologías.

En tercer lugar, la intensificación de los programas de alfabetización dirigidos a jóvenes y adultos, con especial incidencia en la mujer, que no tuvieron su oportunidad en su momento. Resaltamos en este sentido los Programas de Alfabertización aprobados en la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno celebrada en 1992 en Madrid, España, y los que con la financiación del Gobierno de España, gerenciados por la OEI, se han desarrollado o están desarrollándose en República Dominicana, El Salvador, Honduras y Nicaragua, algunos de los cuales han obtenido premios de UNESCO. Se trata de programas con vocación de continuidad, por lo que se insertan en las estructuras permanentes de educación de adultos de los países respectivos y no quedan en la mera alfabetización y educación básica, sino que cuentan con un componente esencial de capacitación laboral, teniendo en cuenta las necesidades y posibilidades productivas del país, permitiendo la inserción en el mundo del trabajo de adultos a los que este derecho les estaba vedado. Presentan, además, otro componente positivo en el caso de las mujeres, ya que está probado que en el hogar de una mujer alfabetizada sus hijos también lo serán.

Por último, quiero referirme a las medidas para la inserción laboral de sectores desfavorecidos. La relación entre trabajo, empleo y educación presenta características específicas en la mayoría de los países iberoamericanos, en cuya realidad se combinan una alta tasa de crecimiento demográfico, cierta insuficiencia e inadecuación estructural de economías incapaces de asegurar ocupación a la creciente población en edad activa y la presión de la demanda sobre la educación. Esto supone garantizar una educación básica de calidad, con contenidos adecuados para toda la población, y generar programas específicos para los grupos de riesgo.

La superación estructural del problema del desempleo en general, y del desempleo de los jóvenes desfavorecidos en particular, es un asunto de crecimiento y desarrollo del aparato productivo. Pero no hay duda que los acuerdos institucionales, en una perspectiva estratégica y de largo plazo, estarían en capacidad de crear, en el orden local, condiciones propicias para introducir cambios fundamentales en la oferta de formación y en los servicios de apoyo a la inserción con mayor impacto.

La concertación debe darse entre el Estado, la empresa privada, las ONGs y la comunidad como factor indispensable para el éxito de cualquier política pública.

Todo ello no nos debe hacer olvidar la necesidad de lograr avances en la renovación de los paradigmas de la educación básica, la ampliación de la oferta de la educación secundaria, así como profundizar el debate sobre la educación superior.

La formación del profesorado (tanto en su etapa inicial como en activo) y la incorporación creativa, responsable y solidaria de nuevas tecnologías en todos los niveles y modalidades de la enseñanza, reforzarán la calidad y la equidad en la educación.

A diez años de la Conferencia de Jomtien, vemos cómo nuevos requerimientos aparecen para cumplir sus objetivos. Consideramos importante el desarrollo de indicadores que aúnen los aspectos de calidad y equidad de los sistemas educativos; el trabajo interinstitucional que permita lograr mayor eficiencia y eficacia en la gestión estatal; las necesarias articulaciones con la sociedad civil; y un renovado esfuerzo de la cooperación internacional.

Tenemos por delante la tarea de continuar un gran trabajo, esencial para construir una sociedad equitativa y democrática, con valores más firmes y solidarios, en paz y en justicia.

Autora

Mª del Rosario Fernández Santamaría 


Fuente
Biblioteca virtual OEI
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