sábado, febrero 26, 2005

Dimensiones de la calidad en Educación

Como un esfuerzo más para explicar el fenómeno, consideraremos cuatro dimensiones sobre el tema, se trata ante todo de observar los aspectos que inciden en el éxito o fracaso escolar.

Director
Microcosmos escolar.
Se abandona la idea de un director omnipresente y único responsable de todo lo que suceda en la Institución, pasando a la de conducción mediante un cuerpo colegiado, regido por la profesionalidad docente, en donde se buscan consensos, e involucrar a todos los interesados (Directivos, docentes, padres, alumnos).
En nombre de esa profesionalidad, los docentes de la escuela deben rendir cuentas, tanto a las autoridades responsables del sistema (relacionándose con Autoridades Públicas Macrocosmo Educativo), como a los padres de los alumnos y a sus propios colegas. La escuela debe sumergirse en un proceso de autoevaluación permanente, con vistas a su propia mejoría, en donde deben participar todos los interesados.

Autoridades Públicas
Macrocosmo Educativo

Las autoridades del nivel central educativo deben cumplir con numerosas tareas para ayudar a los Establecimientos en sus procesos de mejora y cambio, para ello, como ciudadanos tenemos el derecho y la obligación de plantear y monitorear el cumplimiento de esas funciones vitales para el logro de una educación de calidad.
Una de las funciones más importantes que se debe reservar el estado es la de evaluador, en la actualidad estamos muy cerca de cumplir con la escolarización masiva, pero la tarea pendiente es la de lograr una educación de calidad y con equidad, debe llevar a cabo estas funciones para lograr mejorías. Un nivel central ineficiente o ausente influye decisivamente sobre el trabajo en el aula y en las relaciones dentro de la institución.

Maestro
Ámbito Educativo

Consideramos en esta dimensión los aspectos relacionados con el quehacer diario en el aula, en el desarrollo de los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Vinculado estrechamente en el logro de una verdadera colegiación, abandonando actitudes individualista y desresponsabilizantes, relacionado con procesos de autoevaluación y rendición de cuentas, siempre con vistas a la mejoría de las prácticas.
Esta dimensión abarca especialmente de los procedimientos empleados por los docentes, así como su fundamentación, y los criterios sobre lo que significa enseñar y aprender.

Alumno
Contexto Familiar

La inclusión de esta dimensión aparece como novedosa en escritos sobre la escuela, pero con seguridad no es para nosotros, no nos sorprende la incidencia de las rutinas familiares en el rendimiento escolar. Lo que ocurre en el seno de la familia repercute en la tarea áulica.
A nadie escapa el rol de principal educador que la sociedad asigna a las familias, y en muchos lugares del mundo, las autorices políticas y organizaciones no gubernamentales, han puesto su atención en actividades de las familias que favorecen el éxito escolar, generando múltiples investigaciones, que derivaron en reportes, muchos de ellos publicados en Internet.
Es posible entonces acceder a ellos, bajo el título de “currículo del hogar” o de “educación en valores”, garantizados por el prestigio de instituciones como la UNESCO, Universidades de prestigio y Juntas de gobierno escolar de muchas partes del mundo.

En síntesis
Considero que el concepto de calidad educativa es de naturaleza política, y que cada Institución debe buscar el suyo, en un ambiente participativo y democrático, y esta discusión es beneficiosa en si misma. Además es necesario considerar, para iniciar un proceso de mejora, cuatro dimensiones, la áulica, la institucional, el contexto familiar y el nivel central de conducción

¿Qué es Calidad Educativa?

Todos deseamos instituciones que brinden servicios “de calidad”, aunque es difícil que nos estemos refiriendo a lo mismo cuando lo decimos. Se trata de un concepto que tiene múltiples significados, y que sus causas y efectos trascienden por mucho el trabajo cotidiano en las aulas.

De las definiciones que podemos dar sobre la calidad en la educación, todas proponen un recorte de la realidad, acentuando algunos aspectos y olvidando otros. Podemos centrarnos en los procesos áulicos, en las relaciones que se dan dentro de la institución educativa, en algunos parámetros, como los de la deserción, de repitencia, de las evaluaciones de calidad educativa etc.

Ante esta alternativa, ¿podemos dar una definición que sea aceptada por todos?, es necesario reconocer la naturaleza política de cualquier definición –dicho esto en el sentido que afecta a múltiples intereses de cada uno-, por lo que esa visión debe ser alcanzada mediante un debate democrático en cada institución.

Entonces, ¿para qué es necesario una definición?, tal vez lo oportuno no sea “dar en la tecla”, sino la búsqueda misma de la definición, si la naturaleza es política, y pone en juego los intereses personales de diversos sectores y hasta familias, esta debe ser buscada en cada institución, mediante la participación de todos los interesados, para que luego se sientan comprometidos en su búsqueda.

Ciertamente la calidad se relaciona más con los saberes y competencias adquiridas por los alumnos que con las acreditaciones, dicho de otra manera ¡de nada sirve tener buenas notas si no se sabe!, entonces, si nos ocupamos de las competencias y saberes de los jóvenes, tenemos un problema que tiene múltiples dimensiones.
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